-Ikebukuro, 4 meses antes-
Alrededores de Ikebukuro
6 de febrero, noche
Estaba sentado en el piso de su cuarto y, aunque no lo sabían, también estaba escuchando atento cada palabra que intercambiaban los adultos. "¿Se ha portado bien?", preguntó Kyouko Orihara dejando sus cosas en el perchero. "Sí, aunque me ha dicho que estaba aburrido. Todo el día me dijo que estaba aburriéndose mortalmente.", respondió una muchacha como si pensara que un niño que dijera eso estaba falto de atención o quizá un poco... "¿Aburrido? ¿Pues qué quiere hacer? Tiene seis años.", interrumpió Shirou Orihara en voz ronca. Interviniendo para abogar por él, como siempre, la voz de su madre no tardó en hacerse escuchar: Iza-kun, ven aquí... ¿estás aburrido? ¿Iza-kun?
—¡Pulga!
Izaya se desperezó de golpe.
—Eres una bestia, Shizu-chan —se quejó el informante ante sus bruscos modos.
—Baja, tengo hambre.
Izaya no replicó y siguió a Shizuo a una tienda que se encontraba a orillas de la carretera, a tan solo unos cuantos kilómetros de Ikebukuro. Mientras Shizuo pedía que le sirvieran algo y se decidía a beber sake, pese a que iba a manejar, Izaya leyó el mensaje que acababa de recibir:
Anónimo [¿Tienes un compañero, Izaya Orihara-san? Eso es nuevo, inesperado. Creo que no quedó claro ese punto; sin aliados, ¿entiende? En esta ocasión, lo dejare pasar por alto, señor informante. Pero ¿por qué estará allí el llamado monstruo?]
Las maquinaciones de Izaya no se hicieron esperar. Entonces, ¿en ese momento alguien los observaba, oculto entre la multitud? Tras dar un vistazo y descartar la idea, Izaya concluyó que Shizuo sabía de Anónimo y de su juego. ¿Estaría participando?
Volviendo sobre sus pasos, los de Shizuo algo inestables, Izaya no apartó su mirada del guardaespaldas. Se había decidido por interrogarlo, pero se distrajo al reparar en que el auto estaba abierto de par en par.
Como pensé.
—¿Qué haces, Pulga? —preguntó Shizuo al ver al otro asomarse en el interior.
—Si estábamos en el camino correcto, tenía la sospecha de que se harían notar. Faltan algunas cajas, pero no todas las que importan.
—¿Qué hay dentro?
—Información, ¿qué más?
Shizuo no siguió preguntando y, tras expresar que se tumbaría en el asiento del conductor durante un rato, Izaya se hizo lugar en la parte trasera de la camioneta de Kadota. Estuvo revisando las cajas y los papeles en su interior, hasta que se dio cuenta de que el guardaespaldas se había quedado dormido. Izaya le había contado ocho horas de manejo por el trayecto y, además, había terminado de tomar una copiosa comida.
Dormirás largo y tendido, Shizu-chan.
El informante no perdió tiempo en hurtar el teléfono celular de Shizuo. Después de todo, si no lo utilizaba para mandar mensajes, hacer llamadas o navegar con él, no corría el riesgo de que Anónimo fuera a enterarse, eso sin contar el que no era su dueño. Sin embargo, al revisarlo no encontró registro alguno del número de Anónimo, pero si le pareció curioso el que Shizuo se mantuviera comunicado con Celty. El último mensaje de la transportista había llegado no hacía mucho.
C.S. [¿Estás bien? ¿Sigues con él? ¿Lo sabe?]
Izaya se interesó aún más y se decidió por ver cada uno de los mensajes intercambiados entre ambos. Al parecer el guardaespaldas los había estado borrando de manera constante, salvo estos últimos.
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El Segundo del Informante
Fiksi PenggemarIzaya Orihara recibe una amenaza anónima que pone en peligro el pasatiempo favorito del informante: sus preciados humanos de Ikebukuro. Tal es su amor por ellos que decide aceptar la compañía de cierto guardaespaldas... [Contiene: Shizaya]. Los pers...