PRÓLOGO:

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-¡Noooo! -grité.

Una moto negra salía de la carretera rompiendo la verja de seguridad que la separaba del río que corría a su lado.

Yo estaba en la orilla de aquel río mojándome los pies en el fresco agua debajo de un puente en el centro de la ciudad de los Ángeles.

Ví como la moto saltaba y se sumergía bajo el agua unos metros más alejada de mí. Se me cayó el alma al ver que había un joven montado en ella y que probablemente se ahogaría.

No podría soportar de nuevo ver a otra persona morir ahogada. Esta vez debía de actuar. O lo lamentaría de nuevo y me sentiría culpable de su muerte.

Era de noche, la primera noche de primavera, pero yo tenía calor. Me sumergí en el agua y empecé a bucear en busca del joven. Ese agua estaba mucho más caliente del que yo solía tocar antes de que me obligaran a mudarme del lugar en el que nací y me crié.

En unos instantes tenía delante mío la moto que se sumergía rápidamente, era ágil nadando. Busqué el cuerpo del joven y le quité el casco antes de salir a la superficie.

Crucé dedos porque aún siguiera con vida y regresé a la orilla con él a la espalda.

Una vez toqué la arena y el agua ya no cubría más que nuestros tobillos, apreté sus pulmones para que expulsara todo lo que había tragado y le hice el boca a boca.

Mi madre se aseguró bien antes de morir de enseñarme todas las vías de supervivencia ante el agua. Yo ya no lo temía, pero a pesar de aquello no pude salvarla cuando ella murió en la grieta del hielo.

A los pocos segundos el joven se incorporó un poco de la arena y tosió hacia el lado opuesto a mí expulsando todo el agua que aún le quedaba en los pulmones.

Solté un suspiro al comprobar que aún seguía con vida y lo observé con más detenimiento. Era rubio con mechas castañas, el color de sus ojos no lo pude distinguir con claridad debido a lo tarde que era y la poca luz que había.

-¿Qué? ¿Quién eres tú? -el joven no tardó en girarse hacia mí.

-Mi nombre es Venus, pero no soy de aquí -expliqué.

-No, eso ya se ve -dijo mientras en su rostro se formaba una media sonrisa.

Le miré sin comprender y entonces añadió:

-Me refiero a la ropa -volvió a toser para expulsar todo el agua que le quedaba dentro.

Bajé la vista para ver mi supuesta ropa rara. Y fue entonces cuando comprendí: yo vestía con la parte de arriba de un bikini y con unos vaqueros cortos, mientras que él llevaba una chaqueta negra de cuero y unos largos pantalones negros.

-Aún hace frío, acaba de empezar la primavera. ¿Por qué vistes así? -me preguntó examinando mi ropa de arriba a abajo.

-Vengo de un lugar en el que no sube de los cero grados -contesté al respecto.

-Entiendo -dijo sin comprender una sola palabra, pero se rió-. Yo soy Eddward, pero llámame Edd, odio mi nombre completo -volvió a mostrar su ladeada sonrisa.

-Está bien, Edd -le devolví la sonrisa.

-¿De verdad no tienes frío? -repitió de nuevo.

-No. El que parece que lo tiene eres tú -Edd estaba tiritando por el frío, yo no lo entendía, para mí ese agua estaba caliente, aunque también más contaminada a la que yo tenía familiar.

-Sí, es cierto. Pero no quiero regresar a mi casa. Mi madre sólo desea que me haga modelo como ella. Yo no quiero la fama. Es una mierda.

-Pero tiene que ser una buena experiencia -añadí.

-La fama es una mierda -repitió Edd negando con la cabeza.

-Pues, lo que tú digas -le di la razón, la verdad yo no tenía ni idea de lo que era realmente-. Ven a mi casa. Allí podrás secarte.

-Gracias... -agradeció tiritantando y se levantó de la arena.

Le imité y nos pusimos de camino a la mansión de mi padre, la mansión el la que yo había dormido únicamente ayer.

-Lo hiciste aposta, ¿verdad? -pregunté recordando la angustiosa escena.

Edd me miró sin comprender.

-Lo de tirarte al río en moto... -continué-. ¿Por qué? -no lo entendía. La muerte de mi madre fue un accidente, pero ¿quien quería morir ahogado en el agua?

Me miró serio, pero no añadió nada. Había algo que ocultaba tras aquel misterioso desvío con la moto. Algo que quería ocultar a todos, algo que le dolía de verdad reconocer. Pero yo desconocía ese algo.

Amor En El AguaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora