~Capítulo Cuarenta y Dos: ¡MÁTALOS! (+17)~

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''Vamos, sol negro. Ven pronto. Que la luna blanca quiere verte'' murmuró el Dios sonriente.

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Atención: El siguiente capítulo contiene gore hardcore, puede ser perturbador para algunas personas, al igual que lenguaje vulgar, se recomienda discreción. El contenido es parte de la trama principal.

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      ''Imposible. ¿Rukia? ¿Byakuya?'', pensó Ichigo. Al ver a Rukia sacar la katana cubierta de sangre del pecho de su hermano. Irreal. Desconcertante. Impuro. Apesar de estar demasiado lejos de la mansión, gracias a su agudiza mirada —por la droga, claro está— distinguia de manera nítida a todos lo que lo habían mirado desde ahí. ''Debo cambiar mi objetivo, ¡No puedo enfrentarme a ella!'', pensó de inmediato, ¿asustado?

—Demasiado tarde, mi Rey. Tu objetivo está ya fue decidido— resonó una voz en el interior del ahora albino.

       Los ojos de Ichigo se volvieron amarillos con el contorno negro, la vida se drenó a través de esa mirada antes profunda. Un fuerte viento le arrancó la capucha de la cabeza, dejando expuesto su albino rostro junto con sus brillantes cabellos anaranjados. La pelinegra que se encontraba a los lejos miró sobre su hombro, articuló unas palabras inaudibles para Ichigo y se dio media vuelta, desapareciendo dentro de la mansión.

        Ya no había retorno, sus almas machadas se habían encontrado y habían dicho más que suficiente sin necesidad de usar mundanas palabras. Ichigo esbozó una larga sonrisa, casi perturbadora, su rostro estaba contraído por una mueca difícil de descifrar. Introdujo la mano bajo su roja gabardina y extrajo un arma de alto calibre, estiró la pierna derecha hacía atrás y flexionó con suavidad la rodilla contraria. Debía esperar el momento indicado, ya se había fijado el objetivo, ahora sólo había que aferrarse.

        De pronto el vidrio de una mansión se hizo añicos al contacto de lo que parecía ser un cuerpo, la persona causante cayó de pie sobre el suelo. Era sorprendente, se había lanzado de un segundo piso y estaba intacto, sin una sola herida. Él tenía el cabello negro hasta los hombros, una sádica sonrisa formada en sus labios y ojos penetrantes. Ichigo se preparó para correr hacía él, pero entonces, cual veloz rayo de luz, la figura de un hombre bastante alto cruzó junto a él, dirigiéndose directamente hacía la persona delgada. Dando de disparos con su arma.

—Veo que Zaraki está impaciente— dijo alguien detrás del albino. Era Ukitake Juushiro.

        Seguidamente, los líderes de la mafia Seireitei se hizo presente detrás el albino. Todos portaban armas de bajo y alto calibre en las manos al igual que en sus porta-armas, y uno que otro llevaban una espada y cuchillos.

—Ve, Ichigo-kun, nosotros podremos encargarnos de esto— le dijo Kyoraku.

      Y sin pensárselo dos veces Ichigo salió disparado hacía un costado pues se colaría por el enorme agujero que yacía en la pared. La mansión quedaba a unos treinta y cinco metros de la entrada sí que debía apurarse si quería llegar a tiempo y rápido.

—Vaya, creo que tendremos mucho trabajo. Ukitake-san, ¿sabe la ubicación de Yoruichi-san?— preguntó Urahara, acercándose. 

—Dentro de la mansión, tercer piso, ellos están con ella— le respondió el peliblanco.

—Bien, entonces... despejemos el camino para Kurosaki-san— concluyó desenvainando una katana corta detrás de su espalda baja. Al mismo tiempo que alrededor de cincuenta hombres salían de entre los arbustos.

     ''Sólo espero que Kurosaki-san sepa controlar la droga o... esto será una verdadera carnicería'', pensó Urahara antes de lanzarse contra sus oponentes.

☽TSUKINOME☾ || ❣IchiRuki❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora