Capítulo 1 La sonoridad de la monotonía

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¡Buena lectura!


- ¿Qué sucede contigo?

- Nada

- Entonces, ¿por qué no me tocas? – dijo en un ronroneo que crispo los nervios del hombre, odiaba eso.

- Es suficiente Natsuki – aseveró apartando el cuerpo femenino de sí, que se aferraba a su cuello con intensidad - Vete a casa.

- No, yo te quiero Suna – lloriqueo enredándose más a él – Bésame.

- No, estas mareada Natsuki.

- ¡Maldita sea Suna! Desde que salimos no me tocas ¿Qué mierda pasa contigo?

- ¿Desde que salimos...? No Natsuki, estoy cansado. Te acompañare a casa, ni siquiera puedes mantenerte en pie.

- ¡No! Yo no necesito nada de ti – arremetió contra Suna mientras acomodaba su vestido rojo – Ni siquera me agradas, solo era interés – sonrió cínicamente y chisto – mero in-te-rés – rompió en una carcajada, a la vez que Suna sujetándola del brazo la llevaba a la puerta

- ¡¡Idiota!! – se escuchó decir detrás de la puerta acompañada de un fuerte golpe, tal vez un tacón de esos, de 18 centímetros.

Suna exhalo con un deje de fastidio, Natsuki era una mujer joven de curvas delineadas con cincel de escultor italiano renacentista y de voz chillona que taladraba la cabeza de Suna cuando ronroneaba. Admitía que al principio no le disgusto cuando se conocieron en una reunión con los editores de la empresa en la que trabajaba, pero cambio cuando se dio cuenta de la falsedad de aquella mujer. Se había equivocado con ella y esa noche lo descubrió completamente, cuando la encontró coqueteando descaradamente con algún hombre bien vestido y ataviado de marcas.

Sentado en el banquillo frente al piano de media cola, sus dedos, rítmicos se deslizaban por entre las teclas monocromáticas con una cadencia minimalista, simple y repetitiva; en donde, quizá su armonía estática y austera reflejaba su eterna carencia de emoción.

Hacía casi 10 años que había aprendido a tocar el piano, hacia también 10 años que se mudó a Osaka a 178 kilómetros de Nagoya en donde vivía anteriormente después de haberse graduado de la universidad, una oferta de empleo le había arrastrado hasta aquí, deteniéndolo y atestándolo de trabajo.

- Mis días son bastante aburridos aquí Takeo – murmuro y el eco retumbo en su cabeza.

El teléfono sonó espabilándolo hasta que lo descolgó.

- Makoto, ¿tienes el manuscrito terminado? – una voz llamo detrás del teléfono

- Si, Tsukuyo...

- Excelente, pasare mañana por ellos a temprana hora ¡eres el mejor escritor que ha estado a mi mando! ¡Nada de fechas indeterminadas, nada de vicios. Simple y práctico hasta el aburrimiento, me agradas Makoto! Bueno hasta mañana, adiós.

Un sonido sordo surgió, indicio de la llamada terminada y Suna colgó el teléfono. Ella era Tsukuyo Fujimuri, su editora, bastante paranoica a ratos pero amable. Le conoció hace tres años cuando su primer manuscrito fue publicado y él se convirtió en escritor de tiempo completo. El éxito lo alcanzo rápidamente y su popularidad incremento entre las mujeres, atraídas por la seducción de la figura que Makoto Sunakawa transmitía al exterior, pero la realidad era distinta, muy distinta. Suspiro. 





He aquí el primer capitulo, improvisado, tal vez. 

Espero sea de tu agrado ;) Nos vemos. 

¿Quién enamoro a Suna? [Ore Monogatari]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora