Alma de Mariposa

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Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada 

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¿Quién diría que tendríamos una nueva oportunidad? ¿Qué nuestros actos de sacrificio y entrega serían recompensados? La paz reina en la tierra temporalmente gracias a todos los sacrificios hechos durante la guerra contra Hades, gracias a los cielos aquella cruenta lucha que se llevó tantas vidas ha terminado y que por concesión de nuestra amada Diosa Athena podemos tener otra vida. Ahora todos los dorados nos hallamos reunidos en el Salón principal del templo del Patriarca, ha pasado una semana desde nuestra resurrección, muchos aún se encuentran confundidos por la nueva vida, quisieran todavía seguir en el oscuro sueño de la muerte siendo recordados con honor por las batallas libradas. Otros mantienen latente el odio y el resentimiento de antaño por todos los sucesos acontecido hace más de trece años. La relación entre nosotros no será sencilla, es más ni siquiera estoy seguro de que podamos convivir mucho tiempo en un espacio reducido sin querer asesinarnos

Como el más cercano a Dios soy capaz de percatarme de cada perturbación en sus energías y cosmos de mis compañeros de armas, muchos abatidos, con tristeza y nostálgicos. Saga y Kanon no son capaces de mirarse a la cara, ambos al encontrar su mirada desvían el rostro, uno con arrepentimiento, el otro con vergüenza. Milo es cauteloso con Camus, el recelo anida en su corazón y el acuariano lo único que desea es poder acercarse a Milo sin ningún impedimento, pero su orgulloso corazón no se lo permite por miedo al rechazo. Muchos continúan de la misma manera, pero de entre todos tu eres la excepción, ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo puedes no tener ira, arrepentimiento o un solo ápice de dolor en tu interior? Ese enigma me intriga Mu, tú me intrigas. Tu presencia pacifica, tu calma y mesura, y por otro lado ese guerrero decidido y entregado por su diosa, justamente como ese noble carnero que adorna tu constelación natal. Tú no guardas rencor ni odio, al contrario guardas un anhelo y esperanza de que todo puede cambiar para mejor, que está oportunidad valdrá la pena para resarcir nuestros errores.

Una suave, pero fuerte cosmos llama mi atención, desvió mis ojos hacía la entrada lateral del recinto principal, Athena envestida de su eterno vestido blanco y portando a Niké en su mano aparece, en sus ojos se ve la calidez y el cariño que prodiga a sus caballeros.

—Mis queridos caballeros dorados, muchos de ustedes se habrán preguntado del por qué los he reunido aquí.

Mis compañeros se remueven en sus filas, y tu Mu te mantienes estoico a la espera de las palabras de la Diosa, como si ya supieras lo que está por declarar, por vez primera veo un sentimiento diferente en tus ojos a la calma y suavidad habitual, ansiedad es lo que logro percibir, intento llegar un poco más a tu interior, sé que no es correcto, que estoy invadiendo tu privacidad, pero no puedo evitar la curiosidad. Veo en tu corazón montañas escarpadas, valles a grandes alturas y un clima muy frío, todo recordado con mucho cariño. Reconozco el sitio como Jamir, tu hogar. Tu deseas partir, eso no me agrado, no quiero que te marches, mi corazón palpita dolorosamente ante tu posible ausencia, ¿Cómo haré para retenerte? Todavía pululan por mi mente los constantes recuerdos de nuestros encuentros, con el fin del caos en el Santuario tú te asentaste en Grecia, volviendo a ocupar tu templo, fue ahí cuando nos hicimos más cercanos, cada día nos veíamos, hablamos; nuestras pasiones y aficiones eran muy parecidas, somos dos almas afines que habían logrado encontrarse, finalmente no pude evitar caer en tu encanto y terminé enamorándome de tu suave expresión y dulce sonrisa. Siempre quise decirte mis sentimientos, desee confesarme y el que tú me correspondieras, pero llego la lucha contra Hades y todo se fue abajo. Presentí que mi destino era la muerte y al saber eso decidí callar. Más ahora que tenemos otra oportunidad no te dejaré partir, al menos no sin dar la pelea, pues tú vales cualquier batalla.

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