Cuenta Ian:
Me heló la piel escuchar que Emily quería convertirse en una de nosotros. Ella no tenía ni la más mínima idea de lo que es ser un vampiro, no sabe lo que significa tener el aspecto de un joven de diecisiete años para toda la vida, no sabe lo que es depender de sangre, no sabe lo que es vivir por miles de años sin algún motivo, sueño, meta, etc. en la vida, siendo perseguidos por cazadores, por hombres lobo, por híbridos. No sabe lo que es llevar una vida de mierda.
Para ella ser vampiro es una cosa increíble, fenomenal, algo único, poderoso. Pero nada de eso es verdad. Llevar una vida de vampiro significa correr peligros, asesinar gente, no poder controlar tus impulsos, ser un nómade por el resto de tu maldita existencia. No sabe lo que es temer que todo sentimiento que creías que conservabas de tu pasado humano se vaya con el tiempo y te conviertas en una persona fría, egoísta, tenebrosa. No sabe lo que significa que la gente te mire con miedo, que la gente se aleje de ti, que la gente murmure a tus espaldas y que digan míralo, es raro, está solo, seguro no lo quieren, es adoptado, y muchas estupideces más.
Emily no entiende de los peligros que corremos si alguien se entera de que aquí, en Rosewood, viven vampiros. Es un pueblo con mucha historia sobre nosotros. Mucha gente cree en nuestra existencia, pero ninguno quiere toparse con un vampiro real.
Emily no sabe que desde el momento cero de nuestra existencia inmortal pierdes la sensación hermosa que provoca la calidez del sol penetrando en nuestra piel y llenándonos de paz. Ahora, siendo vampiro, si eso ocurre sientes dolor, el sol nos quema la piel. Yo ya no recuerdo cómo se sentía eso. Ya no recuerdo lo que es sentirse vivo. No quiero que ella pierda ese sentimiento.- Emily, tú no entiendes lo que es ser como yo. Tú no tienes ni la más mínima idea de lo que es ser un vampiro. No puedo dejar que pierdas lo que eres, no voy a permitir que dejes de ser humana.
- Dime una sola razón por la cual no quieras que deje de ser humana.
En ese momento, me di media vuelta y dejé de mirarla. Mi respiración se agitaba y no escuchaba sus llamados. Al volverme, mis ojos estaban totalmente rojos y el color topacio de los mismos se intensificaba aún más. Debajo de ellos mi piel se agrietó como si fuera un viejo globo desinflándose. De mis labios sobresalían dos colmillos bien afilados listos para clavarse en la yugular de un humano. Ese era mi rostro cuando tenía sed o quería atacar a alguien o algo. Ese era mi rostro cuando la furia, la ira, la rabia invadía mis adentros.
- No te tengo miedo – susurró con las pocas fuerzas que le quedaban después de quedar totalmente sorprendida con ese cambio en mi rostro.
- Deberías tenerlo – dije mientras mantenía esa figura horrible.
- Ya basta, Ian – dijo apartando su mirada borrosa por las lágrimas que había en sus ojos.
- ¿Has visto? ¿Has visto mi rostro? – dije después de lograr controlarme y volver a mi estado normal. Había lágrimas en mis ojos. Lágrimas de rabia e impotencia. Lágrimas de tristeza y dolor – ¿Has visto en lo que me convierto? ¿Todavía quieres convertirte en lo que soy? – me acerqué a ella pero corrió su cuerpo creando una distancia mayor –. Me tienes miedo, Emily. ¡Soy un asesino, por Dios! ¡Un monstruo, Emily! – un silencio incómodo inundó la habitación – ¿Ahora entiendes por qué no quiero convertirte en lo que soy?
- No. Y no te tengo miedo, Ian. ¿Sabes lo que pasa? Pasa que por fin siento que encontré algo por lo que no me importa perderlo todo, no me importa ser un monstruo y que la gente sienta miedo de mí. No me importa nada. Solo quiero pasar el resto de la eternidad a tu lado. Siento que en ti encontré lo que necesito para sobrevivir. Tú eres lo único que deseo y nadie en el mundo podrá ser capaz de cambiar eso que siento. No me importa qué es lo que pase, quién me persiga y si quieren matarme. Solo quiero estar contigo, a tu lado, para siempre. ¡Porque te amo, maldita sea!Antes de que pudiera darse cuenta, me marché de la habitación de Emily directo hacia el bosque. Necesitaba correr y olvidarlo todo. Necesitaba pelear contra alguien o algo para descargar la furia que contenía mi corazón y mi cuerpo.
Corrí tanto que llegué a las afueras de Rosewood, sabía que cerca de allí estaba la manada de Jason. No me asustaba ninguno de esos lobitos ni lo que pudiera pasarme si uno de ellos me mordía.- Mira quién ha venido a entrometerse en nuestro territorio, Jeremy – dijo una voz muy familiar detrás de mí. Jason.
- El famoso Ian Hale, señores – dijo este tal Jeremy. Por lo que tenía entendido era el hermano del líder de la manada, Sam.
- El mismo – dije dando media vuelta y enfrentándolos.
- ¿Se puede saber qué es lo que haces aquí? – dijo Jason acercándose a mí. No quería pelearme con él, pero no iba a desperdiciar esa oportunidad de ponerlo en sus cabales.
- Camino, ¿tienes algún problema, Jason?
- Contigo varios. ¿Sabes que este lugar nos pertenece?
- Por supuesto, es su territorio.
- Pues no tienes derecho a estar aquí.
- Tú no puedes decirme a qué tengo derecho y a qué no... Pero yo sí puedo, tú no tienes derecho a acercarte a Emily, de ninguna manera, nunca más – su rostro gracioso cambió a uno completamente serio. Estaba claro que yo busqué algún punto débil para despertar la ira de Jason.
- ¡Aléjate de ella! – me empujó.
- Ella es mía ahora. Es mi novia, mi vida. Finalmente ha ganado el mejor, ¿no lo crees?
- Eso está por verse, chupa sangre – dijo para luego abalanzarse sobre mí.
La pelea que buscaba se desató justo en el momento indicado y con la persona "indicada". Lo golpeé con todas mis fuerzas y me cuidé de que no me mordiera cuando pude ver la luna: hoy era luna nueva. Esta noche Jason se convertiría en lobo y, como dice la leyenda, una mordida de un hombre lobo es mortal para un vampiro.
Pero nada de eso me detenía. Solo quería descargar la furia que contenía en mi interior.
- ¡Ya basta! – gritó alguien a nuestras espaldas – ¡Es luna nueva, ya déjense de tonterías! – cuando pude ver quién estaba gritando me di cuenta que era Sam, el líder de la manada de lobos, hermano de Jeremy –. No quiero ninguna excusa más, todos al refugio – les ordenó a los lobitos –. Y tú, cara pálida, no aparezcas por aquí jamás y menos en luna nueva, a menos que quieras morir.Al llegar a mi hogar, toda mi familia estaba esperándome en la sala de estar. Las noticias corrían rápido gracias a las visiones de Alice. Habían visto cómo mostraba mi rostro frente a Emily y luego vieron cómo me enfrentaba con Jason en las afueras de Rosewood.
- ¡¿En qué estabas pensando al enfrentarte con un lobo en luna nueva, Ian?! – dijo mi madre sobresaltada segundos después de abrir la puerta principal para ingresar a mi hogar.
- En nada, madre – dije antes de subir las escaleras para dirigirme a mi habitación. Alice se interpuso a velocidad vampírica en mi camino.
- ¿Qué es lo que te ha dicho Emily que te ha alterado tanto? – preguntó con su característica tranquilidad.
- Nada, Alice. Necesito descansar – traté de hacerla a un lado. Imposible.
- He dicho: ¿qué es lo que te ha dicho Emily? – repitió alzando la voz. Cuando Alice no conseguía una respuesta olvidaba su tranquilidad para pasar a la furia.
- Nada me ha dicho, Alice – no tenía el valor para contarles lo que me estaba pasando.
- Entonces tendremos que averiguarlo a mi manera – dijo Rosalie acercándose a la puerta. Sabía muy bien cuál era la manera de Rosalie: manipular la mente de los humanos para hacer que estos hablen o que olviden situaciones que podían comprometer o no a un vampiro o quizás a un humano.
- De acuerdo... – suspiré –. Quiere que la convierta – dije finalmente al ver a Rosalie tan decidida.- ¿Qué? – dijeron todos a unísono.
- Quiere convertirse en vampiro. No entiende los riesgos que eso atrae. Está cegada por la parte increíble de nuestra existencia. Piensa que todo es adrenalina, velocidad, y todas esas cosas. Pero no entiende que nada es como se ve – dije con rabia en mis ojos y en mis palabras. Lágrimas comenzaban a entorpecer mi visión. No quería llorar frente a mi familia.
- Sabías que esto ocurriría en algún momento, hijo – trató de tranquilizarme Esme.
- Lo sé, madre. Pero no sabía que pasaría tan pronto. No puedo hacerlo.
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La oveja y el león
FanfictionNo hay cuerpo ni alma que aguante "para siempre", dijo Emily, sin saber que su "para siempre" sería real.