En la obscuridad

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En el tiempo que llevábamos conociéndonos, había habido muchas veces en la que la muerte había estado cerca de llevarnos con ella. Pero esta vez, todo es diferente.

El pelear un día más a su lado es el pensamiento que me mantiene vivo; que me mantiene haciendo esto. El verlo ahí, a unos pasos de mí, transformando su cuerpo; preparándose para la lucha, verlo convertirse en su identidad secreta: Hulking, me hace preocuparme de que algo nos pueda pasar esta vez, pero al mismo tiempo me alegra. Esto me es tan familiar y me hace sentir que estoy haciendo algo bien con mi vida. Estiro mi brazo hacia él, toco su pecho y siento el latido de su corazón bajo mi palma.

–Te amo –me dice, dándome su sonrisa más hermosa. Una sonrisa que ilumina todo su rostro y tiene el poder de hacerme sonreír a mí también.

–También te amo, Teddy –le digo, halándolo hacia mí, uniendo nuestros labios.

–Consíganse un cuarto –la voz de Kate nos saca de nuestro mundo; ese mundo en el que entro cada vez que estoy cerca de él–. Pero cuando todo esto termine.

Un día más.

Salimos de la mansión. Desde lejos se ve la destrucción que ya comienza. El sol está cayendo en el horizonte, entre los grandes edificios de Nueva York, el cielo pintado de naranja, iluminando las pocas nubes que hay en el cielo. La pelea comienza, y desde el inicio nos vemos superados en todos los sentidos. Mi magia no está siendo suficiente. Todo sucede más rápido de lo que puedo pensar. Veo a mi derecha, donde siempre está Teddy.

En este momento todo parece suceder en cámara lenta. Lo veo gritar hacia mí algo que no alcanzo a escuchar. Veo cómo un rayo de luz atraviesa su cuerpo a la altura de su corazón.

Que todo termine. Que todo termine. Que todo termine. Que todo termine. Que todo termine. QUE TODO TER...

Siento como el dolor recorre cada parte de mi cuerpo, llevando electricidad a las puntas de mis dedos. Veo el rayo de luz saliendo por mi estómago y de repente todo parece volverse más frío.

Un día más.

Antes de que mi cuerpo choque contra el suelo, siento sus brazos sujetándome.

Siempre él.

Veo que la herida de su pecho ya sanó, por lo que miro sus ojos una vez más. De repente, es lo único que puedo ver. Azul. Todo se obscurece. Las estrellas se apagan, la luna desaparece, y lo único que veo son sus ojos.

–Vas a estar bien –me está diciendo, pero nada de eso me importa. Lo siento temblar en los brazos que me sujetan. Sus lágrimas caen sobre mi rostro y yo sonrío.

–Te amo, Teddy Altman –mi mano toca su pecho y siento su latido una vez más, fuerte contra mi mano, mientras siento el mío apagándose como las estrellas del cielo.

Él sigue hablando, pero no lo escucho. Mi mano cae a un lado de mi cuerpo, inmóvil.

Un día más.

Despierto en mi cama sin saber qué fue lo que pasó. Alguien tiene su mano en la mía, y sé que es él antes de verlo.

–¿Qué fue lo que pasó? –pregunto débilmente, y él levanta su cabeza y me ve. Me ve con los ojos rojos. Le sonrío y él llora más mientras me rodea con sus brazos.

–Oh, Billy, pensé que te perdería –dice contra mi oído y yo lo abrazo.

–Perdón –digo absorbiendo su aroma.

–No tienes remedio, William –dice separándose, limpiando sus ojos–. No estoy seguro de lo que pasó. Estábamos perdiendo y, de repente, todo terminó. Desaparecieron frente a nosotros. Te vi cayendo. Vi cómo perdías sangre. No sé cómo pasó, pero comenzaste a sanar. El resto es historia.

–No quería asustarlos... –digo, y veo su rostro. Sé lo que significa la mirada que me da: "si atreves a disculparte por estar por morir, te pego" –. A la próxima, intentaré no morir.

Ríe. Y esa risa me da vida. Siento cómo todo puede estar bien, incluso en momentos como éste. Cómo, mientras esté a su lado, todo estará bien.

A su lado un día más.

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2016 ⏰

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