Sarah.
En el rincón de mi celda, estaba acurrucada entre mis brazos, abrazando mis rodillas como si en algún momento fueran a escapar. Mi respiración era lenta y pesada, cada minuto, intentaba respirar hondo para obtener una punzada de dolor luego. Victoria disfrutó demasiado lastimarme en el proceso de mi captura. Pero mi cabeza no estaba en los moretones que me dejó Victoria, se encontraba perdida en Colín y en su posible captura. Si lo hubieran capturado, fuéramos compañeros de celda, ¿cierto?
Nuevos pensamientos crecieron en mi cabeza como una maleza, ¿Qué pasara conmigo? ¿Me harán lo mismo que a Boris y Lana? Era lo más probable, sería una marioneta para la organización, y que más perfecta marioneta, sino la cual tendrá información importante sobre los genuinos.
Un gemido se dejó escuchar con lentitud, y mi corazón se detuvo. Luego un quejido femenino le siguió con lentitud y el arrastre de sus pies hicieron eco en las solitarias celdas. Tardé dos segundos en caer en cuenta que aquella mujer se encontraba en la celda continúa.
— ¿Sarah?—Susurró una voz.
— ¿Qué...? —Las palabras se quedaron atascadas en mi garganta de la impresión— ¿Qué haces aquí?
Ella soltó un nuevo quejido, suponía que estaba tratando de levantarse.
—Pues, de paseo...—dijo ella con sarcasmo y luego suspiró— Me capturaron en la mansión cuando una fracción del césped explotó. ¿Por qué los zetas convierten todo en un arma letal? ¿Un jardín explosivo? ¿De dónde sacan eso? —decía ella, con el obvio cargo de molestia en su voz.
— ¿Estas bien? —Me apresuré a decir.
—Sí, sí, un poco adolorida...tranquila, me curaré en un momento.
—Eso lo suponía, me encantaría ser una genuina ahora mismo.
—Tiene sus altas y bajas, créeme—dijo ella— ¿tu estas bien? ¿Cómo llegaste aquí?
—Nos atacaron en la casa de playa, creo que Colín logró escapar, pero yo no tuve la misma suerte.
— ¿Te abandonó? —preguntó un poco impresionada.
—Oh, no, no...más bien trató de salvarme, pero ya ves que no pudo. Eran muchos soldados extraños, y no podíamos con tanto.
— ¿Soldados extraños?
—Sí, eran muy rápidos, eran tan fuertes como para detener un golpe de Colín, y sus ojos eran...eran rojos, inhumanos y muy escalofriantes para mi gusto.
—No eran soldados extraños, tenían implantado El Zelec—y me contó lo que era y cómo funcionaba en cada soldado.
—Y eso que pensaba que no se podía poner peor—dije cuando finalizó con un nudo en la garganta.
—Y se pondrá peor—dijo de repente, sonando alerta— Se acercan personas, una de ellas lleva tacones, supongo que no han innovado el uniforme de los soldados.
—Tendríamos suerte si fuera así, créeme. Es mejor que no hables por ahora—le dije sabiendo de quien se trataba, y mis sospechas se cumplieron cuando la puerta principal se abrió, y pude escuchar el golpeteo de los tacones hasta que Fitz se plantó enfrente del vidrio impenetrable de mi celda acompañada de dos zetas y Victoria respaldándola.
—No pensaba que necesitaras guardaespaldas, Fitz—le dije mirando de soslayó a Victoria, quien me observaba con diversión.
—Alguien tiene que ensuciarse las manos, cariño, y esa no seré yo—Fitz me miró con un buen humor que me irritaba.
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Oziria y Los anillos del zodiaco
FantasyOziria se ha vuelto un país de ensueño, fantástico y magistral. Que debe su orden y paz a la Organización Zeta, una de las empresas más importantes e influyentes del país. Aris, Ray y Sarah han sido amigos desde la infancia y los tres comparten una...