Mi nombre es Lia, Lia Carini. Yo era de esas chicas incrédulas y mundanas que pensaban que lo que veían era todo lo que había.
Pensaba que no había nada más allá del instituto, los chicos, fiestas...etc.
Pensaba que iba a tener una vida normal. Pero no fue así.
Si me preguntas si me gustó el cambio no sabría qué responderte. Aprendí a valorar más lo que tenía a mi alrededor y a observar la vida desde una perspectiva muy distinta a la conocida por aquel entonces.
Podría seguir hablándote horas y horas sobre esto, soltándote rollos de que he aprendido la lección (a ver si el karma me oye), pero prefiero que todo eso lo descubras por ti mismo.
Esta es mi historia.
Aquella mañana de octubre me desperté con un dolor de cabeza terrible. Sarah y yo habíamos estado la noche anterior en el bar de copas nuevo que habían abierto en la ciudad y del que todo el mundo hablaba hasta bien tarde. En teoría, sólo podían entrar mayores de edad, pero desde que nos hiciéramos carnets falsos el verano pasado, esa barrera ya no existía.
Estaba a punto de meterme en la ducha para quitarme toda esa mugre nocturna que había traído conmigo ayer, cuando el móvil empezó a sonar. Era Sarah.
-¡Buenos días! ¿Te has levantado con resaca?-dijo una voz cantarina por teléfono.
-Lo normal-respondí yo sin muchas ganas.
-Pues espero que se te pase pronto, porque esta noche repetimos.
-¿Qué? No Sarah ni hablar. Todavía tengo que estudiar química y hacer un ensayo.
-Ah vale- replicó Sarah. Había cierto tono de sarcasmo en su voz-Entonces supongo que le tendré que decir que no a Nico-.
¿Quién? Ah vale, sí. Nico.
Le conocimos la pasada noche en el bar. Bueno, la verdad es que YO le conocí, todavía no entiendo qué hace con el móvil de Sarah.
El caso es que Nico es el chico más interesante y atractivo que he conocido en mi vida. Alto de tez pálida y de ojos y pelo negros como el azabache que hacían que sus duros y oscuros labios resaltasen entre todas las perfectas características de su cara.
La verdad es que con esa mirada suya, tan seria y fija hacía pensar que podía ver a través de ti, y eso imponía mucho, incluso daba un poco de miedo. En otras circunstancias nunca me hubiera atrevido a hablar con un chico así, pero fue él el que se acercó a mí.
-Perdona-dijo tocándome el hombro suavemente-¿Está libre?-.
-Eh...sí, claro-musité un poco cohibida. Ese era el sitio de Sarah, pero en esos momentos estaba tonteando con unos chicos que iban a nuestro mismo colegio y no parecía que echase mucho de menos su silla en la barra.
-Soy Nico-dijo esbozando una sonrisa.
-Yo Lia.
-Mmm... Rosalía. Es un nombre muy bonito.
-No, en realidad es Lia de Julia-dije un poco avergonzada-Cuando mi hermano era pequeño pronunciaba solamente la última parte de mi nombre, y se quedó así...-¿Qué demonios estaba haciendo? ¿ A quién narices le importaba cómo me llamaba mi hermano hace doce años?
-Entiendo-respondió él-Bueno Lia de Julia, háblame de ti.
Y ese era Nico. Nico de... bueno, Nico de Nico o al menos que yo sepa.
Estuvimos hablando sin parar sobre diversos temas hasta que Sarah volvió y supe que ya era hora de irnos.
No sé cómo Nico había conseguido su número pero tampoco me importaba, tenía que volver a verle. Me había dado cuenta de que yo le había contado muchas cosas sobre mí pero que yo no sabía nada de su vida.
¿Quién era Nico?
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VAMPIRES cuando tu vida cambia para siempre
VampireLia es una chica normal. Va al instituto, sale con amigos... pero cuando es atacada por un chico y se ve en un ataúd mientras sus familiares y amigos lloran su pérdida sabe que algo va mal. ¡Ella está viva! ¿O no?