Misericordia Fingida

22 1 0
                                    


Aún recuerdo aquella época cuando aún era cercanamente libre, cuando desconocía poseer tal "libertad" y quería tener aún más. En aquél entonces envidiaba a los pájaros, deseaba a las mariposas y añoraba el tacto de la nubes.

Aquél, ya pasado, tiempo en el que era remotamente feliz y bastante más libre que ahora. Cuando mi jaula era mucho mas grande y no me asfixiaba con mis, ahora demacradas, plumas.

Recuerdo cuando comencé a desear aquellas alas que ignoraba ya poseer y que, con el tiempo, se transformaron en heridas de gravedad, en llantos, alaridos, sueños rotos y fundidos supurando como cortes en mi espalda, a la altura de mis frágiles omóplatos.
Cuando me enteré de su existencia resultó ser tarde, puesto que ya las había arrancado en mi ceguera. Fue entonces cuando comenzaron los delirios, los cuales llegaron con ráfagas, tormentas y ciclones de revelaciones.

Mi corazón dejo de ser tierno y suave, cual pelaje de felino o lagomorfo; y en su lugar comenzó a teñirse de matices apagados, transformándose en una materia similar a la tiza, la cual se resquebrajaba con la mas mínima caricia. En medio de aquella metamorfosis mi, en aquel tiempo, débil corazón entró en agonía.
Sus gritos llamaron la atención de las curiosas aves, del basto y petulante cielo, de las efímeras nubes; inclusive de los tan lejanos astros.
Todos y cada uno de ellos comenzaron a sentir una hipócrita y lastimera compasión, tanto de mi sufrido corazón como de mi ser en toda su expresión.
Y, en su falsa misericordia, robaron mi corazón y lo ocultaron en algún lugar del cielo nocturno.

—Deseabas ser libre, ¿verdad?— preguntó con ironía el cielo.— Pues, me temo decirte, que los miserables humanos son incapaces de alcanzar tal libertad. Y su cambiante corazón es el mayor obstáculo. Por eso... —continuó— mis misericordiosos hermanos y yo hemos decidido aliviarte de tal carga, agradecenos por ser portador de tal honor. Claro esta, no podrás amar, odiar o sentir nada que sólo puede sentir un ser con corazón; pero te será más fácil alcanzar tu tan inútilmente añorada libertad.

Han pasado años ya de eso, todavía recuerdo aquellas palabras, pero recientemente alguien me hizo cuestionarme...

Lo siento, eso es cuento de otro día."

Fragmentos InconclusosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora