Capitulo 41

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Guardé lo que acababa de hacer, asintiendo ante mi último retoque. Había quedado muy bonita, y digna de ser colgada en una pared principal.

Me levanté del asiento, con el pulso acelerado por lo que tenía pensado hacer y borrando la sonrisa de manera involuntaria.

No podía echarme atrás. Me había prometido a mí misma que lo haría en cuanto terminara la foto, por el bien de todos mis seres queridos.. y el mío.

Respiré ondo, apretando las manos que caían a ambos lados de mi cuerpo y abriendolas, intentando calmarme. Mi mirada iba de un lado a otro de la habitación, pero no era eso lo que veía.

Hay opciones de que no funcione. No te preocupes.

Asentí, de hecho, esta era una idea muy disparatada que tenía más porcentaje de fracasar que de que dé resultado. Cogí una gran bocanada de aire, pensando en mi último razonamiento. Lo cierto era que era la idea de que funcionara lo que me permitía mantener la calma.

Finalmente, me relamí los labios con los ojos cerrados.

-- Luke. -- murmuré, con una mueca de dolor en mi rostro. Yo la percivía.

Decidí aclararme la garganta, y probar de nuevo, pero sonando más decidida.

-- Luke. -- dije esta vez en voz más alta, aunque no del todo firme, porque así como Luke podría acudir a mi llamada si funcionaba, los demás serían igual de sensibles a cosas como estas.

Esperé unos minutos en la misma posición, sin que mi determinación flaqueara, no ahora. Pero nada.

Entonces algo en mi interior cambió, que sentí en gran peso caer sobre mí, aparte de un nudo formarse en mi garganta. Era tan horrible esa sensación que comenzaron a acumularse lágrimas en mis ojos.

¿Y si estaba haciendo algo importante? ¿Y si no podía acudir, ni siquiera oir mi llamada?

No podía irme sin volverle a ver. No dudaba de que yo podría terminar con esta situación, si él me guiaba más o menos. Un sacrificio en vano no ayudaba a nadie, y era algo que me daba más miedo que la propia muerte.

Cerré los ojos con más fuerza, concentrádome todo lo posible en las imágenes de Luke que podía recordar.

-- Luke, por favor... -- terminé en un susurro, sintiendo un dolor en mi garganta que me impedía continuar. Bajé mi cabeza, mirando al suelo pero viendo una especie de lago que producían mis ojos.

Llamaron a mi puerta, provocando que me sobresaltara y alzara mi cabeza en un movimiento un tanto brusco. No me importó.

Me sequé las pocas lágrimas que bañaban mis mejillas, y me dirigí a la puerta, ahora con paso firme.

Cuando fui a abrir la puerta, vacilé un momento.

¿Podría ser que fuera él?

No me iba a engañar a mí misma, lo más probable era que esto hubiera sido una coincidencia muy...

-- Soy yo, Kat.

Me quedé rígida sin apartar la mirada de la puerta. Reaccioné en cuanto pude y, sacudiendo la cabeza para quitar cualquier teoría formulada con anterioridad de mi mente, abrí.

Ni siquiera sabía qué iba a decirle. La última vez que nos vimos habíamos discutido, y no sabía él, pero yo había salido muy mal parada sentimentalmente. Me afectó tanto lo que me dijo que esa misma noche me costó dormir. No paraba de darle vueltas al asunto de que estaba sola, aunque no era cierto.

Nuestros ojos volvieron a encontrarse, pero no parecía enfadado. Quizás no viniera a regañadientes. Ahora que lo pensaba, su tono no había sido duro o desganado antes.

No confies en los fantasmas || Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora