DEMON

2

Sentía el constante palpitar de su corazón, sentía que en cualquier momento se le saldría del pecho, su respiración agitaba nunca se calmaría junto con el titiriteo de sus manos.

Aun se mantenía oscuro, siendo apenas las 3:23am el frío entraba ligeramente en la habitación junto con el suave olor a tierra mojada por la brisa de la mañana, ella ya estaba acostumbrada a tal cosa. Cada mañana, a casi siempre la misma hora se despertaba por el mismo susto de aquella pesadilla que la atormentaba desde 5...no ¿tal vez ya 6 años? Podía sonar loco,pero era verdad. Sin mucho animo se sentó en su futon, no consiliaria el sueño y lo sabia, perdía el tiempo estando hay sentada como idiota.

-hablando de idiotas- miro un par de veces la habitación esperando encontrar ha alguien pero fue en vano la habitación estaba vacía, solamente se encontraba su pequeño escritorio de un color crema algo desgastado, dos pequeños muebles de su ropa y el otro futon enrollado justo frente al de ella tal y como lo deje en la mañana antes de irme.

Se apresuro a levantarse tirando la frazada a un lugar de la habitación junto con el otro futon. Se encamino hasta la salida entre pisadas fuertes, mientras maldecía por lo bajo. Su entre seno fruncido y las leves bolsas debajo de sus ojos , que por su piel se tornaban hasta un punto mas claras. No mentían, se notaba que su humor era fatal. Trato de deslizar la puerta pero como siempre el obstinado inmueble se negaba ha abrir. Al final con dificultad la logro abrir. Aun seguía buscando a esa persona en la oscura madrugada. Se encamino en los fríos pasillos,sentía pequeños choques eléctricos al pisar al suelo, tal vez por el frío o por la inoportuna ansiedad de no encontrar a aquella persona. Se abrazo a si misma ligeramente frotando sus brazos tratando de generar calor. Llego hasta el final encontrándose con una escena que realmente no esperaba. Entre la pequeña sala se encontraba aquella persona que tanto buscaba. Un hombre de unos 45 o 46 años,de una altura promedio de 1.89. Su apariencia no era buena señal y su hija lo entendía perfectamente al verlo. Totalmente te desaliñado dándole un toque algo mayor. Su rostro se mantenía en una mueca de disgusto. Y ese olor ¡dios! Era fatal.

-vaya, no tienes remedio ¿verdad?-

Se encamino hasta su padre,no esta segura de como lo llevaría hasta la habitación. Tal vez ¿arrastrado? Fue lo único que se le pudo ocurrir, estaba apunto de tomar el brazo de su padre para pasarlo sobre su cabeza hasta ver algo caer se sus manos.

-¿que es esto?- abrió los ojos grandemente, no se había percatado de la forma en que esta recostado su padre. Con su brazo izquierdo estirado casi tocando el mueble. Regreso su vista hacia el dinero -100¥, 15¥, 50¥- sonrió ligeramente mientras pasaba su mano por el caballo negro de su padre -al menos aun recuerdas la promesa papá - Una ligera sonrisa se formo en los labios de aquel hombre. Con dificultad levantó a su padre y solo con los pies arrastrados lo llevo a la habitación que hace 3 años compartían. Suspiro aliviada al final mente verlo recostado en el futon, me siento como la niñera de un crio malcriado. Su pensamiento le causo gracia. Aveces,bueno a quien mentía ella sabia perfectamente que su padre siempre le causaba problemas; pero aun así no podía dejar de quererlo.

-Perdí a mama, no te perderé a ti-

Se encamino rápidamente hacia la pequeña sala. Se sentó justo al lado donde su padre había estado tirado sabe cuantas horas, lo recogió y se encamino hacia el gran mueble, y en uno de los estante tomo un botella, una botella normal. Se mantenía cubierta con lentejuelas de colores de diferentes formas y en la parte donde debería estar la marca de la soda estaba un pequeño cartel. La letra no mentía,era la se un infante. Con un marcador negro, y ligeramente decorado con un tono azul estaba escrito:

当社の将来の教皇
(Nuestro futuro,papa)

Sonrió, recordaba que con muchos ilusión había realizado su "alcancilla" para un día usarla con su padre. Si, ese era su sueño de niña. Una ilusión que lentamente se fue rompiendo en mil pedazos. Fruncio su seño, su cuerpo se tenso, la pesadilla la atormentó lentamente otra vez. Tenia que admitirlo esa ilusión a pesar de haber sido algo irreal, la mantuvo firme en los años que vivió con aquel monstruo que se osaba a llamarse "un hombre de bien". Aquel hombre que fingió ser su padre ¡dios! Y lo peor ella había creído.

-eres toda una idiota-susuro mientras que con su mano golpeaba suavemente su cabeza. Vio la hora en el pequeño reloj de pared 4:05am el tiempo se pasaba volando, pero aun era temprano.

...

-su tiempo a cambiado-

-y acaso ¿eso importa?-

-no se...tal vez-

...

Con paso lento se encaminaba a la Preparatoria Nisshinkan, disfrutaba caminar tranquilamente después de aquellas mañanas ajetreadas. Miraba a atentamente si pequeño cuaderno donde mantenía los apuntes esenciales para los pruebas. Tristemente esa era su rutina diaria, no podía darse el lujo de reprobar ¡no, claro que no! Se mantenía toda la mañana estudiando y por la tarde trabajaba medio tiempo en una pequeña cafetería entre unas estaciones de trenes. Con esto apenas aspiraba a un pequeño ,y apunto de caerse, apartamento con un espacio muy reducido. Y su preparatoria  publica, ahora su mayor esperanza era aspirar a su tan soñada beca para una buena universidad. Sin darse cuenta llego se encontraba frente la preparatoria con paso lento como siempre ingreso al darse paso entre el tumulto de gente, miraba a los demás sonreían ampliamente, hablaban de cosas triviales. Cosa que ya había olvidado totalmente. Abrió la puerta encontrándose con uno que otro compañero. No negaba que poseía una que otra amiga en el salón. No podría ser una inadaptada social, aun. Saludo a uno otro compañero que se encontraba hay. Dejo sus cosa por un lado mientras se sentaba mirando por la ventana. Sentía muchas veces asfixiante esta rutina, aveces quisiera cambiar muchas cosas que habían pasado. Desparecer tal vez ¿ella? O todo lo que le había echó eso.

-Señorita Minako la clase esta por empezar por favor solicito su atención-

-Si-