► Capítulo único ◄

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Su cuerpo se contoneaba al ritmo de la música que el DJ había colocado. El ambiente en la discoteca era pura fiesta, se respiraba el olor a adrenalina y hormonas alborotadas por doquier, especialmente en medio de la pista de baile.

Los cuadros de colores se encendían bajo sus pies, rodeaba la estrecha cintura de la hermosa muchacha de cabello negro que le había coqueteado cuando lo vio llegar a la fuente de soda, y sin perder tiempo la invitó a bailar aprovechando que la emoción del público adolescente estaba al tope en ese momento.

—Bailas muy bien Naruto —le susurró la chica, aspirando el varonil aroma de su perfume. Menta fresca.

—Y tú no lo haces nada mal, Hinata —susurró en su oído tentadoramente y le lanzó una sonrisa que hacía que cualquiera se derritiese con tan sólo verla.

Y sí, literalmente hacía delirar a cualquiera aunque esté a tan sólo dos metros de distancia, sentado en una silla y bebiendo su tercer vaso de vodka mientras no perdía de vista a aquel lindo rubio que desde hace tiempo era su novio a escondidas.

Sabía que Naruto amaba su libertad y se lo dejó en claro cuando empezaron a verse clandestinamente, aunado el hecho de que el rubio temía por lo que le dijesen sus padres acerca de salir con un chico, tanto así que Sasuke decidió cumplir su capricho de aguantarse las ganas de gritarle al mundo que Naruto Uzumaki le pertenecía a él y sólo a él; pero una cosa era aguantar no poder darle un beso en la calle a verle bailar con una fulana a quien apenas conoce y toquetearle atrevidamente ignorando totalmente su presencia.

Decidió que lo mejor sería marcharse, no quería que hiriese más su orgullo Uchiha, así que levantándose de súbito salió del antro esperando ver a su novio corriendo detrás de él rogándole perdón pero nada...el rubio no apreció.

Frunció el ceño siniestramente y algo ardía dentro de él. Se limitó a caminar presuroso a su hogar con un montón de pensamientos en su cabeza perdiéndose en la densa oscuridad de la noche con cada paso que daba.

Naruto en cambio bailó toda la noche con la jovencita, pero cuando ésta se hubo ido le dejó sentado en una de las sillas del lugar. Ahora intenta torpemente ponerse de pie. Con su mirada totalmente alucinada busca a cierto moreno pero no le encuentra en ninguna parte. El reloj marca ya las doce de la noche y lo último que recuerda es haber bailado como un trompo con una linda muchacha que le dio su número de teléfono para quedar algún día.

Salió del establecimiento y se dirigió a los basureros que se hallaban detrás de la discoteca para poder devolver el estómago. En medio de tanto juego había perdido una apuesta con uno de sus amigos y se tomó una copa del más fuerte ron que hubo probado en su vida.

Escuchó unos pasos detrás de él y no sintió nada más que un golpe seco en la cabeza, y ahí cayó inconsciente en los brazos de un completo desconocido.


«Little baby don't you cry...

...or the devil inside you will rise again»


Escuchó una suave melodía de cuna, una cándida voz le cantaba mientras acariciaba su corto cabello rubio y sentía una de sus piernas muy pesada. Abrió sus hermosos ojos zafiro intentando acostumbrarse a la oscuridad de la habitación y cuando lo hubo hecho se sentó de súbito en la cama mareándose un poco en el proceso.

— ¿Hola? —preguntó al aire, de pronto sintió un escalofrío recorrerle la espalda al saber que estaba en una casa ajena. La persona se alejó de él antes de que pudiese reconocerla.

Contemos Hasta 10 |OneShot SasuNaru|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora