Youngmin y Kwangmin son coreanos, gemelos y pelinegros. Nacieron en Seúl, la capital de su país, todos los conocen.
Desde el primer instante en el que fueron engendrados, están juntos. Pero no es el amor mutuo lo que los une.
La primera vez que los pusieron en cunas separadas empezaron a llorar a pleno pulmón.
El estruendo fue tal que los vecinos se quejaron. Los padres dejaron que los recién nacidos se abrazaran por esa noche.
No imaginaban que Youngmin y Kwangmin seguirían haciéndolo hasta hoy.
De pequeños, jugaban siempre solos. Muchos trataron de presentarles a otros niños. Las maestras, los vecinos, los compañeros de clase. No sirvió de nada.
Youngmin y Kwangmin estaban siempre susurrando secretos entre sí, hablaban de lugares mágicos a los que nadie, excepto ellos, podía acceder. Cuevas, árboles, armarios.
Todos pensaban que al llegar la adolescencia, los jóvenes querrían diferenciarse entre ellos.
Pero la unión entre los gemelos se hacía cada vez más fuerte, y la preocupación de sus familiares aumentó.
"Hijos, ¿por qué no os ponéis guapos y salís a pasear? Seguro que hay chicas que quieren conoceros", les dijo un día su madre.
"Sólo somos bellos mirándonos el uno al otro. Somos nuestro espejito", contestó Youngmin.
¿Eran tan presumidos como para olvidar su propia individualidad?
Los gemelos habían enloquecido. Su madre lo comprendió el día en que encargaron la confección de un suéter que pudieran usar ambos.
"Mira, mamá, ¿qué hay más bello que dos copos de nieve idénticos?", rió Youngmin.
"¿Es que no lo ves, Youngmin? ¿Es que no te ves? ¡Estás solo! ¡Siempre lo has estado!", lloró la madre.
Por primera vez en su vida el joven sintió que su gemelo no estaba a su lado, que nadie llenaba la otra mitad de su suéter blanco: "Kwangmin, ¿dónde estás?''
Youngmin se quitó el suéter y deambuló desnudo por casa, buscando a su hermano.
Se sentía mareado, no oía a su madre, a nadie. De pronto, vio un papel que brillaba en la mesa del salón.
"Jo Youngmin. Trastorno agudo del espectro autista y esquizofrenia paranoide".
Había algo escrito a mano: "Cree que tiene un hermano gemelo desde que nació".
Imagina que una parte de ti es ficticia. Y que todos lo saben menos tú