La caja en el ático

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Tenía tiempo sin limpiar el ático y los niños ya estaban en la escuela, Leonardo ya estaba en el trabajo y la verdad siempre me aburro cuando estoy sola en casa, las rutinas nunca me han gustado y esto de lavar, trapear, barrer, acomodar y repetir es sumamente patético y aburrido. Para mis 28 tengo una vida bastante monótona y a pesar de tener una carrera terminada a Leonardo jamás le ha gustado que trabaje, él es el típico macho que dice que "las mujeres no trabajan, las mujeres son para la casa y para los niños" y bueno, no tengo de que quejarme, me da todo lo que quiero y es un hombre maravilloso que siempre me ha amado fielmente y yo lo amo aunque no sea del todo feliz con mi vida tengo unos hijos maravillosos, Harriet y Paul, dos pequeños gemelos de 4 años que están iniciando el kínder, ellos son mi motivo para seguir adelante. Mi mama siempre me hablaba del amor materno y yo simplemente no lo entendía pero cuando mis pequeños nacieron y vi sus pequeños ojitos abrirse supe que mi vida había cambiado para siempre y ahora tenía a dos pequeñas criaturas que dependían de mí y sabía que tenía que darles mi amor incondicional, el pensar que ahora tenía a dos seres que cuidar y abrazar por las noches cuando tuvieran miedo de la oscuridad. Ahora que los gemelos han crecido y tienen edad suficiente para ir al kínder  siento un vacío en mi, siempre estoy sola y no culpo a Leonardo, él es un abogado muy solicitado en nuestra ciudad así que siempre tiene algo que hacer aunque eso no lo hace un mal padre, el siempre está en casa los fines de semana y en todas las vacaciones siempre nos sorprende con viajes increíbles, hace un año fuimos a las playas más hermosas de México y fue algo indescriptible, los gemelos se metieron por primera vez al mar y Leonardo me preparo una hermosa cena a la orilla del mar con un camino de rosas y platillos deliciosos, como decía antes, Leonardo es el esposo perfecto, es guapo y con un gran cuerpo a pesar de sus 32 años se sigue manteniendo, es caballeroso y atento, me conquistó con sus detalles sorpresa y su noble y dulce carácter hacia mi. Cada vez que veo lo buen esposo que es conmigo me siento como una traicionera y esto me lleva de regreso a la limpieza del ático, estaba acomodando los adornos de Navidad y de Halloween  cuando me encontré con una caja, esa caja que decía "Prepararoria Bárbara" y mi corazón se detuvo, tenía más de dos años sin abrir esa caja y sabía lo que pasaría si lo hacía, todos los recuerdos malos y buenos estaban ahí y tenía por seguro que si abría esa caja terminaría llorando como una tonta.

Pero eso no pareció tan importante en esos momentos, así que como una mujer madura de 28 años abrí la maldita caja y todo volvió a mi mente como flashes, el primer beso, la primera cita, la primera vez, la primer pelea, el primer rompimiento, las píldoras para dormir que tenía que tomar por qué si no lo hacía lloraba toda la noche, la reconciliación y las cenas que tuvimos en el techo de su casa a las 3 de la mañana cuando todos estaban dormidos y nadie podía vernos, las veces que me puse borracha para darle celos con cualquier inepto.
Todo regreso y me sentí de nuevo como una niña ingenua de 16 años que se enamoro perdidamente. De repente estaba de nuevo en la preparatoria empezado el segundo año, entrando al salón y encontrándome con mis amigas que me contaban como les había ido en el verano y los chicos con los que se habían liado. Yo nunca había tenido un novio y ver cómo ellas hablaban de los besos que se daban con esos chicos me hacía sentir curiosa, nunca sentí la necesidad de un novio pero veía a mis amigas y quería saber que se sentía tener a alguien para abrazar, para hablar, alguien que te regalara cosas y que te diera su amor aunque yo siempre fui el tipo de niña que decía que no quería un novio que la distrajera de sus estudios por qué mis estudios en ese tiempo eran lo más importante además yo siempre fui una chica terca, sarcástica y fría, era de ese tipo de niña que no se preocupaba por tener el cuerpo esquelético ni de lo que estaba de moda, yo amaba mis jeans y mis blusas cómodas, no era descuidada por qué como toda niña, me arreglaba y me ponía bonita pero no me gustaban los estereotipos ni como las chicas se bañaban el rostro con maquillaje y se ponían mini faldas solo para impresionar chicos que solo se fijan en el físico, yo soy fiel a la ideología de que la mujer puede vestir lo que quiera y como quiera pero una cosa es hacerlo por ti misma y otra hacerlo solo para ganarte las miradas de chicos que te ven como un objeto, es por eso que yo era la típica chica común, tenía amigos comunes y no era la reina de la escuela pero tampoco era la niña a la que todos rechazaban, esas cosas no estaban tan marcadas en mi escuela pero nunca faltaban las niñas ricas que querían hacer a todos miserables ni los chicos guapos con el ego hasta el cielo que molestaban a los pequeños pero mis dilemas sobre los noviazgos o la vida en la escuela no son el punto central de mi historia así que supongo que aquí es donde empieza todo, conmigo abriendo una caja llena de recuerdos que me llenaron el alma de felicidad así como de recuerdos que me hicieron llorar hasta que mi cuerpo no pudiera más.

Entonces abrí la caja y vi la primer fotografía y todo regresó...

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⏰ Última actualización: Aug 11, 2018 ⏰

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