Capítulo 14

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El albino da media vuelta, pero antes de que avance un solo paso le agarro del brazo.

-¿Adónde vas? -pregunto preocupada.
-Lejos, para no hacerte daño. -dice con tono serio, algo no muy común en la persona que me secuestró.
- ¿Ju-Juzo?

El albino, dándose la vuelta despacio, se acerca a mí y entre lágrimas me besa, rodeando mi cintura con sus brazos. Me emociono inevitablemente, por eso es que las lágrimas también me acompañan en este apreciado momento.
Juuzou separa nuestros labios pausadamente, saboreando cada segundo conmigo antes de que (posiblemente) el otro le interrumpa. Sus manos aún se encuentran apoyadas en mi cintura cuando me mira a los ojos.

-Te quiero.
-Yo también te quiero. -respondo posando mis manos en sus mejillas.

Juntamos nuestras frentes y mezclamos respiraciones.

-Lo siento. -lamenta en un sollozo.

Me da un beso en la frente mientras coge mi mano para dejar algo metálico y frío, y tan rápido como salió de aquel edificio abandonado, se va corriendo sin mirar atrás. Dirijo mi mirada hacia mi mano; son las llaves de casa, las cuales no noté su ausencia.

Aprieto el puño tan fuerte que las llaves se me clavan, pero eso no impide que mis pasos lentos sigan a un Juuzou imaginario que corre de espaldas mientras me saluda con una amplia sonrisa. Sin importarme mi vestidura, que consta tan solo de ropa interior y una camisa blanca hasta las rodillas, sigo caminando sin rumbo alguno. Hasta que me detengo al oír algo poco agradable; alguien está vomitando al lado de una farola. Es una chica de mas o menos mi edad (lo intuyo por su perfil pálido y delicado), tiene el pelo corto y azul oscuro... Esa cabellera me suena de algo, creo que es la camarera de esa cafetería llamada re en donde tomé un café con Juuzou. Acelero el paso y me acerco a ella para ofrecer mi ayuda.

-¿Estás bien? -pregunto tocando su espalda.

Parece haberla tomado por sorpresa pues da un saltito casi imperceptible.

-S-sí. -afirma irguiéndose.

Fijo mi vista en sus ojos para no tener que ver lo que ha comido.

-Gracias por preocuparte. -dice con una sonrisa.
-De nada. -respondo forzando una sonrisa.

Se despide agitando con pereza la mano y desparece girando una esquina. Después de aquella escena sigo caminando por las calles de Tokio, con la cabeza gacha mientras intento apagar la tristeza que invade mis pensamientos.
Solo en algunas calles me topo con gente que me mira extrañada, sonrojada y hasta enfadada por llevar estas pintas, pero no me importa, yo sigo mi camino.
De repente retumba el suelo de la calle en la que me encuentro. Giro la cabeza y observo a un par de investigadores del CCG que mantienen una charla no muy pacífica con una persona vestida de color rosa su chaqueta y con una capucha de la que salen unas orejas de conejo blancas. A su lado se encuentra un tercer investigador tirado en el asfalto inmóvil, que al parecer está herido y un charco de sangre ahoga su rostro.
Observo horrorizada la escena sin poder moverme o pedir ayuda.

Odio esta parte de mí, la parte que se paraliza por el miedo, la parte cobarde que no me deja luchar contra las circunstancias.

La persona encapuchada tiene un gran agujero en la espalda de donde aparece un kagune, y segundos después de haber sacado esa especie de ala, mata a los hombres. Camino hacia atrás hasta que alguien bloquea mi paso. Me giro con miedo y lo que veo aumenta mi temor. Es una persona con máscara en la que se aprecia una cara inexpresiva, con costuras similares a las de una muñeca de vudú. El sujeto saca de su larga capa negra una fotografía, en la que aparece Juuzou haciendo una mueca infantil, y señala el rostro del albino como si me preguntase si lo he visto. Niego asustada a que descubra mi mentira pero él parece estar satisfecho con mi respuesta. Hasta que me coge la mano y observa mis costuras.
Inclina su cabeza observando mi mano detenidamente.

-Mhhh. -suspira.

Siento tardar tanto en subir capítulos T-T
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© Te temo pero te quiero: Segunda Parte- Juuzou SuzuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora