Epílogo.

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Ya muy entrada la noche, una chica caminaba por las calles de Tokio, sus pasos se marcaban con el sonido del agua salpicando en los incontables charcos, y la lluvia golpeando su paraguas gris.

Sus lentes comenzaron a empañarse, y molesta, los acomodó dento de la bolsa de su abrigo.

La calle estaba extrañamente sola, ni un sólo carro, tampoco una persona, aún así no se inmutó, siguió caminando con paso tranquilo. Aunque incómoda por el hecho de no poder ver del todo bien

Sus oídos captaron el sonido de una voz que hacía un par de años no la llamaba, y con un nudo en el estómago volvió la vista hacia el lugar donde provenía.

Su vista borrosa no le permitía ver la cara de la persona que se encontraba a varios metros lejos de ella, pero se dio cuenta de que no llevaba algo con lo cual cubrirse de la lluvia.

Ella no tenia muy claro quien era, e intentó acercarse. Sus pies se tornaron pesados, y de repente parecía estar sumida en un fuerte cansancio. Pestañeo con fuerza, apretando sus dientes y dio un paso adelante, luego otro y otro más.

Aún estando un poco lejos, logró reconocer el pelo alborotado de una persona...¿Por que su cabello no estaba mojado? Su vestimenta negra se perdía en la oscuridad que teñía la calle, pero la luz de la luna alumbraba sus perfectos ojos grises.

Un dolor en el pecho se apoderó de todos sus sentidos, y sus lágrimas comenzaron a fusionarse con las gotas de lluvia.

Ella corrió el resto del camino que quedaban para encontrarse con ese chico, brazos extendidos en el intento de abrazar a aquella persona. Tenía una expresión de alivio en su pálido rostro que desapareció en un santiamén. Él había desaparecido justo antes de que pudiera siquiera tocarlo, se había esfumado como vapor.

Ante la falta de un cuerpo en el cual descargar su peso, resbaló sobre el agua acumulada en la acera y cayó pesadamente disminuyendo el impacto con ayuda de sus manos.

El frío del agua se filtró por toda su ropa al instante, al mismo tiempo que ella subía la mirada para buscar a aquel reconocible cuerpo, pero ya no se encontraba cerca.

Gritó su nombre hasta sentir su garganta desgarrarse, con los ojos rojos y las manos aferradas al pavimento, como si este fuera el único soporte seguro. Ignorando el frío que subía por su cuerpo, se puso de pie aún buscando a aquél muchacho.

Pero un cabello café ocupó el lugar del negro. Los ojos grises desaparecieron para abrir pase a unos verdes. Y, entonces ella ella miró a el nuevo chico que estaba frente a ella.

Ninguno dijo nada, solo entrelazaron sus manos, y él la guió hacia algún otro lugar, lejos del gran vacío que había en su corazón luego de que el otro hubiese desaparecido.

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Shino abrió los ojos de golpe y se incorporó de su cama.

-Kirito...- Murmuró colocando su mano en el pecho, aún con expresión cansada.

Pero, al analizar el resto del sueño, se dio cuenta de que algo no encajaba. ¿Por qué Brandon había aparecido? Y peor aún... ¿Por qué lo había tomado de la mano?

FIN.

Hola!
Bueno... Solo quiero agradecerles por leer esto, hasta el final.
A los que se emocionaron al encontrar una actualización mía sobretodo.

Si, dejé un final abierto. A mi me gusta pensar que Brandon ayudó a Shino, y que tal vez logró salir de la friendzone.

La razón por la cual no hice un final alternativo, es por que realmente me agradó que éste no fuera común.

Declaro finalizada mi primera novela; Corazones al Compás ❤.

Descuiden, Shino y Kirito volverán a estar juntos en algún lugar, confío en eso.

~Corazónes al compásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora