La Locura del Noctámbulo

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Puede que mi alma sea de artista, o quizás soy solo un loco.

Pero cierto es que desde que se rompió mi voz, echo de menos aullarle a la Luna.

Me siento mejor cuando la Dama de Negro cubre con su manto la ciudad y con él trae la calma.

La inspiración entonces me embarga: vil, cruel, veloz e imparable,

y mil ideas difíciles de contener y ordenar inundan mi mente, sin tregua.


Puede que mi alma sea de artista, o quizás soy solo un majadero.

Quizá en otra vida fui un gato callejero, o quizá es cierto lo que dicen:

Que es signo de inteligencia la creatividad nocturna,

y que sus fugaces ingenios son amigos del insomnio.

Opino que soy más loco que sabio y más majadero que erudito.


¿Poseo el don de la inteligencia? ¿Soy sabio?, ¿artista?

En absoluto lo pienso, me creo más bien loco y majadero;

lobo ermitaño e introvertido idealista;

insomne, chalado y gato callejero;

solitario búho nocturno

y misántropo con aire taciturno.


Mi musa, de tenerla, es de seguro la Noche.

Hay de día en mi alma un gran agujero,

y las tinieblas necesito, más que prefiero.


No soy astuto, ni sabio, ni artista, si me permitís el reproche.

Sin miedo a equivocarme aseguro, empero,

que soy insomne, divagante, chalado, noctámbulo -y un poco fantoche-.


Puede que mi alma sea de artista, o quizás soy solo un necio,

pero ansío oscuridad -a la que tanto aprecio-.

Mientras espero el ocaso en mi alma y ser muero,

porque de ideas me colma este gran compañero.


De quimeras la penumbra es todo derroche.

Pues es mi dama la Luna; el silencio, mi escudero;

mi juglar es el grillo; el firmamento, mi heredero;

fieles súbditos los astros; y mi reina, la Noche.


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⏰ Última actualización: Jan 27 ⏰

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