Parte I
1482
Después de su encuentro con los ángeles, Fiacro y Violette huyeron de Florencia hacia el este de Italia, deambularon durante algún tiempo por varias ciudades hasta que llegaron a Norcia, en la región de Umbría.
La noche que llegaron se disponían a cazar víctimas de las cuales beber su sangre, pero no contaban con que serían ellos los que serían cazados y nuevamente huían al ser perseguidos por hijos de la noche, sus iguales; no les sirvió de nada sus habilidades sobrenaturales ya que sus cazadores los superaban en número, haciendo uso del don oscuro. A pesar que ambos se resistieron y lucharon contra ellos, fueron capturados y encadenados con grilletes que intentaron destrozar en vano, no eran grilletes comunes. Fueron llevados a lo más profundo del bosque, en donde un precipicio cortaba el camino a cualquier mortal donde el puente que alguna vez se uso para cruzar hacia el otro extremo estaba destruido. Un gran muro resguardaba un castillo al pie de la montaña, donde serían llevados.
Al llegar a un castillo fueron conducidos por un extenso corredor donde a lo largo de este, entre las sombras, recibían burlas de otros bebedores de sangre. Al final del corredor se encontraba un gran salón donde se encontraban reunidos en una especie de congregación de seres nocturnos. Serían presentados al señor de la corte como tributo de los cazadores de dicha corte.
Un hombre joven de buena estatura, cabellera rubia hasta los hombros, ojos color gris, un poco andrógino en lo que respecta al resto de su rostro ya que sus facciones se encontraban perfectamente definidas por una piel blanca, ciertamente un hombre interesante a la vista de cualquier mortal; con sutil elegancia ingresa al recinto observando a la joven pareja de prisioneros.
Junto a él una hermosa joven pelirroja de ojos color esmeralda toma su mano con delicadeza y es correspondida con una tierna caricia por parte de su acompañante. Él se acerca a ella y le susurra algo al oído, al momento la joven pelirroja se pone en pie y desciende la escalinata del altar donde se encontraba.
Mientras Violette lloraba lagrimas de sangre y maldecía a sus captores intentando liberarse, Fiacro por su parte, fue embrujado por la mirada de la joven pelirroja que no dejaba de mirarlo, un rostro angelical con el toque justo de perversidad; su mirada transmitía una extraña sensación la que hacía no pudiera dejar de ver sus ojos verdes. La joven pelirroja se acerco a Fiacro, lo examino rodeándolo. Hizo lo mismo con Violette, en ese momento la mirada del joven hombre se poso sobre ellos.
—¿Así que habeis decidido irrumpir en mi territorio?— dijo con voz tranquila el hombre rubio— ¿Creí haberos advertido que no volvieras, acaso buscáis vuestra propia destrucción?
Mirando fijamente a Fiacro por un instante, y nuevamente dirigiendo la mirada a Violette, la mujer que acompañaba a Fiacro
—Tienen un fuerte lazo que los une. — dijo la pelirroja dirigiéndose al señor de la corte.
—!No se atrevan a tocar a mi esposa!— exclamo Fiacro.
—¿Tu esposa? Así que es eso, es extraño, tu corazón dice que amas a esta mujer pero tu instinto te dicta atentar contra ella. — dijo sonriéndole
—¿Que es lo que quieren? !Porque nos han perseguido y traído hasta este lugar, no hemos hecho nada para ser capturados como delincuentes!— replico Fiacro en un arranque de ira.
El joven hombre quien era el señor de la corte, hasta ese momento se limitaba a observar cuidadosamente a los prisioneros.
—¿Cuál es tu nombre?— pregunto el señor de la corte a Violette.
—¿Por que ha de decírtelo? Tú no has correspondido informando que demonios es todo esto—contesto Fiacro enfurecido.
—Os pido que guarde la calma señor, no es necesario que enfurezca— dijo la joven pelirroja.
Fiacro voltea a verla lleno de ira, pero se perdió en el verde profundo de sus ojos.
—Violette Neveu— respondió la mujer con finas lágrimas rojas deslizándose por su rostro. Tenia miedo de lo que estos seres pudieran hacer en contra de ella y su amado.
—Bello nombre para una bella mujer! Aun conservas un gusto exquisito, Fiacro— dijo el señor de la corte.
—!Eres un maldito Giovann!!!—grito Fiacro saliendo del hechizo de la mirada de la pelirroja— !si no estuviera encadenado acabaría contigo en un segundo!
—¿Realmente crees que habrías podido acabar conmigo? !Eres un estúpido, al desertar te has convertido en un exiliado!— respondió el señor de la corte cuyo nombre era Giovann.
—!Como te atreves a insultar a Fiacro, realmente es capaz de destruirte a ti y a todo tu aquelarre! —grito Violette al no poder contener por mas tiempo su coraje.
—No me hagas reír niña, antaño nos enfrentamos a causa de su traición, su fortaleza es formidable pero no ha podido vencerme, le he perdonado la existencia y ha regresado a su destrucción. La Corte de Medianoche no ha perdonado su deserción. —dijo Giovann.
La mirada de la pelirroja hipnotizaba nuevamente a Fiacro, mientras que Violette intentaba inútilmente de liberarse de las cadenas.
—Es inútil querida, no tiene caso que malgastes tus energías al tratar de romper esas cadenas— replico Giovann en tono de burla— ya os abras dado cuenta que no son grilletes comunes, el metal con el que están hechos proviene de una reliquia forjada por un ser celestial la cual fue robada por uno de los ancianos del antiguo orden y purificados con la sangre de desertores inmortales que fueron sacrificados.
Los cazadores que habían capturado a Fiacro y Violette, los obligaron a dar la vuelta y dirigirlos a las mazmorras. La muchedumbre de la corte empezaba a dispersarse entre las sombras para ir en busca de victimas de las cuales poder beber su sangre. Mientras esto ocurría, la pelirroja se acerco a Giovann, quien se encontraba sentado en una gran silla incrustada de rubíes y esmeraldas; se arrodillo junto a él y acurruco su cabeza en el regazo de Giovann.
— ¡Amo, puedo pedir algo?— pregunto la pelirroja.
— ¡Que es lo que quieres pedirme querida?— respondió Giovann mirándola con una inmensa ternura.
— Lo quiero a él, quiero que me entregues a Fiacro.
— Querida niña, tu sabes que no te niego nada de lo que deseas, pero eso que me pides no es posible, si lo hago estaría faltando a nuestras reglas, Fiacro ha quebrantado su exilio, irrumpió en territorio de la corte y deberá ser juzgado junto a Violette por lo que han hecho los dos, la corte se encargara de ambos.
—Realmente me gustaría que se quedara conmigo, quisiera saber que es lo que oculta su alma, hay algo raro en él, tanto que no pude leerlo en su mente.
Giovann abrazo a la pelirroja y le beso la frente, después se alejo diciendo:
—Debo preparar la llegada de los ancianos, después saldré a cazar, regresare antes del amanecer, enviare a buscarte.
La pelirroja se levanto pensativa y salió del salón
Horas antes del amanecer, la pelirroja se dirige hacia las mazmorras en donde se encontraban los prisioneros. Se detiene frente a los guardianes de las celdas y les ordena abrir la que correspondía a Fiacro y llevarlo a la torre que le correspondía a ella.
Cuando Fiacro entra en la habitación mas alta de la torre se da cuenta que no está solo, la pelirroja se encuentra ya en ese lugar, sentada en un diván frente a un hermoso espejo cepillando su cabello.
—¿Que es lo que quieres? Porque me ordenaste que me trajeran?— dijo Fiacro en tono serio.
—Quiero saber de ti, que es lo que ocultas. Se que sufres, tal vez pueda ayudarte a aliviar tu sufrimiento.
— ¿Saber de mi? No te diré nada, no se quien eres.
—Entonces quieres saber de mí, esta bien, mi nombre es Crysta, yo también he sufrido como tu, tal vez más, pero Giovann alivio mi sufrimiento.
—Fui exiliado y cazado como un simple mortal durante muchos años. — dijo Fiacro
—Se lo que te hicieron, Ferio te engaño, pero quisiera saber que es lo que oculta tu alma, tu presencia es extraña.
—Eso no es algo que debas saber, y aun no entiendo porque estas interesada en mi, escuche lo que le pediste a..."tu amo".
La puerta de la habitación se abrió y el guardia que había llevado a Fiacro a la torre dijo:
—El amo ha regresado y ha preguntado por ti Crysta, esta esperándote en sus aposentos. — habiendo dicho esto salió de la habitación cerrando la puerta tras él.
— Es tiempo de que vuelvas a tu celda, se que es desagradable ese lugar, ya estuve una vez ahí como prisionera, realmente no importa ya eso, pero te prometo que intentare persuadir a Giovann para que te saque de ese lugar. —dijo Crysta sonriendo a Fiacro.
— Creí que me relatarías tu historia, aun no logro comprender como es que sabes de mi sin que te contara nada. — respondió Fiacro.
— Mañana antes de media noche cuando Giovann salga a cazar, envare por ti nuevamente, y te contare mi pasado.
— Estaré esperando que llegue ese momento.
—Antes de que te vayas, te suplico que no comentes nada se esto a Violette, será nuestro pequeño secreto si estas de acuerdo, no es conveniente que ella se entere. Cuando salgas de la torre cierra tu mente a todos, ponla en blanco, así los demás no podrán leer tu mente. En cuanto a Giovann... hace años que no baja a las mazmorras y los guardias que se encuentran vigilando durante el día, son mortales que poseen ciertas habilidades.
— No podré mantener mi mente en blanco por mucho tiempo en cuanto deje de hacerlo Violette podrá leer mi mente...
—Violette no podrá enterarse de que hay en tus pensamientos porque al momento de compartir contigo su don oscuro se cerraron sus mentes la una a la otra, ella no puede leer tu mente y tú no puedes leer la suya. — interrumpió Crysta.— Ahora debes irte, los guardias te esperan. —concluyo Crysta.
Fiacro salió de la habitación donde ya lo esperaban dos guardias que lo llevarían de regreso a las mazmorras.† † † † † † † † † † † † † † † † † † † † † † † † † † † † † †
Hola!!! que tal? esta es mi primer historia asi que les agradeceria mucho su opinion, comentarios, sugerencias y/o criticas, no soy nada buena escribiendo pero me anime a publicar despues de leer varias historias que se han publicado aqui, espero sea de su agrado. Dentro de poco subire la continuación!
Draven Coeur Sombre Morts