LAS 7 LEYES
ESPIRITUALES DEL
ÉXITO
DEEPAK CHOPRA
1994
Tú eres lo que es el profundo deseo que te impulsa.
Tal como es tu deseo es tu voluntad.
Tal como es tu voluntad son tus actos.
Tal como son tus actos es tu destino
- Brihadaranyaka Upanishad IV.4.5.
INTRODUCCIÓN
Aunque el título de este libro es “Las siete leyes espirituales del éxito”, bien podría ser “Las siete leyes
espirituales de la vida”, porque son los mismos principios que la naturaleza emplea para crear todo lo que existe
en forma material - todo lo que podemos ver, oír, oler, degustar o tocar.
En Creating Affluence: Wealth Consciousness in the Field of All Possibilities, describí los pasos para llegar a la
conciencia de la riqueza sobre la base de una verdadera comprensión de la manera como funciona la naturaleza.
Las siete leyes espirituales del éxito constituyen la esencia de esa enseñanza. Cuando este conocimiento se
incorpore en nuestra conciencia, tendremos la capacidad de crear una abundancia ilimitada sin esfuerzo alguno, y
de experimentar el éxito en todo lo que nos propongamos.
El éxito en la vida podría definirse como el crecimiento continuo de la felicidad y la realización progresiva de unas
metas dignas. El éxito es la capacidad de convertir en realidad los deseos fácilmente. No obstante, el éxito,
incluyendo la creación de la riqueza, siempre se ha percibido como un proceso que requiere mucho esfuerzo, y
que muchas veces se logra a expensas de los demás. Necesitamos acercarnos de una manera más espiritual al
éxito y a la riqueza, que no es otra cosa que el flujo abundante de todas las cosas buenas hacia nosotros.
Conociendo y practicando las leyes espirituales, entraremos en armonía con la naturaleza para crear con
espontaneidad, alegría y amor.
El éxito tiene muchos aspectos, y la riqueza material es solamente uno de sus componentes. Además, el éxito
es una travesía, no un destino en sí. Sucede que la abundancia material, en todas sus manifestaciones, es una
de las cosas que nos permite disfrutar más la travesía. Pero el éxito también se compone de salud, energía, entusiasmo
por la vida, realización en las relaciones con los demás, libertad creativa, estabilidad emocional y
psicológica, sensación de bienestar y paz. Pero ni siquiera experimentando todas estas cosas podremos
realizarnos, a menos que cultivemos la semilla de la divinidad que llevamos adentro. En realidad, somos la
divinidad disfrazada, y el espíritu divino que vive dentro de nosotros en un estado embrionario busca materializarse
plenamente. Por tanto, el éxito verdadero consiste en experimentar lo milagroso. Es el despliegue de la divinidad
dentro de nosotros. Es percibir la divinidad en cualquier lugar a donde vayamos, en cualquier cosa que veamos: en
los ojos de un niño, en la belleza de una flor, en el vuelo de un pájaro. Cuando comencemos a vivir la vida como la