Mikaela Shindo.

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El despertador  sonaba puntual como cada mañana, posado sobre el pequeño mueble de madera junto a la cama, su sonido inundaba la enorme y lujosa habitación de blancas paredes, junto con  el suave susurro del viento helado meciendo las delgadas cortinas color crema de aquella ventana. 

Eran apenas las seis de la mañana, el sol aún no se asomaba entre los enormes edificios de la ciudad para  dar la bienvenida a un nuevo día.

La cabellera rubia se arremolinaba en la suave  cama ante el incesante y molesto ruido del despertador,  sacando a duras penas su brazo para apagarlo sin éxito, exhausto, se da por vencido y se sienta sobre el colchón posando sus pies desnudos sobre el piso frío mandándole un leve escalofrío por la espina dorsal.

Con pereza se colocó una camiseta por el frío de aquella mañana, ya era hora de alistarse para el trabajo, cuando sentí unos brazos rodearme el cuello por detrás.

— ¿Tan temprano te levantas? Aún esta oscuro.— Susurró una voz  ronca en su oído a la vez que sus delgados brazos envolvías su pálido cuello desde atrás.

—Por supuesto, debo alistarme para el trabajo— Respondió zafándose del agarre— Y tu deberías hacer lo mismo. 

Se colocó  de pie  para  dirigirse al baño y  darse una ducha.

La voz a sus espaldas suspiró

—Yo no entro hasta las nueve, así que dormiré un poco más.—Exclamó somnolienta mientras se envolvía entre las sabanas dispuesta a continuar con su sueño.

Observó de nuevo la silueta desnuda de aquella chica, sus cabellos castaños descansaban dispersos en la almohada, su piel acaramelada completamente expuesta. Una de las tantas chicas que ya han pasado por esa cama, solo para satisfacer el deseo de una noche. 

Cuando ella giró su esbelto cuerpo en su dirección, él desvió la mirada y siguió su camino al cuarto de baño. Al cabo de 20 minutos había terminado de alistarse con un traje gris de etiqueta,  camisa pulcramente blanca y una corbata azul marino a juego.

El silencio era total, tanto que mientras untaba un a tostada con mantequilla, casi sentía que cometía un delito por estar ahí, en vez de dormir como el resto de la gente, pero el trabajo era el trabajo.

Quitó la cafetera del fuego mientras le daba un ultimo mordisco a la tostada, se sentó en una silla frente a la mesa con la taza de café negro en mano y comenzó a programar el día como era su costumbre.

A las s siete en punto partió directo a la oficina. Tomo su larga gabardina negra que descansaba en el respaldo de la silla cuando la chica de cabellos castaños apareció en el marco de la puerta envuelta en sabanas, con un poco más de arreglo Mikaela estaba seguro podría parecer una hermosa reina griega.

 — ¿Ya te vas?— preguntó con una sonrisa provocadora.


—Si— le respondió con simpleza —Tengo una reunión temprano. Te espero en la oficina no llegues tarde. 


— Nos vemos en la oficina. —pronunció de vuelta al pasar por su lado.

Al entrar a su  auto cerró los ojos como si estos le pesaran una tonelada, no tenía tiempo  para meditar sobre sus acciones. Aun si las consecuencias por estas le terminaban alcanzando mas temprano que tarde.

Al llegar a la compañía donde trabajaba, con mi maletín en mano, preparado para la reunión.

—¡Mika! por fin llegas, tan puntual como siempre—  escuchó una voz acercarse, no necesitó darse la vuelta para saber de quien se trababa después de todo, trabajar en colaboración con Lacus por más de 5 años le daba la libertad de ignorarlo.

—¿Que es lo que quieres? —Musitó con  tono molesto, no había cosa peor que escuchar su voz molestando tan temprano.

—¡Vamos! no seas tan amargado a estas horas de la mañana o que ¿Acaso no la pasaste bien, anoche con Akane?—Me pregunto con una sonrisa sugestiva.

—Eso no es asunto tuyo.—respondió indiferente mientras esperaba que abriera el elevador para deshacerse de este tipo.

 Cuando por fin se abrieron las puerta, se dio cuenta que había alguien dentro, otro tipo que no soportaba mucho y que por supuesto era mejor amigo del otro idiota.

—Buen día  chicos — la comisura de sus labios se elevaron apenas, como si el simple intento del gesto le cansara en demasía — ¿Listos para la reunión?  

—Hola Rene,— Saludó alegremente Lacus — No le hables mucho a Mika hoy, parece que no le fue bien con Akane. 

Sin musitar nada,  Rene, dirigió la mirada hacia el rubio, con un débil brillo de  curiosidad  brillando en ellos. Mikaela frunció el ceño exasperado. Pero se abstuvo de poner los ojos en blanco y expresarles cuanto le desagradaban.

—Lo que pase o no en mi vida no es asunto suyo— sin esperarlos entró al ascensor en cuanto este volvió a abrió sus puertas. 

Lacus y Rene siguiéndolo por detrás.


N/A:   Hola, hola. Espero que me recuerden, o tal vez no jeje

Después de tanto decidí volver a publicar esta historia y terminarla por fin. Pero ¡dios santísimo! no recordaba que tuviera tantos errores jajajaja

Subiré los capítulos de a poco, quiero que tenga más coherencia y con los mínimos errores que se pueda. 

Espero que gusten volver a acompañarme en esta cortita historia. Con suerte y tras las ediciones necesarias, llegue a los 10 u 12 capítulos como máximo.


Gracias por leer!

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⏰ Última actualización: Apr 18, 2020 ⏰

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DULCE NOVIEMBRE. (MikaYuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora