Sin Retorno.

167 17 6
                                    


Soy yo. Aquel que aun entre sueños aclama tu nombre, entre sonrisas vacías y llantos mudos. Aquel que daría lo que fuese para permitir que entre mis brazos te mantengas por más tiempo. Aquel que recurre al pasado para refugiar su más triste recuerdo y perdurarlo, aunque sea en vano. Aquel que desea que recuerdes donde quiera que estés, que aún existe una pizca de amargura desde el día en que te fuiste.

Donde todo acabó. Y no hay como regresar atrás.

Soy yo. Aquel que en su alma habita la soledad y el desquicio. Aquel que entre sus manos fijó una navaja y con su filo rasgó mi sentir. Aquel que por más que lo intente no deja que su vida se apague y anhele lo que una vez fuimos.

Ambos.

Porque estaba tan seguro de que tú, al igual que yo, deseaba todo esto. Solo que no se dio de la manera que imaginamos.

Que las risas, los paseos, las noches en vela... Los besos, caricias y susurros fortuitos... Las lágrimas, las disculpas y el olvido.

¿Y el perdón?

Realmente no sé si algún día lo sienta.

Después de tanto consuelo y palabras vacías, llegaron las voces fuertes y puertas cerradas. Te habías ido sin mirarme, sin despedirte, sin apenas un ápice de querer volver. Te habías cansado de mí y yo de ti. De los constantes enfrentamientos, palabras mal afortunadas, de miradas llenas de desprecio y culpa.

"Tranquilo. No habrá más un nosotros". Eso habías articulado para minutos después tomar tus cosas y salir por aquella puerta resquebrajada.

Aunque después de toda esa escena no hayas parado por un segundo en preguntarte: ¿Hice lo correcto? ¿Estará bien?

¡Y vaya que no! Bastante lo habías dejado en claro cuando había regresado toda mi frustración en aquel hombre que pretendía ponerte una mano encima y manchar todo tu ser, tu piel nívea y perfecta. Después de todo, quien se encargó de llevarte hasta la cúspide del placer y hacer que dejaras de ser una florecilla recién plantada fui yo.

Quizás no fui un buen ejemplo, mi vida llena de adicciones y malos rumbos te llevó a tomar decisiones trágicas y mal tomadas. Quizás ahora esté yo abriendo los ojos y ser el verdadero espectador de mi miseria. Quizás mis miles intentos de un futuro próspero y sano se fueron en picada por mis impulsiones llenas de rabia hacia cualquiera que creyera que te haría daño.

¿Me entendías, no? Tú eras mío...

Pero ya aquel mío quedó atrás, ya no lo vale. Ya no.

Eras tu quien permitía dejar entre ver mi verdadero yo, quien vio mi parte amable y cariñosa. Fuiste aquel que vio mis primeras lágrimas caer por frustración de haber perdido amigos cercanos por mis malas acciones. Fuiste tú quien me dio los ánimos necesarios para poder seguir adelante y salir de aquella inmundicia que encerraba mi vida.

Y en cambio me diste la oportunidad de ser quien fuese la primera persona de la que te entregarías en cuerpo y en alma... Juntos por siempre.

Ahora desearía poder apresar aquellos recuerdos en un baúl, el tiempo que pasamos y el amor inconfundible que te tenía. Eras mi regalo de existencia, mi luz entre tanta neblina espesa.

Eras mi rosa llena de espinas, una amarga. Pero a la final toda mía... Todo mío.

Verte de nuevo entre aquellas calles distorsionadas y en compañía no deseada. Entre manos y abrazos que hacían que mi corazón diese un vuelco y quiera repetir lo que en una pasada ocasión había ocurrido. Tener que vigilar tus pasos con la estúpida esperanza de creer que aun, muy en el fondo, seguías amándome.

Sin Retorno. - OS [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora