Capítulo 02.

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La cena transcurría en silencio. Se podía escuchar el golpeteo de los cubiertos contra los platos de porcelana, pero nada más eso.

Harry no estaba realmente hambriento, por eso sólo jugaba con el puré de papa, moviéndolo de un lado a otro. Se arrepintió de haber dejado su celular y sus audífonos arriba, sobre la que sería su cama temporalmente. No había nada más incómodo que el silencio en familia.

—¿Qué tal estuvo el viaje?

La primera en romper el hielo fue la tía Trisha, logrando captar la atención de Harry, quien sólo miró a su madre como para intentar adivinar su respuesta.

—Bastante cansado, no estamos acostumbrados a pasar tanto tiempo sentados —respondió Anne para después llevar a su boca una cucharada de puré de papa.

Harry ahogó una risa y bajó la mirada para evitar que alguien se diera cuenta. La verdad era que su familia no era la más activa de todas, pero tampoco se dejaban guiar por la pereza. Y sí, quizá no pasan mucho tiempo sentados, pero eso es sólo porque la mayoría del tiempo les gusta estar acostados; ya sea para hacer la tarea, para leer un rato o para estar en el celular.

—Debió ser malo entonces —escuchó a una de sus primas, pero no le prestó mucha atención.

—Sí, en especial cuando, unos kilómetros antes de llegar a la gasolinera, el tanque del auto se vació por completo. Tuvimos que empujarlo —esa voz había sido de Gemma, fue entonces cuando Harry levantó la mirada nuevamente.

Lo primero que vio fue a cierto moreno que estaba mirándolo también. Ese era Zayn, su primo, y Harry todavía no podía creer que no lo hubiera reconocido antes. Era obvio, tan ridículamente obvio.

En cuanto Zayn se hubo ido de la habitación, Harry recordó todo. Muchos recuerdos vinieron a su mente, tantos que se mareó un poco aún estando acostado. Sus mejillas se ruborizaron por lo avergonzado que estaba. Desconocer por completo a su primo; a una de las personas que le brindó tantos buenos momentos, simplemente era inaceptable para él.

Iba a disculparse. Sí, por supuesto que lo haría. Pero no ahora, no mientras toda la familia cenaba y hablaba del transcurso del viaje que habían tenido y las calificaciones de todos.

—Harry —escuchó a su madre. Y entonces volvió a la realidad, dándose cuenta de que seguía viendo a Zayn, y éste sólo estaba tratando de contener una risa. Harry se volvió a ruborizar y desvió la mirada hacia su madre—. Tu tía te hizo una pregunta.

—Lo siento, estoy pensando en otras cosas —se disculpó vagamente, mostrando una sonrisa arrepentida a su tía.

—Descuida, debe ser por el viaje —Trisha se mostró comprensible, Harry sólo asintió—. Como sea, te pregunté sobre tus estudios, ¿cómo te está yendo con ellos?

—Pues... —Harry por primera vez quiso atiborrar su boca con puré de papa, sintiendo una peculiar incomodidad asentarse en su pecho—. Tía, yo creo que lo más importante es la salud y la familia, y todo eso es lo único que va bien en mi vida.

Sus primas comenzaron a reír, robando así una sonrisa a Harry. Su hermana casi se ahogó con su bebida y su madre se llevó una mano a la frente; temía que su hijo dijera algo como eso, pero realmente no se lo esperaba. Trisha sonrió entre nerviosa y soltó una risita contagiada por sus hijas.

—Está bien. Oye, Zayn tampoco va muy bien en la escuela, por eso está yendo a clases de regularización.

Al costado de su tía, Zayn borró una sonrisa burlona y miró con expresión seria a su madre. No fue la intensión de Harry hacerlo, pero la carcajada salió tan rápida que ni cuenta se dio. Zayn desvió su completa atención a su primo sólo para ver cómo se cubría la boca con ambas manos. Sus mejillas se veían tan preciosas así de sonrojadas, Zayn no había visto un sonrojamiento más hermoso que ese.

A tu ritmo || Zarry StylikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora