No sabía que estaba sucediendo, no recordaba nada en ese momento, no sabía qué hacer, tenía muchas cosas a intentar en una de estas situaciones, pero debido al miedo, no las recordé, esto me sucedió, todo por el descuido de un distraído...
Eran las 4:30 pm cuando un amigo me vino a buscar a mi casa para salir a hacer un poco de deporte, cuando salí de la casa mi madre me dijo: -Vamos a estar en la casa de tu tío, cuando acabes, vas para allá caminando, ¿Eh?-, conteste un simple sí.
Fue un juego interesante, aunque no hay mucho que contar de eso, después me la pase en su casa hasta entre 8:00 y 8:30 pm y ahí dije -Amigo, debo irme, nos vemos mañana-.
Fui a la casa de mis abuelos y toqué la campana, pero nadie me abrió, toqué otras 2 veces más, durante unos 10 minutos, pero nadie salió, al pasarme esto, -Iré a mi casa y ahí me abrirán-, pensé. Sinceramente al no abrirme ahí perdí un poco la esperanza, pero no lo echaría en saco roto, crucé el callejón, y llegué a afuera de mi casa, toqué la campana durante unos 5 minutos y nadie volvió a abrirme, pensé que esto era muy extraño, pues siempre había alguien en la casa a estas horas, ahora imagínenme a oscuras rondando por las calles en la noche...
Tenía algo de pánico, pues no sabía que estaba ocurriendo, nuevamente, como última esperanza, volví a ir a tocar la campana en la casa de mis abuelos, no me esforcé mucho en tocar o en ser persistente pues si no me abrieron una vez, no lo harían una segunda. Estuve pensando fuera de ahí, unos 3 o 5 minutos, y se me ocurrió brincarme la puerta, pues lo vi como algo muy posible, tenía que esperar que no viniera nadie, y me aseguré, pero a la hora de poner el pie en la manija de la puerta para brincarla, dije –No-, me arrepentí, y volví a quedar ahí afuera, unos minutos más tarde, me armé de valor para brincar, nuevamente me fijé que no viniera nadie, me aseguré, y me subí a la puerta, después de unos segundos de cálculo, brinqué...
Imaginen mi reacción cuando vi que todo estaba oscuro, parecía que no hubiera vida ahí, aparte de mí. No sabía que pensar, ahora imagino que me veía como un mafioso pensando sobre lo que estaría haciendo, tuve esa sensación de preguntarme a mí mismo -Vaya y ahora, ¿Qué hago?-.
?
¿Dónde se habían metido todos?
Lo primero que hice fue el ir a ver si la casa de mis abuelos estaba abierta, pero antes me asomé por las ventanas para ver si había alguien, pero desafortunadamente para mí, no había nadie, el ver por las ventanas me reveló una oscuridad y una soledad que se quedó grabada dentro de mí.
La puerta estaba cerrada con llave, no sabía qué hacer, entonces fui a la casa de mis padres, e igualmente, la puerta estaba completamente cerrada y al asomarme en las ventanas vi que todo estaba oscuro y vacío, eran como casas abandonadas, todo estaba en extremo silencio, podías oír la caída de un alfiler y el retumbar de mis pasos en el piso de concreto, era como un silencio fúnebre, era como si alguien tapara tus oídos para no escuchar nada en el ambiente...
Nuevamente fui a la casa de mis abuelos, pues recordé donde guardaban las llaves así que las tome, y cuando introduje la indicada con gran temor no sabía que iba a pasar, abrí la puerta, y todo estaba oscuro, prendí la luz de la entrada temiendo a la soledad del lugar, que por lo general no está solo; caminé los pasillos cuidándome las espaldas, sabes que nada pasará, pero extraños pensamientos atañan tu cabeza; recorrí cada una de las habitaciones de la casa y me fijaba en los sillones y en las camas para ver si había alguien dormido o algo así, pero no se encontraba nadie...
Al brincar la puerta y no ver nada, me asusté, pero me asusté aún más cuando me metí dentro de la casa, donde pensé que quizás encontraría a alguien, pero no fue así. Fue como si una ventisca de suspenso recorriera mi cuerpo...
Entonces, se me prendió el foco, y dije: -¡El teléfono!-, tomé el teléfono de la casa, aún no tenía celular, y si lo hubiera tenido, era seguro que no tendría crédito para hacer una llamada. Se me ocurrió marcar el número del celular de mi madre, me sentí muy extraño, pues me sentí como un mafioso, haciendo una misteriosa llamada a alguna persona que le daría un nuevo crimen que hacer; el teléfono ya estaba llamando, cuando mi madre dijo -¿Bueno?- no sabía si estar aliviado o aún más asustado, porque tal vez estaban lejos, en todo caso, el saber donde estarían me daría mucho alivio, sin poder hacer nada al respecto, yo le dije –Hola- pero no le dije nada más, rápidamente le pregunté que donde estaban todos, y ella me dijo, que estaban en la casa del tío, y dije, -Bueno, gracias, adiós-, inmediatamente recordé lo que me dijo, apagué la luz, cerré la puerta y dejé todo como estaba cuando llegué. Muy importante tener la cabeza pegada al cuerpo, sino puedes pasar por una situación muy oscura por culpa de una mala pasada de tu mente...
La sensación de ver algo totalmente vacío propone una idea cataclísmica a tu cerebro, inmediatamente ves el panorama desolado y como si llevara tiempo abandonado, especialmente si horas atrás habías visto ese lugar lleno de vida, eso hace más grande el impacto que la soledad tiene en tu entendimiento que no logras asimilar porque estas confundido y no sabes qué hacer ni cómo actuar, el misterio se apodera de tu mente como tirar una gota de colorante rojo a un vaso de agua, contamina y tiñe toda la claridad del líquido, eso pasa en ti, la inseguridad de no entender la situación se apodera de todo lo que tienes en mente sin que tu logres hacer nada más que tratar de encontrar una respuesta sin pensar realmente en algo lógico que pueda explicarlo...