UNO

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UNO

Tratando de huir de una fuerte tormenta, busco refugio en una pequeña cafetería escondida al final de la avenida 42, la cual podía ser algo desolada en los días de invierno y otoño. Las calles estaban vacías y las tenues luces le daban un aire más friolento al ambiente que ya por si solo era bastante frio. Las campanillas tintinearon llamando la atención de los empleados, había sido un día igual al resto, poca clientela.

Rita suspiro frotando sus manos rápidamente tratando de obtener algo de calor. Era la primera vez que iba a esa cafetería pero tenía un aire rural y de campo con sus mesas de madera, y ese olor a roble mojado y café chorreado.

Se sentó una mesa después a la cual se encontraba un hombre con una mujer que parecía ser su esposa hablando tranquilamente. Eso le recordaba que debía hacer el ensayo de literatura, lo que había entendido de la obra "Crónicas de una muerte anunciada" de Gabriel Garcia Marquez, así que aprovecho, saco su libreta, un lapicero y comenzó a utilizar su memoria para recordar lo que había leído la madrugada anterior.

Unos segundos después un chico se acerco a ella con un delantal y una boina masculina cubriendo una radiante cabellera castaña y ondulada -o rizada aunque eran algo perdidos-. Su mirada verduzca era algo inocente y su sonrisa simpática.

—Bienvenida, tomare tu orden cuando estés lista.

—¿Me podrías dar un menú por favor? —Pregunto sin apartar la mirada de sus ojos.

El chico asintió sin decir nada y se retiro pero rápidamente volvió con una pancarta plasticada y algo sucia. Mientras ella se decidía por lo que iba a ordenar el pacientemente espero su orden lo cual incomodo un poco a Rita quien sabía que tardaría un poco en escoger y no quería hacerlo esperar.

—Te recomiendo el frapuchino de caramelo caliente. Es bastante dulce y esta de temporada. Solo por si aun sigues indecisa —Dijo el chico por primera vez con una sonrisa tímida. Esa opción le sonó tentador a Rita tanto que reconsidero lo que iba a pedir

—Me darías uno de esos y un emparedado de atún con cebolla.

Nuevamente el asintió sin decir nada. Rita noto que el chico era algo raro pero a la vez su sonrisa le causaba ternura. Nunca había sido la clase de chica que si sentía interés por un chico, se lo dejaba saber muy claro. Prefería que el chico la invitara a salir, era una enamoradiza compulsiva la cual creía fielmente en la manera tradicional del amor. Con el chico proponiendo y la chica disponiendo.

Sin darse cuenta después de unos minutos de estar pensando en tonteras su orden llego.

—Espero que lo disfrutes Rita. —Dijo el chico. La chica sonrió y asintió.

El mesero se fue y Rita tomo un sorbo de su café. Sabia delicioso, estaba pensando en ir frecuentemente a esa cafetería al menos hasta terminar esa temporada de caramelo. Pero en cuanto asimilo lo extraño, lo dejo a un lado y dejo esos pensamientos para otro momento. Lo importante era saber:

¿Cómo supo su nombre?

Eso era bastante extraño. No tenía un gafete o su nombre tatuado en su antebrazo así que era meramente imposible que supiera su nombre. Ahora por alguna extraña razón se sentía incomoda y a la defensiva.

Intento no pensar en eso mientras hacia su ensayo y colocándose sus audífonos concluyo su tarea después de hora y media al igual que concluyo su emparedado y su café.

Se levanto y ordeno todo, guardo sus cosas y saco su billetera para pagar, al parecer la única persona que se encontraba en el local era el mesero pues aparte de atender, se encontraba en la caja. Ya la pareja se había retirado hacia media hora y a causa de las altas horas su recordatorio le hizo darse cuenta que ya era hora de ir a casa. Se acerco a la caja y ahí estaba el ojiverde entregándole una sonrisa simpática, tenía algo de locura en ella, pero se le hacía imposible pensar que un chico así de lindo podía ser un loco

—Oye, ¿Cómo supiste mi nombre? —Dijo Rita sin ocultar la confusión en su voz y su mirada. Le tendió el billete al chico mientras este le daba el cambio y su recibo.

—Tu libreta. Dice tu nombre. —Dijo el chico con una miraba tímida. —Lamento ser tan entrometido, pero me pareció un hermoso nombre.

Las preocupaciones de Rita disminuyeron y suspiro alejando todos los malos pensamiento, era claro que el era un chico muy inofensivo. Aun estaba un poco a la defensiva pero el comentario acerca de su nombre le había parecido muy adorable

—¡Oh claro! —Aun estaba un poco dudosa pero no lo vería mas así que no se preocupo. —Lamento haber sospechado mal.

—No te preocupes, fui yo quien te ha acosado. —Dijo el chico con una pequeña sonrisa burlona. Rita rio levemente y negó a su vez. —Soy Harry por cierto.

—Un gusto. —Dijo Rita sencilla con una pequeña sonrisa y sin más salió del local, siendo esa la última vez que vio a Harry. O eso creía...

Desde ese día Harry no dejo de pensar en Rita y sabia que necesitaba volver a verla. Apenas la conocía, habían intercambiado un par de palabras pero ya sabía que esa chica aliviaria sus males. Por el contrario Rita había olvidado por completo su visita a la cafetería desolada y con ello, también había olvidado a Harry. Pero no por mucho tiempo.


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NOTA DE LA AUTORA: Espero que les haya gustado el primer capitulo, se que fue algo corto pero los demás no serán así. La novela esta para mayo y esto es solo un pequeño adelanto de lo que se vendrá próximamente. Sera increíble así que guarden la obra en sus bibliotecas y disfruten

Obsessive Maniac //HS//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora