Capitulo 1

35.5K 1.1K 95
                                    

   CHRISTIAN GREY

Estoy molesto... más que molesto; estoy enojado... he tenido una horrible discusión con mi padre. El está furioso porque yo he abandonado la universidad, y no es cualquier universidad; es Harvard. Él no entiende que ser universitario no es lo mío. Yo quiero tener mi propia empresa. Ese es mi sueño pero mi padre ya me dejó muy claro que no me apoyará, está demasiado decepcionado conmigo para ayudarme. Seguramente piensa que además de ser un bastardo, soy un fracasado.

Debo recurrir a la única persona que puede ayudarme: Elena, aunque no estoy seguro si querrá hacerlo,  últimamente está rara y yo quiero terminar el contrato que tenemos de ama y sumiso, espero que ella lo entienda. Ya estoy harto de ser su sumiso. Ya no me interesa.

Me dirijo al restaurante para reunirme con ella.

Me pregunto cómo lo tomará Elena cuando le mencione que ya no quiero ser su sumiso. ¿Querrá que yo tenga sumisas? Ella es muy posesiva. Espero que lo entienda y me ayude a conseguir la primera sumisa.

Voy sumido en mis pensamientos, que no me doy cuenta por donde camino, hasta que tropiezo con alguien.

Mierda, la persona con quien tropiezo cae al suelo.

— Disculpa.— Le digo.

La culpa es de ella por atravesarse delante de mi.

Reprimo la irritación que me sale naturalmente ante tal torpeza. Me acerco enseguida a la chica, que está a cuatro patas en el suelo. Le doy mi mano para ayudarla a levantarse, una pequeña mano toma la mía.

— ¿Estás bien?— Como si me importara, es obvio que es ella la que  debería preguntarme si estoy bien.

Antes que ella me responda alzo mi mirada y se cruza con la de ella. Unos enormes ojos claros me  dejan petrificado al ver a una hermosa niña de ojos azules. Son de un color de lo más extraordinario, y durante un momento horrible me siento como si pudieran ver a través de mí. Sacudo mi cabeza y borro inmediatamente de mi cabeza ese pensamientos.

— Si...yo estoy bien— responde timidamente.

— Disculpa, yo no me di cuenta por donde iba caminando— ¿Por qué me estoy disculpando?

La miro con atención: Está niña no tiene dieciocho años, aún así es preciosa.

— Discúlpeme usted a mi, yo iba distraída— añade cohibida

No puedo dejar de mirarla es hermosa debe tener unos quince o dieciséis años.

— Señor mi mano.

Mierda no me di cuenta que aún le sostenía la mano.

— Disculpa.

Por dios Grey ¿Acaso eres un puto adolescente?  Haz el favor de comportarte.

— Por cierto soy Christian —me presento con ella.

¿Enserio Grey? ¿Que sucedió con: La culpa es de ella por atravesarse delante de mi?

—Anastasia — responde.

Que bonito nombre: Anastasia. Anastasia. Es un nombre muy bonito. Me gusta cómo me acaricia la lengua.

—Que nombre tan bonito—murmuro distraído.

Sus mejillas se tiñen de un hermoso y encantador tono rosa dándole un poco de color a su pálido y pequeño rostro.

Maldición, dije un pensamiento en voz alta.

Continúo observándola: rostro pequeño, nariz respingona, labios carnosos. Si ella tuviera unos años más sería la sumisa perfecta. Pero es muy inocente. Lo más probable que aún sea virgen. O tal vez no. Aún así es demasiado joven para mí.

UN PEDACITO DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora