La bajada.

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Cansado y con hambre, decidido en ejecutar el primero de lo que será múltiples robos, con las miradas tristes y hambrientas de mis hermanos en mis hombros, impulsando por la idea de poder ayudarles, entendiendo que seré el único que podrá ayudarles, mientras mi madre cada vez mas se hunde en una depresión crónica después de que mi padre nos halla dejado, dando la vaga excusa de que la vida de casado no era lo suyo, mama no pudo con eso, derrumbada en su habitación no hay nadie que logre sacarla de ahí, el recuerdo de mis hermanos rogándole algo por lo que comer logro sacarme las lagrimas,  yo la ayudaria, yo los ayudaría a todos, podría lograr que fuera a un centro de rehabilitación, podría lograr que salgamos adelante, pero, nadie quiere darle a un chico de trece un trabajo, cansado de todo esto, haré aquello a que me han obligado.
Sentado en un blanquito observaba determinadamente una pequeña tienda que se encontraba  fuera de mi barrio, mucho mas alejado; sosteniendo con fuerza la navaja que había dejado mi padre, observe que salía su ultimo cliente  listos para cerrar me puse rápidamente mi capucha, y entre, provocando que el chico detrás del mostrador rodara los ojos ansioso por irse temprano, volvió a tomar el celular enfocando toda su atención en el, tome varias cosas,  tapando me la cara con una especie de mascara de lana, camine por detras, con agilidad, logre volar el mostrador logrando que no se diera cuenta, ubicando bien la puerta de atras, saque mi navaja y la ubique en su cuello, con la ventaja de que era lo bastante alto  para propasarlo un poco, sentí como se aceleraba su pulso y su cuerpo temblaba, lentamente me acerque a su oreja y profundizando aun mas de lo normal la voz le dije.

-Un minuto de duda puede valerte la vida amigo, entrega todo el dinero-dije con calma, el chico se apresuro en recoger todo el dinero y ponerlo en una bolsa encima de el mostrador, antes de tomarlo, pude notar en una pequeña pantalla, que aquella cámara estaba apagada, hoy sin duda era mi día de suerte, sin mas preámbulos tome el dinero y me eche a correr alcanzando rápidamente la puerta trasera, logrando salir de ella tome la bicicleta que pedí prestada y eche a correr sintiendo la adrenalina que sentía en mi interior, mientras mas calle doblaba esta mas aumentaba, estaba frenético, al llegar a casa eche la bicicleta dentro y corrí hacia mi habitación, nadie me había notado,  me arranque aquella mascara de lana que cubría todo a excepción de mis ojos, cayendo al piso tome mi cabeza entre mis manos sintiéndome una basura, las lagrimas brotaron de mis ojos y me acune a mi mismo recordándome el motivo el cual me había llevado a eso, recordé a mi madre y a los chicos que lloran del hambre, no se si esto era motivo suficiente, pero ya lo había hecho, lo tenia logrado, los chicos podrán comer por un par de noches, tal vez mama no lloraría tanto al ver que hay comida en nuestra mesa, tal vez esto haría que reflexionara y aceptara la ayuda que le ofrecen mis tías o se buscaría un trabajo,  buscaba en mi cosas buenas, pero no se iba este sabor amargo de mi boca, tome mi cabello entre mis dedos y los jale, tengo que ser fuerte, por ellos seré lo que sea.

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⏰ Última actualización: May 19, 2016 ⏰

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