Capítulo Siete.

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13 de diciembre, 2015.

Me coloqué los tenis y até mi cabello en una coleta alta. Guardé mi teléfono en la bolsa del pantalón deportivo y tomé la correa de Leia que estaba al lado de la de Visto. La pequeña se acercó a mí sin dejar de mover su colita, estoy segura de que por poco no se desequilibra con esa cola.

– Vamos a dar un paseo, pequeña. – le coloqué la correa y comenzó a tirar de ella. Volteé mi vista a Visto, él solo levantó un poco su oreja para dejarla caer de nuevo y acomodarse mejor en su cama. – Por eso estás tan gordo.

– No le bajes la autoestima al bebé. – Clarie apareció por el pasillo, se agachó y tomó a Visto en sus brazos, el vagabundo se acurrucó contra el pecho de mi hermana. – ¿Irás a correr?

– Algo así. – ella asintió con su cabeza sin dejar de acariciar el lomo del cachorro. – Vuelvo en un rato, si Hannah revive preparen algo de desayuno para ustedes.

– ¿Podrías pasar por algo dulce? – fruncí el ceño.

–Espero que solo estés en tus días y que no sean antojos provocados por nada más. – ella rió y negó.

– Nunca es mal tiempo para comer algo dulce. – se encogió de hombros. Caminé hacia la puerta principal, Leia estaba levantada en sus dos patas traseras con las dos delanteras sobre la puerta, me volteaba a ver como diciéndome "ya nos vamos". – ¿Cuándo llega mi cuñado?

Esta vez fui yo la que me encogí de hombros, salí de la casa y cerré la puerta tras de mí. Después de ponerme los auriculares con la música en un nivel medio, comencé a trotar siendo seguida por Leia y su trote delicado.

No pienso estar mucho tiempo fuera, el invierno está azotándonos con sus brisas frías y las nevadas esperadas de la época. Aunque eso no quita que el paisaje sea hermoso. Luego de dos kilómetros me detuve para ver a Leia y retomar un poco mi respiración.

– ¿Quieres volver a casa? – la pobre pequeña tenía su lengüita fuera de su hocico.

Antes de enfriarme comencé a trotar de vuelta a la casa. Esta estación dificulta más el poder respirar con normalidad.

***

Amo los días en casa, esos días cuando puedo usar la ropa vieja, grande y desgastada. Es uno de os placeres de mi vida, poder acostarme a ver series en la computadora toda la tarde, con un pantalón holgado de pijama y una sudadera enorme de Alex.

Estaba completamente entretenida viendo una de mis series favoritas, Visto estaba completamente acomodado a mi costado, con su hocico en mi brazo; Leia estaba acostada en el lado de Alex, a lo largo y ancho, cubriendo la mitad del espacio de él.

Escuché dos toques en la puerta de la habitación para luego ser abierta, la cabellera negra de mi hermana apareció tras ella. Ambos cachorros se levantaron, aunque solo Leia se bajó de la cama, Visto se dejó caer de nuevo sobre mi brazo.

– Espero que no hayas olvidado la fecha de hoy. – fruncí el ceño. Ella dio un bufido y rodó sus ojos. – Quince años y olvidaste el cumpleaños de mamá. – abrí mis ojos a más no poder.

– ¿Es hoy? – pregunté aún confundida. – Juré que era en febrero o algo así.

– Naomi dijo que ella prestaba la casa para hacerle algo a mamá. – asentí. – Todos llegarán como a las ocho a cenar. ¿Qué haremos de cena?

Sacudí mi cabeza, demasiada información para procesar en cinco minutos.

– ¿Compramos unas pizzas y listo? – contesté a lo que Clarie negó con su cabeza. – Vale. Buscaré alguna receta fácil. Pero deberás ir tú a comprar los ingredientes.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora