La tarde se estaba haciendo bastante pesada. Soul y Maka se encontraban sentados en un banco, a la espera de todos los demás para echar un partido de baloncesto. A su alrededor, ni un alma. Llevaban esperando un buen rato, cosa de quince minutos, y el chico notaba cómo su compañera se empezaba a impacientar.
Maka sacó de su bolsillo un caramelo redondo envuelto en un papel decorado con rayitas multicolores. Lo desenvolvió con cuidado y se lo metió en la boca, en busca de un modo de entretenerse. Soul la miraba, entre sorprendido porque llevara caramelos (no solía comprar chucherías; siempre andaba ahorrando para algún que otro libro) e indignado porque, tras un rato, no le ofreciera a él ninguno.
-Eh -la llamó, a lo que ella respondió con un rápido giro de cabeza-, ¿me das uno?
-No tengo más -le contestó Maka sin interés.
Soul se molestó. ¿No se daba cuenta de las ganas que le habían entrado ahora por su culpa de un delicioso y dulce caramelo?
La veía moverlo por su boca, cómo se le hinchaban los mofletes de vez en cuando cuando el caramelo se alojaba en ellos, cómo los labios se le iban tintando del color rojizo del caramelo...
Era una tortura. al menos, si estuviesen jugando ya al baloncesto, dejaría de pensar en ello. ¿Quizá podría ir a comprar uno...? No. Tras un registro riguroso de sus bolsillos, ni una triste moneda salió a la luz. ¿Y qué haría ahora? Quería de veras disfrutar de algo dulce en ese preciso instante.
No tiró la toalla. Siguió insistiéndole a su técnico, sin resultado.
-¿De verdad que no te queda nada por ahí? ¿Ni un poquito?
-No, pesado... Y para de mirarme como un corderito, que ya eres mayor.
Soul la miró con desprecio, pero, de inmediato, una lucecilla se encendió en su cabeza. ¿Tal vez...?
No se lo pensó dos veces. Se acercó sigilosamente a Maka, la cual no paraba de mirar algo nerviosa la calle por la que se suponía que aparecerían sus amigos, hasta que apenas quedaban unos centímetros entre los dos. Y, rápido como el rayo, le agarró la barbilla y la besó de forma atrevida y sin mucho cuidado. Maka se había quedado bloqueada. ¿Qué narices estaba pasando aquí?
cuando consiguió reaccionar, notó que Soul estaba palpando su boca por la superficie, pasando su lengua por los dientes y las encías de la chica, rozando a ratos la suya. Maka comenzó a respirar entrecortadamente. ¿Por qué estaba haciendo eso?
Soul introdujo un poco más en el interior su lengua, y a Maka le recorrió un escalofrío de no-se-qué por toda su columna vertebral. ¿Qué clase de sensación era ésa? Sintió cómo él iba invadiendo todas y cada una de las zonas de su boca, cómo jugaba con el caramelo que allí estorbaba. No podía escapar de aquel endiablado beso; Soul le sujetaba la barbilla sin delicadeza, reteniéndole el rostro en la posición que a él le convenía. Además, sentía como si los brazos y las piernas le flojearan.
Cuando Soul decidió que era suficiente, vio a una Maka completamente roja y confundida, que lo miraba exigiendo explicaciones. Pero él ya tenía lo que quería: el caramelo rojo se encontraba bailando por su boca, y él se deleitaba con su sabor.
-Hummm..., fresa -susurró Soul, saboreando bien el dulce, satisfecho.
-¿¡Pero qué...!? -exclamó Maka, echando humo por las orejas del calor que se acumulaba en su rostro.
Él sonrió, y le enseñó el caramelo entre sus dientes, triunfal.
-Ahora es mío -le echó en cara para provocarla.
-¿Pero quién te has creído que eres, maldito? ¡Devuélveme mi caramelo! -gritó Maka, aún muy ruborizada pero con los puños cerrados por la ira.
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¿Me das un caramelo?
FanfictionEn cuanto Soul ve a su compañera Maka comerse un delicioso caramelo, el gusanillo de algo dulce no se hace esperar. ¿Cómo saciará su antojo, a falta de un caramelo más para él? Pequeño One-shot de SoulxMaka. ¡Que lo disfrutes! [Originalmente escrito...