-Srta. Stonem, felicidades, acaba usted de adquirir su nueva casa
-Gracias, la verdad no veo la hora de mudarme
-Le quiero hacer una pregunta ¿por qué quiso comprar la vieja casona de San Juan?
-Me gusta mucho la casa, pero más por ciertos motivos personales.La Vieja Casona de la Hacienda de San Juan Redentor, o simplemente la Casona de San Juan, era una vieja vivienda ubicada a las afueras del pueblo donde crecí, llamado El Histórico Pueblo Franciscano de San Isidro de los Mil Milagros, pero todos le decían el pueblo de los milagros, puesto que casi nadie se aprendía la letanía que presentaba ser el nombre del pueblo. Esa vieja casona perteneció a la familia Cortez, una familia muy reconocida en el pueblo, pero un día se fueron sin decir nada a nadie, algo sumamente raro, y pues, la casa quedó ahí a su suerte, sin nadie que la cuidara. Con el tiempo pasó a las manos del municipio, y muy pronto sería subastada. Esa casa siempre había sido mi sueño, más de mil y un historias, una más rara que la otra, llenas de magia, pero sobre todo reinaban las historias de amor, del amor de la hija menor de la familia y un doctor capitalino. Eran historias hermosas, por eso yo me había enamorado de la casa, de esas paredes que guardaban tantos secretos, de esas puertas de caoba tallada a mano en las cuales podías sentir que tocabas la mano de quienes vivieron ahí anteriormente; esa casa era mi sueño desde que era pequeña, luego me fui a vivir a la capital, a estudiar y hacerme una chica culta, una chica civilizada y con estudios, con un trabajo estable y un prometido que me haría muy feliz, bueno, eso quería mamá; traté de cumplir todo lo que mamá quería, pero fallé en lo del prometido, porque bueno... no era lo mío, quise terminar primero mi carrera y volver al pueblo, ver a mamá y a papá... ah, y a ese subproducto de persona que suelo llamar mi hermana... Daniele. Mi idea de una vida de adulto perfecta era una taza de café todas las mañanas, con un rol de canela mientras Andrea Bocelli suena en el reproductor de música, llenando la vieja casona de San Juan de una paz enorme, esa paz que tanto busco, y por la que lucharé el día de la subasta de la Casona. Afortunadamente traje mi amuleto de la suerte, un atrapasueños que mi mamá me había obsequiado, al parecer es una reliquia de la familia y ha pasado de generación en generación, desde que lo tengo me ha llenado de mucha suerte y sobretodo de sueños maravillosos.
El día esperado llegó, era un hermoso sábado y la mañana tenía una brisa de verano que hacía suspirar hasta la persona más cascarrabias. Me levanté un poco más temprano de lo normal para poder visitar la casa antes de ir a la subasta, digo, no creo que hubiera problema si lo hacía, supongo que todos los clientes interesados pueden ir a verla. Subí mi a mi coche con una taza de café en la mano y una bolsa llena de sueños e ilusiones. Iba manejando muy despacio pensando en lo que haría al llegar a la casa, estaba ansiosa por ver que me aguardaba. Llegué a la vieja hacienda, bajé del coche y me puse frente a frente al viejo pórtico. La combinación del diseño arquitectónico de la vieja época del virreinato, y los detalles que los indígenas ponían en sus edificaciones, era simplemente hermoso, era como una puerta a un reino mágico, podías sentir que pasabas entre dos mundos. En la parte superior del pórtico había algo en lo que nunca me había fijado, una placa de lo que parecía ser mármol, se veía carísima. Tenía una frase sobre la placa, era bastante enigmática, decía: Cuidaré de ti hasta en tus sueños, no me importa morir en tus pesadillas. Era un poco tétrica, rara, pero también romántica hasta cierto punto. Me pregunto si habrá sido el pretendiente de la hija menor de la familia quien puso la placa ahí cuando esta se fue... nunca lo sabré. Eso me dio en que pensar, me gustaría encontrarme con alguien que no vea límites para cuidarme, y que no le tema a nada con tal de defender nuestro amor. Sin duda me enamoraba más y más de la propiedad, ya imaginaba mi vida futura en ella. Decidí entrar para conocer la casa más de cerca. El patio estaba lleno de maleza, pero a pesar de que la casa había estado abandonada por años, no se veía tan mal, unos arreglitos y quedaría como nueva. Había miles de cosas tiradas por todos lados, y los árboles danzaban al ritmo de la estación. Me llamó la atención un enorme árbol que estaba a medio jardín, creo que era el más grande de todos. En el estaban grabados muchos corazones con las iniciales E y W... ¿Eliza y Wachston? ¿Elli y William? No lo se, me empecé a imaginar la historia que este árbol había vivido. Me senté bajo ese árbol a disfrutar un poco de la paz que se sentía. Alcé mi mirada para contemplar la belleza de la naturaleza. De repente algo llamó mi atención; de lo mas alto del árbol colgaba un atrapasueños, era casi idéntico al mío, era demasiado familiar, y se movía junto con las ramas del viejo árbol. Tal vez los dueños tenían pesadillas, o quizá era un amuleto de buena suerte como el mío. No quise darle mucha importancia, no quería toparme con sorpresas que me decepcionaran respecto a la casa. Me levanté del suelo y me dirigí hacía la casona, tenía curiosidad de ver cómo era dentro, me acerqué a la pesada y enorme puerta de caoba, que según decían por ahí fue hecha a mano por el dueño de la casa. Tenía labradas muchas cosas, diseños espectaculares, la chapa parecía ser de oro puro y en medio tenía el sello de la familia Cortez, pero todos los diseños apuntaban a unas letras en el marco de la puerta: los sueños son el alimento del alma... otra frase relacionada con los sueños, era bastante interesante, pero se me hacía raro, sin embargo, la frase tenía mucha razón. Me encantaron esas dos frases, la del pórtico y la del marco de la puerta; yo era una chica totalmente soñadora y ese tipo de frases me hacían volar por un rato. Aunque el sol estaba en el cielo, era cubierto por las nubes en gran parte, y las brisas cada vez se sentían más y más, joder, era el día perfecto. Una brisa bastante fuerte atravesó el pasillo donde yo estaba parada, sacudiendo mi cabello y moviendo un par de cosas que estaban ahí. En ese momento escuché un ruido particular, era como un par de campanillas combinado con un ruido similar al de las maracas. Levanté mi mirada para ver de dónde venía ese sonido, y logré observar en el techo algo que colgaba. Para mi sorpresa era un segundo atrapasueños, este era bastante diferente al del árbol, era más grande, casi del doble, lucía unas plumas brillantes que parecían de pavo real, y en la punta de estas estaban atados unos cascabeles y unas frutillas secas, que al parecer tenían semillas en su interior, además de unas cuantas conchas de mar y caracoles. Era un atrapasueños único, nunca había visto uno así, tan detallado, con tan fina hechura. Me quedé unos segundos contemplando tan bello adorno pensando si tiene relación con las frases alusivas a los sueños y el otro atrapasueños que colgaba del árbol. Sentí que estaba perdiendo mucho el tiempo, así que decidí entrar a la casa; apreté mi amuleto de la suerte y envuelta en toneladas de nervios abrí la puerta. En ese momento cerré los ojos, quería verlo en mi imaginación para después ver la realidad. Todo era perfecto, tal como lo había soñado, era tan genial, podía sentirme vistiendo un vestido de la época, avanzando por los pasillos de la casa, después visualizaba mi decoración moderna haciendo juego con la de la casa. Empecé a explorar todas las habitaciones, puerta por puerta, era como una niña en un parque de diversiones hasta que llegué a lo que parecía ser el dormitorio más grande de la casa, debía ser el del Sr. y Sra. Cortez. Me adentré un poco hasta toparme con una enorme cama, de esas antiguas, que tenían una especie de pilares a cada esquina de la cama, y un marco arriba de la cama, por donde caían unas cortinas finas. Estaba cubierta por sábanas de terciopelo y kashmir, además de la sábana de polvo que cubría toda la habitación. Mamá nunca me dejó jugar en la cama, siempre que me veía saltando me regañaba; así que puse una sonrisa de boba, me quité los Converse y me lancé directo a esa enorme cama; creo que debí haber sacudido un poco, ya que inmediatamente una inmensa nube de polvo se levantó, pero no me importó, empecé a saltar y saltar, volví a sentirme niña hasta que la fatiga de una vida adulta llena de estudios agotadores me tiró sobre el colchón. Por un momento me quedé admirando el momento, sintiendo como ya estuviera viviendo en la casa. Recorrí con la mirada el marco de la cama y su estructura, desde la cabecera hasta el otro extremo. En ese momento me quedé atónita por lo que vi... era otro atrapasueños, joder, sí que estaban traumados en esta casa; lo curioso es que no lo vi al entrar en la habitación ¿estaba ahí? Obvio que estaba ahí, ni modo que hubiera aparecido por arte de magia, tal vez con la emoción no lo vi, o lo cubriría una de las cortinas que cuelgan de la cama, sea como sea ahí estaba, moviéndose de un lado a otro; con la nube de polvo era lo único que podía ver el misterioso atrapasueños, hasta parecía el título de una película: el misterio de los atrapasueños; suena gracioso. Cuando la nube de polvo empezó a descender dejo ver una silueta para en la puerta, parecía ser un hombre ¿habría visto todo lo que hice? ¿desde cuándo estaba parado ahí? Me levanté los más rápido posible y abrí una de las ventanas para que la luz me dejara ver un poco mejor; conforme iba descendiendo el polvo pude verlo bien, no era un hombre, bueno si, bueno... era un chico, aparentemente como de mi edad. ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿sería otro comprador? Era bastante peculiar, era alto, pero no mucho, bueno, lo normal, y muy delgado, pero fornido, tenía un cuerpo perfecto; sus ojos eran de un café claro, pero muy profundos, y cuando la luz del sol los travesaba se veían color miel, con una transparencia genial, su mirada pesaba, inspiraba confianza pero era extraña, una mirada ubicada en bajo unas cejas hermosas, eran un tanto pobladas, perfectas; su cabello era color castaño y lo llevaba largo, hasta los hombros, y por momentos se caía sobre su rostro, cubriendo parte de él, de ese rostro que se veía tan suave, de piel blanca y lisa; el cabello era ondulado en algunas partes y en otras se tornaba un tanto lacio, que caía por debajo de un sombrero de catrín, muy elegante; vestía un pantalón recto de vestir de color café grisáceo, con pequeñas líneas blancas, y un chaleco con el mismo diseño, además de una camisa blanca con bordados sutiles; un reloj de bolsillo unía ambas piezas y una corbata de color vino lo adornaba sutilmente. Era un chico aparentemente perfecto, lo curioso es que su ropa no parecía moderna, parecía que se hubiera vestido con ropa sacada de los armarios de la vieja casona. Parecía el hijo de un hacendado adinerado. Tal vez no sería un comprador, tal vez sería un descendiente de la familia Cortez que se había enterado de que la casa de su familia iba a ser subastada y llego a reclamarla. Fuera comprador o no en ese momento lo único que me importaba era si me había visto juguetear en la cama. Digo, no era que me importara mucho la opinión de un chico, pero este era especial, su personalidad se veía enigmática; lo recorrí con la mirada de pies a cabeza hasta que me percaté de un último detalle, el peor de todos, el más perturbador tal vez; llevaba colgado en el cuello un adorno peculiar... si, ya sabrán que es... otra maldito atrapasueños, y si mi mente no me fallaba, era el que colgaba del árbol más grande del patio, no... era aún más familiar... era el mío, bueno, no el mío, pero era idéntico. Nunca había sabido de dos atrapasueños idénticos, bueno, no es que todos fueran muy diferentes, pero tampoco deberían ser iguales, como dos gotas de agua. Subí rápidamente mi mano y tome el mío, corroborando que ahí estuviera; no sé por qué lo hice, tal vez fue la impresión. Las piernas me temblaban por el hecho de que el tuviera un amuleto igual al mío, eso y que su presencia afectaba un poco en mí. Tomé valor, jalé aire y limpié mi garganta.
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Los Atrapasueños
Teen Fiction"Aún estás en mis sueños" Compré una casa con la esperanza de estar a solas con mi yo interno... que sorpresa me llevé. Esta es mi historia, la historia de Colette E. Stonem, quien al cumplir su sueño de vivir sola, comenzó otro mas grande... y el...