Capítulo 6

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Cuando regresé de mi duro viaje a la aldea todo el mundo se alegró de verme, o eso creo ya que todos estaban muy felices.

– Enhorabuena John, has tardado pero la has traído, sabía que lo conseguirías. Ahora entrégale la piedra a Yataga y ven con nosotros al banquete – salí de la aldea y me acerqué a la casa de la mujer sabia.

– ¿Hola? ¿Hay alguien? – nadie me respondía, escuché ruidos procedentes de detrás de la choza así que la rodeé para ver que era. La mujer estaba talando un árbol con un hacha. Me acerqué a ella lentamente alucinado.

– Oiga, le he traído lo que me pidió – dije extendiendo la mano para que lo viese – perdón por tardar pero ha sido muy duro todo – me di la vuelta dispuesto a marcharme cuando ella paro de golpear el árbol.

– Hacer bien, John, tu tener buen corazón – dijo, después siguió talando.

La mujer sabía hablar mi idioma, lo que me preguntaba es porque dijo lo de que tengo buen corazón si vi morir a dos hombres y a una bandada de Quetzalcoatlus. No pude salvarlos, quiero ser más fuerte.

Me fui al banquete y me senté al lado de Shasa. La comida estaba muy buena, y todos no paraban de reírse, cantaban y bailaban todos juntos. Me acerqué a Jim y le conté todo lo que me había sucedido, incluso lo de Yataga.

– Estoy muy impresionado, Shasa ha sido la más rápida en dos mil años pero jamás había escuchado que alguien experimentase tan rápido los poderes de la piedra.

– ¿Qué piedra? ¿La que tenía que traer?

– Si, esa misma.

– Claro entonces ahora todo tiene sentido – dije ilusionado – no en realidad no – volví a ponerme serio – es imposible que gracias a una piedra pueda entender a los dinosaurios.

– La voz que escuchabas eran ellos, los Pulmonoscorpius solo querían mostrarte el camino, los Quetzalcoatlus te ayudaban a venir y el Centrosuaurus te protegió. Jamás había oído algo semejante, conectaste con la naturaleza nada más tocar la piedra. Magnark quiere que luches con nosotros.

No llegaba a entenderlo ya que le buscaba todo el rato una razón científica pero no había forma, en la cueva no había nadie ni en la selva cuando me enfrenté al hombre de la armadura.

– Otra pregunta, ¿Por qué pueden vivir en la misma zona dos depredadores como el Velociraptor y el Inostrancevia? Se pelearían entre sí.

– Cada uno tiene su territorio. Mira – dijo sacándose algo de un bolsillo, parecía ser un mapa de la zona – este mundo está dividido en regiones, las regiones son gigantescos terrenos que los antiguos habitantes de este mundo delimitaron para que no hubiese conflictos. Cada región está a una altura distinta, esta está más cerca de Teyah que las de su alrededor por lo que sus bordes son grandes acantilados como viste cuando fuiste a por la piedra. Dentro de las regiones hay distintos territorios, y cada uno recibe el nombre del mayor depredador de la zona.

– Entonces esa zona pertenecía al Inostrancevia, podrías haber avisado.

– Era una sorpresa – dijo sonriendo.

– ¿Me puedes dar un mapa?

– No, te lo dibujas tu mismo como todo el mundo, te dejo este pero mañana me lo devuelves.

Me encerré en la habitación y me puse a dibujar el mapa, no me consideraba un Picasso pero no era malo. Cuando lo estaba dibujando vi la fortaleza en la que estuvimos, ahí fue cuando recordé mi misión, coger mis pertenencias, encontrar a mi mejor amigo Jack e irnos a casa.

Tiempo después entró Shasa, ella se había quedado en el banquete celebrándolo y desde mi ventana podía verla bailar con los demás.

– ¿Qué haces John?

Conquistando el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora