Capitulo 25.
Estaba ansiosa, hoy era el día en que Raimundo me daría mi sorpresa. Tenía muchas dudas sobre qué seria, pero me dije a mí misma que para de imaginarme cosas, porque s no es lo que yo espero me desilusionaré, pero la verdad que es no creo que eso pase.
Me levanté temprano, fui a la cocina por algo con qué llenar el estómago. Desde que estoy en la casa de Mia y Federico me he llenado el estómago de pura comida, comida que jamás pensé que comería, tanta comida que serviría para alimentar a toda una familia durante un mes en la isla.
Estaba amaneciendo, la mañana era fresca y hermosa, me dirigí al balcón que había a un lado del living, deslicé lentamente la puerta de vidrio, salí y me apoyé em la baranda negra con diseño. Espere a que el sol comenzara a salir y lentamente el cielo pasó por una gama de muchos colores, partiendo por el azul oscuro, rojo, anaranjado, rosado y amarillo. Los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar la cuidad, me dieron de golpe en la cara, haciendo que sintiera un cosquilleo en las mejillas. Cerré los ojos y respiré hondo, por primera vez en mucho tiempo sentía que de nuevo los primero rayos de sol me indicaban que era el momento para iniciar el día.
Unas manos, suaves y firmes, tomaron mi cintura. “Raimundo” pegó su cuerpo al mío, con delicadeza y dulzura, lentamente acercó su cara a mi oreja y con voz ronca dijo:
-Buenos días-su aliento chocó con mi oreja y parte de mi cuello, provocando una vibración en todo mi cuerpo.
-¿Por qué te despertaste tan temprano?
-Porque no puedo dormir si no es contigo-dijo dándome cortos besos en el cuello. Reí, Raimundo me entregaba un amor incondicional y sabía elegir las palabras exactas para dejarme sin habla ¿Qué podía decir yo después de eso? Nada, nunca fui buena para decir lo que siento o pienso-Hoy es día de tu sorpresa.
-Ajá, la estoy esperando ¿Cuándo me la darás?-dije mirándolo a los ojos.
-Cuando yo quiera-dijo sonriendo de medio lado.
-¿Por qué no ahora?-dije tratando de convencerlo.
-Porque tienen que estar Mia y Federico con nosotros-me quitó mechones rebeldes de la cara.
-¿Y qué tienen que ver ellos?-pregunté casi e a la defensiva.
-Son parte importante de mi sorpresa-dijo-Hoy va a hacer un día en que tú tendrás la decisión sobre nuestro futuro-me sonrió.
-¿Eso es una pista?-pregunté
-Tómalo como queras-me besó
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Mia me pidió que por favor la acompañara fuera porque tenía que hacer unas compras, pero me lo pidió tan desesperadamente que inmediatamente supe que se trataba de algo mas grave que unas compras.
Llegamos a un parque en donde no había casi nadie aparte de unos ancianos sentados en una banca. Me imaginé a mí y a Raimundo a esa edad, sentados en una banca, aun amándonos y viviendo juntos, sabiendo que el amor eterno existe.
Nos sentamos bajo un árbol gigante. Mia estaba un poco nerviosa y tensa, supe que algo andaba mal.
-¿Qué está pasando?-pregunté después de un momento de silencio, quizás Mia no sabía cómo partir la conversación.
-Pasa algo conmigo-dijo mirando al pasto.
-¿Qué te pasa?-pregunté con voz calmada, ella no estaba bien.
-Pasa que…-hizo una pausa-¿Tú crees que Federico me ame lo suficiente?-cambió drásticamente de tema.
-Claro que sí, el te ama y mucho se le nota cada vez que te mira, te besa o te acaricia-dije algo extrañada-¿Por qué?
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En un lugar muy lejano.
Novela JuvenilBelén Calvet es una chica de 15 años, próxima a cumplir 16. Se ve envuelta en muchos problemas son pobres, su hermana está muy enferma y su madre es asmática. Su mejor amigo, Raimundo la ayuda en casi todo pero el igual es pobre, no sabe como consol...