El Descubrimiento Del Cambio

Las falsedades parte 2

Todo sucedía muy rápido, el balón volaba de un lado a otro de la pista y, aunque nosotros defendíamos como podíamos, obviamente no somos jugadores de baloncesto y esto no es High School Musical, con lo que en veinte minutos no podríamos hacerlo mejor que ellos. Al final nos ganaron por treinta puntos, quedando todos agotados, pero en ese momento entró el entrenador y nos echó a todos de su pista, provocando que corriéramos riéndonos como locos. Fuimos a los vestuarios de fútbol, nos duchamos, nos cambiamos y nos dirigimos hasta el café donde trabajo. Mientras tanto, Jack fue a por Ruth a sus clases de violín -mi hermanita siempre había sido una pequeña genia- para quedarse aquí hasta que yo terminara de trabajar.
Los chicos decidieron quedarse a cenar, dándome trabajo como no. Mientras, en una de las mesas, Ruth jugaba con Jack, intentándo entretenerlo porque, aunque intentaba disimular, tenía muy mala cara: sabía que, después de todo, este año no iba a poder pisar la pista de Baloncesto. Eso sí que le dolía, pero ya no se le ocurría que mas hacer para remediarlo tras perder en ese encuentro "justo".
Para cuando terminé la jornada laboral estaba completamente agotado, y todavía me quedaba sacar al maldito perro, porque claro, como soy el mayor ya paso yo el frío, no vaya a ser que les de una ráfaga de viento a los señoritos. Mientras conducía pensaba en si nos habían mandado algo importante en las clase, pero lo que recordaba era a Kate, la chica del otro día. No sé porqué, pero pienso bastante en ella últimamente. Bueno a ver, sí se, porque es que tiene un culito envidiado por cualquier tía y adorado por cualquier tío, producto de todo el deporte que hace. Si es q encima le gusta el fútbol , qué mas puedo pedir. Según me acercaba a la casa empecé a vislumbrar una sombra de lo que parecía un hombre esperándonos en la puerta. Al acercarnos vi que era realmente la última persona que esperaba ver allí... El entrenador del equipo de baloncesto.
Lo invité a pasar al salón y serví algo de café y galletas mientras veía como el entrenador apoyaba dos cajas de cartón, aparentemente bastante, pesadas en la entrada y tomaba asiento en uno de los sofás. En ese momento su voz ronca me sorprendió; parecía mucho más seria que de costumbre:
-Bien, es tarde así que iré al grano. Venía a comentaros dos temas. Lo primero de todo, Jack, el equipo de la universidad quiere ofrecerte una beca de baloncesto por la cual pagarían tus gastos escolares hasta que terminaran la universidad mientras jugaras en su equipo. Se ve que que hoy impresionaste al hijo pequeño del seleccionador, Harry, cuando jugasteis en el partido de esta tarde - "Harry, así que ese era el nombre del capullo que me había robado a mi chica" pensé serio pero me mantuve callando escuchando - ¿Y bien, aceptas la beca?
Jack no podría estar mas ilusionado y me miro con los ojos vidriosos, a lo que yo asentí con vehemencia. Aceptó la oferta de inmediato.
- Sí, claro, ¿a qué hora empiezo? - preguntó, emocionado.
- El entrenamiento comienza a las 17:30, pásate a esa hora ya cambiado con la equipación de la caja.
De repente veo como Jack mira emocionado su nueva equipación y noto como esta vez el entrenador me mira a mi
-Sé que no me conciernen a mi estas cosas de fútbol -continúa el entrenador- pero... Mark, tu entrenado se encontraba indispuesto para acudir así que seré yo quien te de esto- me pasa una carta
En ella veo el sello de la federación nacional de fútbol de los Estados Unidos de América y empiezo a leer curioso

"Estimado señor Mark Ender:
Nos complace informarle de que este año deseamos contar de nuevo con su presencia en los partidos de carácter internacional con nuestro equipo. Debe pasarse por la federación cuanto antes para evaluar su nivel tanto clínico como físico. El entrenador de la selección desea verse con usted en persona antes del primer entrenamiento, y por ello le insta a aparecer por su despacho en cuanto le sea posible.

Firma: Edd Wagner
Secretario del presidente de la junta deportiva nacional."

No podía creérmelo, todo en mí era felicidad ahora mismo, todo iba sobre ruedas. Otro año con la selección, el segundo con la absoluta, y este no tenía pensado terminarlo sin alzar una copa en mis manos.