Capítulo 16- Te llamaré... Luna

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–Negro, con los ojos verdes.
–¿Cachorro o más adulto?
–Cachorro.
–¿Cómo tú?
–¡Oye! –llega el médico y me da el alta, me visto y bajamos, nada más salir cojo el móvil para llamar a Daemon.
–¿Si?
–¿Te apetece venir a adoptar a un gatito con Jay y conmigo?
–Si no molesto, vale.
–Claro que no molestas, ¿Te recogemos?
–No, tranquila, ¿Vais a la perrera del centro?
–Si.
–Os veo allí.
–Vale–miro a Jay, que ya está esperando en el coche para abrirme la puerta, me acerco y la abre–. A la perrera del centro, a rescatar un gatito. –me monto en el coche y él se sienta en el asiento del piloto, empieza a conducir.
–¿Por qué negro?
–Me gustan.
–¿Y por qué ojos verdes?
–Me gustan.
–Así son los gatos de las brujas.
–¡Oye! –se ríe, para cuando se calma ya tiene otra pregunta.
–¿Y cómo le vas a llamar?
–Luna, porque como el gato es negro y la luna está en la noche negra… es el mejor nombre.
–Si Anne la ve se volverá loca.
–¿Por qué?
–Quiere un gato y un perro, les ha puesto nombres y todo.
–¿A sí? ¿Cuáles?
–Para la gata, Selene, para el perro, Lucky.
–¿Y le van a comprar alguno?
–Si consigue llegar a su cumpleaños sin meterse en ningún lio le compran el perro.
–Le dejaré jugar con Luna si no.
–Asegúrate de saber reanimarla. –me rio y llegamos, nada más bajar veo a Daemon esperándonos.
–Hola enana. –me abraza y yo le abrazo a él, cuando por fin me suelta entramos y veo a un gatito algo delgado en una de las jaulas, exceptuando el peso, es como la gatita que quería, o gatito, miro a la encargada.
–¿Hace cuánto llego este gatito?
–Esa gatita nos llegó ayer, ha recuperado algo de peso desde ayer, pero aúnestá muy delgada, si quieres llevártela más te vale alimentarla bien.
–Lo haré, le daré un hogar genial, no le pasará nada malo, lo juro, como mucho tendrá pesadillas si ve un perro.
–Hey, no tienes que jurarme nada, será tu gato, yo solo te lo decía porque si no morirá.
–Oh, dios, gracias, sé que la adopción es gratis, pero le voy a comprar tantas cosas para la gata que parecerá que la he comprado a precio de tienda de animales. –compro la comida y todo lo necesario para mi nueva gatita Luna, Daemon se va a trabajar y Jay y yo vamos hacia el coche.
–Creo que quiere salir–miro a Luna, que araña las rejas del trasportín, sonrío y me siento en el asiento del coche, saco a Luna y me la pongo en el regazo, Jay coge el trasportín y lo mete en el maletero junto con las demás cosas, cuando se sienta en el asiento del piloto, Luna está subiéndose a mis hombros–. Te ha salido escaladora.
–Idiota. –cojo a Luna y me la pongo en el regazo otra vez, esta se acurruca.
–¿Quieres que te lleve a casa?
–Vale. –cuando Jay arranca el coche Luna se asusta y se baja a mis pies, la cojo y la mantengo entre mis brazos, para calmarla.
–Pobrecilla, es asustadiza.
–Yo le cuidaré, le pondré una camita muy cómoda y todo eso.
–Creo que preferirá el sofá o tu cama.
–Seguro. –Luna empieza a arañar mi brazo, pero como no tiene uñitas, nome hace ni cosquillas, le acaricio para que pare y empieza a morder mi camiseta.
–Me da que tiene hambre–llegamos y Jay me ayuda a subir las cosas, bueno, él lo sube todo, ya que no me deja cargar con nada más que con Luna.
Cuando subimos Jay deja las cosas donde yo le digo, dejo a Luna en el suelo, esta se sube al respaldo del sofá y se acurruca para dormir.
–Es monísima.
–Como su dueña–me sonrojo al oír eso, pongo dos cuencos en el suelo, uno lo lleno de agua y el otro con comida, eso alerta a Luna, ya que se levanta y viene a comer, cuando termina se bebe toda el agua, vuelvo a rellenarle los boles y me voy al sofá para sentarme junto a Jay–. ¿Quieres hacer algo?
–No tengo nada en mente.
–Sí que te ha afectado la droga.
–Eres malo… casi me muero…
–Lo sé–me da un beso en la mejilla–, pero has sobrevivido–me da un corto beso en los labios–, ahora, no te enfades, que lo detesto–sonrío y me muerdo el labio, haciéndole sonreír a él–. ¿Sigues… sin tener nada en mente?
–Sigo sin tener nada.
–Tus gestos dicen otra cosa.
–Imbécil.
–¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasa?
–Que estas muy mal.
–¿A sí? ¿Por qué? –ruedo los ojos, por favor– No, enserio, ¿Por qué?
–Ya lo sabes.
–Pues se me ha olvidado.
–Por imbécil, me he mordido el labio sin querer, para no decírtelo, pero, en fin, no es mi culpa que sea un acto reflejo morderme el labio para guardarme los insultos.
–Yo creo que es por otra cosa.
–Eres un salido.
–¿Y te das cuenta ahora? –miro a otro lado, es verdad que siempre lo ha sido, dependiendo de la situación lo es más o menos, llegando incluso al punto de parecer que no lo es, pero siempre lo ha sido, por muy romántico que pueda ser, esta es una de sus facetas. Noto su brazo pasar por mis hombros, sin segundas intenciones– ¿Te has enfadado conmigo?
–No.
–¿Y se puede saber qué te pasa?
–Que eres muy idiota.
–Pero soy tu idiota.
–No eres mi idiota.
–¿A no? Lo que me dijiste cuando te dispararon dice otra cosa.
–Estaba muy mal, no sabía lo que te decía.
–Vale, ¿Y en el laboratorio qué?
–Los productos químicos me produjeron alucinaciones y dije tonterías.
–También me lo dijiste borracha, y por lo visto, el alcohol es un buen suero de la verdad.
–Vale, tú ganas…–sonríe y yo pongo cara de cabreo, tengo que dejarle mal de algún modo.
–No te enfades.
–No me enfado.
–Pues menuda cara has puesto. –esta es la mía.
–Pues más bonita que la tuya.
–De eso no hay duda.
–Es que no hay manera de dejarte mal.
–Si quieres me callo para que me dejes mal, pero entonces no será divertido.
–Eres malo–me levanto y voy a la cocina, cojo un vaso de agua y lo lleno con agua helada, me mojo un poco la cara con agua más templada para que piense que he venido a lavarme la cara y vuelvo–. Ahora, mi venganza. –me acerco a él y le echo el vaso de agua por encima, haciendo que abra la boca completamente, aguantando un grito de sorpresa.
–¡Esta helada! –me rio, él se pone de pie y se acerca a mí.
–Ven aquí y dame un abrazo, para hacer las paces. –se acerca más para abrazarme y yo me aparto, acto seguido le empujo contra la pared.
–Abraza la pared–antes de llegar a rozar la pared se gira y me abraza, haciéndome gritar–. ¡Esta helada!
–¿A sí? Pues cuando me la has tirado estaba aúnmás fría–me rio, aun entre sus brazos, se está a gusto–. No pienso soltarte.
–¿Por qué?
–Porque me quiero secar. –me aúpa y yo empiezo a patalear.
–Bennett, ¡Bájame! –me deja en el suelo, pero todavía tiene los brazos rodeando mi cintura– Gracias.
–Te ibas a caer, y no podía permitirlo–ruedo los ojos y suelto sus manos de mi cintura–. Vaya...
–Estoy mojada, voy a ponerme el pijama.
–Vale. –voy a mi cuarto y me cambio al pijama, me hago una coleta y vuelvo a donde Jay.
–¿Tienes hambre?
–No, antes de que despertaras me he comido un sándwich y me ha quitado el hambre.
–Vale. –me hago un sándwich y me lo como, cojo helado y voy a la sala, me siento junto a Jay.
–¿Me das helado?
–Claro, toma–le tiendo la tarrina y me quita la cuchara para coger un poco, pero en vez de llevarse el helado a la boca para comérselo, me lo pone en los labios, como si se tratase de pintalabios–. ¿Qué haces?
–Ver si estas más guapa.
–No es normal que hagas eso.
–Vale, es para esto. –me besa, empieza limpiándome el helado de los labios, pero lo convierte en un beso de verdad, cuando se separa le miro con una sonrisa.
–¿Solo era para eso?
–Anda, si quieres sigo–ruedo los ojos, el sigue hablando–. ¿Eso es que sí? –en vez de responder aparto mi helado y lo dejo en la mesa.
Me siento en sus piernas y le beso, cierro los ojos en cuanto noto que me sigue el beso, empiezo a desabrocharle la camisa y el me quita la camiseta, cuando dejo de notar mi camiseta le quito a Jay su camisa de un tirón, noto uno de los botones saltar, mierda, le he roto la camisa… ya se la coseré o ya se la coserá, o lo que sea, solo es un botón. Me tumba en el sofá y empieza a darme besos por el cuello, me muerde el cuello con suavidad, haciéndome gemir suavemente, pero eso no dura mucho.
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Me apoyo en el pecho de Jay, no sé cómo, pero siempre me comple… Espera, no, memoria, tienes que estar fallándome, Jay se ha puesto el condón y yo no lo recuerdo, pero lo ha hecho, ¿Verdad?
–J-Jayden… dime que te has puesto condón…
–Pues no… no traía… y por cómo te has puesto he supuesto que no te importaba.
–¿Pero sabes lo que eso significa? Puede que este embarazada, tendré mini idiotas si salen como tú, y no estoy lista para soportar a mas idiotas.
–Tranquila, ¿Vale? Tomate una pastilla del día después.
–Tráeme una, porfa.
–Vale… ¿Tienes?
–No, ve a la farmacia–se viste y sale a la calle, miro a Luna, que me mira de forma extraña–. ¿Y tú que miras?–maúlla a modo de respuesta y me levanto, me visto y cojo a Luna, me siento y la pongo en mi regazo, ronronea y le acaricio la cabecita, pobrecita, no sé lo que le ha pasado para que este tan delgadita, pero yo le voy a dar de comer hasta que coja un buen peso y después lo suficiente como para que mantenga ese peso, le doy un besito en la cabeza y me mira extrañada, creo que no sabe lo que he hecho, pero le ha gustado– Eres una gatita muy quieta… espero que seas así siempre–le acaricio y ella se tumba para lamerse la pata, hasta que en un momento se levanta y se sienta frente a la puerta, me acerco y suena el timbre, justo entonces Luna maúlla, cuando abro me encuentro a Jay, que me trae la pastilla del día después–. Encima de mona eres vidente.
–Oye Ali… ¿Y que si te quedas embarazada? ¿No querías tener dos hijos?
–Pero somos muy jóvenes…
–No sé porque intento convencerte si no estoy preparado para esto…
–Tranquilo tontito–le doy un beso en la mejilla y voy a la cocina a por agua, odio tomar pastillas, pero no me queda otra… a no ser que… hago lo necesario y voy a la sala–. Jay… no puedo… así que… tal vez tengamos un hijo…
–Ali… yo… no estoy preparado para esto… pero… yo… estoy seguro de que voy a hacerlo lo mejor que sepa…
–Pues… podemos no tenerlo.
–¿Qué?
–Ya me he tomado la pastilla idiota.
–¡No juegues con esas cosas! ¡Son serias!
–Quería ver tu reacción.
–Pues la próxima vez más te vale que sea verdad.
–¿Eso es una indirecta?
–Prométeme que no volverás a jugar con eso.
–Vale.
–¿Cómo quieres llamarles?
–¿Me estás diciendo que quieres tener más de un hijo conmigo? Hoy das las indirectas muy directas.
–Tú me dijiste que querías un niño y una niña, el niño mayor, yo te lo daré si me lo pides… bueno, no puedo decirte de que sexo será cada uno, pero ya me entiendes.
–Prefiero estar casada antes de tener un hijo.
–Bueno, pues si eso es lo que quieres.
–¿Qué?
–Nada, pero ahora me tengo que ir, es tarde. –le beso y se va, yo me quedo pensando, ¿A qué se referirá?

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¡Hola chic@s!

¿Qué os parece Luna? Es una garita adorable, ¿Verdad?

¿Qué pensáis del comportamiento de Jay? ¿Qué esconde?

Leed, votad y comentad, que ayuda mucho.

-Besos, Alex ;3

Al otro lado de la leyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora