Capítulo 18

189 13 0
                                    

- Voy a hacer un trato con usted - dijo en voz baja, al darse cuenta de que sus dedos se relajaron en su muñeca. - Que deje de hablar de mis títulos de belleza, y prometo no voy a tratar de verlo.

Se echó a reír, y el sonido vibrante de hombres y Anahi hizo estremecerse.

- Estoy de acuerdo.

La soltó. Anahí asintió, dando un paso atrás y apoyándose en la silla. Alfonso sintió que ella estaba huyendo y se la apretó con tanta fuerza que el cristal casi se rompe el cristal delicado. Anahi se iba, se detuvo en la puerta.

- Una cosa más.

Se dio la vuelta. Ella estaba de vuelta.

- ¿Sí?

- Soy una persona sincera. Yo suelo decir lo que siento. Si me dejas enojado, te voy a decir por qué ... - se dio la vuelta, mirando al hombre que se esconde en las sombras - No voy a pagar por su traición ... No por debilidad.

Yo estaba hablando de Dulce y Alfonso entendía muy bien. Las dos mujeres se parecían en nada, pero aún así no quería ver a su mirarlo como Dulce tenía en el pasado.

- No es necesario que lo vea, Alfonso, para saber qué clase de hombre es en realidad. - Se dirigió hacia el pasillo, y los pies descalzos apenas había tocado el primer peldaño de la escalera cuando llegó a su lado. Anahí se congeló, pero no se movió.

El calor de su toque penetrado el tejido de la bata, y cerrando los ojos, esperó. Sus rodillas se doblaron a sentir tan cerca de él, y se apoyó en la barandilla.

- ¿Crees que soy tan a la derecha ... - susurró junto a su oído, su aliento caliente que toca su cuello.

- Sé que es.

- Bueno, tal vez debería recordar que no tienen una mujer durante mucho tiempo.

- Qué alegría - susurró, con la garganta seca.

- Es - respondió Alfonso. - Debido a que es la única cosa que me hizo querer salir de las sombras.

Se estremeció, sintiendo la boca seca.

- Maldita sea, Anahi - dijo en un tono que expresa el mismo deseo que sentía. - Cuando te miro, todo lo que quiero es sentir su gusto y ...

Un intenso calor involucrado, y Anahi puso su mano sobre su corazón, que latía tiro.

- Siente su piel desnuda debajo de mi boca ...

Ella ahogó un gemido.

- Y sea ... - su voz se redujo aún más - dentro de ti ...

Yo en su interior. Las palabras de Alfonso evocaban imágenes de cuerpos ondulantes, besos ardientes, y ella se apoyó en él. La sujetó por los hombros, enterrando la cara en la curva suave cuello. Ella se movió, y Alfonso gimió suavemente.

- Anahi ... - El aroma femenino invadido en forma de lluvia fresca en un desierto estéril.

Humedecer los labios con la lengua, ella levantó la mano para tocarlo, pero se detuvo. Alfonso la agarró por la cintura y la giró, agarrando con ambas manos para Anahi y mantenerlos detrás de su espalda con una mano.

El movimiento hizo que los cuerpos tocándose y podía sentir la rigidez Alfonso, ahora que se enfrentan entre sí.

- Sentir lo que me haces?

Ella levantó la vista para mirar a la cara oculta en la oscuridad.

- No más de lo que haces conmigo - susurró el cuerpo ardiendo de deseo.

Su cara fue aún más lejos.

- Sería capaz de hacer esto sin verme? - Dijo, sus labios ligeramente tocando la suya.

Una intensa emoción que les rodea.

- Sí.

Al instante la boca de hombres labios cubiertos Anahi, un ardiente y apasionado beso. El beso se hizo más exigente, y ella aceptó, disfrutar de la gloriosa sensación de que la envolvía como un ardor y ola abrumadora. El corazón estaba acelerado, y cuando él se apoyó contra la pared, estableciéndose entre los muslos fuertes, Anahi no protestó. Era tan erótico ... La oscuridad, el hecho de no poder tocarlo, cuando quería enterrar los dedos en su cabello suave, que le muestra todo lo que lo causó.

La lengua exigiendo invadió su boca y Anahí abrió los labios, haciendo Alfonso gemir de deseo. Una de sus manos la sujetaron las muñecas, pero la otra acariciaba su espalda, acercándola más. Ella se movió, gimiendo de frustración por no poder tocarlo.

Alfonso casi perdió el control cuando la lengua Anahi acarició sus labios, llenos de pasión. Era exactamente lo que parecían querer apagar con besos. Pero sólo aumentó. Cada vez más.

El Bello y la Bestia •AyA• (Versión en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora