La noche caía en la tranquila ciudad de París, la gente volvía a sus casas y la luna se hacía presente, mientras los dos grandes heroes de la ciudad se despedían tras su abitual patrullaje nocturno.
El rubio gatuno tenía claro su próximo destino y, ansioso por llegar a este, avanzó más rápido por los tejados con una sonrisa. Era hora de visitar a su querida princesa. Nada más pensar aquello su sonrisa se acentuó, ya era rutinario el irla a ver tras patrullar con Ladybug, a ella no le molestaba.
Al llegar se asomó a la habitación colgándose boca abajo desde la trampilla que tenía a la azotea. Para su agrado ella estaba esperándolo, observando su habitual entrada, el mismo lugar donde estaba ahora mismo. Pero, para su sorpresa, llevaba una especie de traje igual al suyo, pero de chica, que le quedaba a la perfección.
-Parece que esperabas mi llegada my princess~, ¿y ese traje? -dijo, mientras se descolgaba, cayendo de pie, y se acercaba a ella caminando coqueto, sonriendo de igual manera.
-¿No recuerdas? Me dijiste que se vería bien, y quise cumplir tu deseo gato tonto~ -respondió ella con una sonrisa similar.
Desde hacía ya bastante ellos se habían hecho muy cercanos, al resignarse ambos a sus amores platónicos se habían dado cuenta de lo bien que congeniaban y se había forjado una gran complejidad entre ellos.
-Tu gato tonto -respondió él sin dejar de mirarla a los ojos mientras la tomaba de la mano haciéndola levantarse de la silla en que estaba, y la rodeaba con la otra mano de la cintura, pretendiendo bailar con ella.
-¿Qué haces? -preguntó riendo divertida, mientras le seguía el rollo.
-¿Me dirás que no te gusta bailar conmigo? -la cuestionó dándole una vuelta y atrayéndola más a él.
-No -rió-, solo me has tomado por sorpresa -amplió su sonrisa-, parece que no soy la única que esperaba que llegaras -él le devolvió la sonrisa.
-Wow, ¿entonces reconoces que sí me esperabas princesa? -comenzó a guiarla para que dieran vueltas juntos por la habitación.
-No desvíes el tema gatito, estamos a mano -rió ella.
-Bueno, yo lo admito, estaba ansioso por venir a verte gatita -rió él de vuelta-, hechaba de menos tu carita despistada -la mano que reposaba en la cintura de ella se deslizó hasta quitarle los coleteros (ligas) del pelo, dejándoselo suelto y que cayera por sus hombros.
A ella aquello no le importó, sabía que a él le gustaba ver su pelo suelto, por lo que le dio el gusto, mientras que ella acarició su cabello rubio y suavemente sus orejas negras.
-Princesa -ronroneó cerrando los ojos-, me encanta cuando haces eso -ella sonrió.
-Lo sé, y a mí me encanta hacerlo -de improviso él la agarró por la cintura y comenzó a dar vueltas con ella en el aire-. C-Chat nos vamos a caer -lo regañó ella riendo.
E, inevitablemente, él tropezó y ambos cayeron sobre la cama riendo.
-Te lo dije -rió ella.
-No pareces muy molesta -la miró sonriendo enternecido, le encantaba verla reírse de aquella manera.
Ella dejó de reir al notar la mirada del chico sobre ella. Ambos estaban tumbados de lado, frente a frente. Sabían que su relación no pasaba de amigos, pero a su vez también sabían que un fuerte sentimiento estaba creciendo en sus interiores, se estaban enamorando mútuamente.
-Te ves hermosa -soltó sin pensar.
Ella se sonrojó.
-Me da algo de envidia, pero ese traje se ve mejor en ti que en mí -la alagó colocando su mano en su nuca algo avergonzado, sonriendo coqueto.
