Capítulo 11

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Me levanto de la cama y me horrorizo al verme en el espejo. Tras una noche sin dormir me despierto con las ojeras del siglo. Intento corregirlo aplicándome un poco de maquillaje de mi madre en la zona afectada pero, al no estar acostumbrada, queda aún peor. En vista del estropicio que he montado en mi cara, decido lavármela e ir a lo natural. Me visto con el uniforme, como está remarcado en las normas del instituto, pero me esmero más de lo usual en que se me vea bien. Intento caminar de manera fina por el pasillo pero sólo causo risas por parte de mi hermano.

-Te ves realmente terrible- dice sin cortase un pelo. Supongo que al notar mi cara de decepción intenta arreglar un poco las cosas.- Pero seguro que a Jimin no le importa, realmente le gustas.

-Eso espero...- ¿había salido eso de mi boca? Mi cara se torno toda roja.

Desayuno todo lo rápido que puedo intentando dejar atrás a mi hermano, no quiero que esté merodeando por ahí mientras hablo con Jimin. Consigo acabar de arreglarme cuando Tae aún va por la segunda tostada.

-¿Te vas sin mí? Así que aquí empieza la sustitución- dice haciendo pucheros, a lo que yo sólo río.- Buena suerte hermanita.

El camino hacia el instituto se me hace más corto que nunca. A medida que avanzo hasta el edificio noto como mis piernas tiemblan más y más, parece que no pueda haber un límite. Le veo bajo el cerezo que hay en la entrada principal y mi corazón se estremece. Jimin se ve precioso allí de pie, contemplando a la nada, seguramente pensando en qué decirme. Se me escapa una sonrisa tímida y empiezo a avanzar hacia él. En cuanto me ve, noto como le cuesta aguantarme la mirada. ¿Para qué mentir? A mí también me cuesta. Me mentiste, dijiste que no podrías mirarme a la cara. Te estás esforzando por mí, ¿verdad? Toda la situación es tan incómoda pero emocionante a la vez. Jimin dejó sus sentimientos al descubierto pero a mí aún me queda un duro proceso.

-Buenos días Alice- dice él rompiendo el hielo.- ¿Dormiste bien?

-Interpreta mis ojeras- digo vergonzosa.

-¿Crees que deberíamos ir hacia allí?- dice señalando el lugar donde me llevó el día en el que me conoció.- Ya sabes, para que no pase como ayer.

-S-sí. Por cierto, disculpa a mi hermano. Es un don que tiene desde pequeño, el ser inoportuno- digo y simultániamente empezamos a andar.

Caminamos sin prisa, admirando el paisaje, que parece especialmente brillante hoy, y de vez en cuando mirándonos entre nosotros con disimulo. Al llegar el silencio se apodera de la situación, pero no es un silencio incómodo. Es ese tipo de calma prudencial en la que puedo aprovechar para observarle bien. Visto de cerca es mucho más guapo de lo que al principio pensé. Después de un par de minutos empiezo a hablar atropelladamente.

-Jimin, como has podido ver, porque mi cara lo dice a gritos, esta noche no he podido pegar ojo. Estaba esperando con ansias este momento. Para decirte la verdad, cuando ayer me dijiste... aquello, no sabía si tú me gustabas. Desde antes sentía mucha curiosidad por ti y odiaba que la gente te tratara mal injustamente. Nunca antes había estado enamorada y por eso, no sé si te quería de verdad- sólo hacia que hablar cada vez más rápido. Llegados hasta este punto decido calmarme y tomar una gran bocanada de aire antes de que mi discurso se vuelva ininteligible.- Yo, creo poder afirmar, que estoy enamorada de ti.

A Jimin se le iluminan los ojos y también el alma. Se avalanza contra mí envolviéndome en sus brazos y, de la emoción, algunas lágrimas saltan de mis ojos. Aún con su cabeza en mi hombro y yo contra su pecho empieza a hablar.

-Déjame quererte, deja que estemos juntos. Te trataré como nunca he tratado a nadie, como si fueras mi más preciado tesoro. Te prometo que no te haré llorar. Junto a mí todo estará bien.

Me separo de él, deseando poder verle de nuevo y observo como sus ojos están acuosos, sus mejillas enrojezidas y su respiración agitada.

-Jimin, tengo algo de miedo. Esta es mi primera relación y nunca he sido muy buena en los temas sentimentales y-

-No dudes de ti misma. Eres maravillosa, Kim Alice. No tienes que sentir miedo, sólo tienes que ser tú misma para que esto salga bien.

Un flamante sentimiento surge en mi interior. Nunca nadie me había dedicado unas palabras tan bonitas. Me sentía una princesa, y Jimin era mi príncipe.

-Alice, ¿quieres ser mi novia?

-Sí.

I don't like boys like you - JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora