"Intimidación".

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Aarón Lincon:

Me movía despacio para salir del edificio, la alarma de incendió retumbaba sin cesar en mis oídos. Ahora que lo pienso, no seria mala idea quedarme a que el fuego me consuma, bueno, se que no va a pasar...,sólo es un esperanzador pensamiento.

Cada paso lo daba con cuidado, no quería llamar la atención de nadie, es lo que menos necesito en este momento; mientras menos me noten mejor. Coloqué los audífonos en mis oídos: la música me distrajo de las asquerosidades de personas que me rodean, sentía la increíble necesidad de un cigarrillo.

La desesperación me está matando.

Caminé a una de las jardineras fuera del edificio:montones de flores muertas por doquier, el aire frío calaba en los huesos; coloqué la bufanda que guardaba en la mochila, tome la cajetilla de cigarros junto con el encendedor de la bolsa de mi sudadera y encendiéndolo finalmente sobre mis labios.

Miré a mi alrededor, todos sentados con sus amigos, riendo, platicando de cosas banales, bien por ellos. Yo estoy aquí, sólo, pensando por qué no puedo ser como ellos.

Todos dejaron de hablar al ritmo de que el viento de igual manera dejaba de soplar, giraron su cabeza a esas escaleras de piedra gris con barandales negros, como si todos estuvieran en sincronía. El ambiente se volvió mas pesado. No fui la excepción, me interesaba saber qué era lo que tanto miraban, los susurros se hicieron presentes en cuanto una bota negra tocó la piedra oscura que parecía querer similar su color.

Mi mirada fue subiendo: su torso cubierto por una chamarra de piel negra, hasta que me tope con su rostro, sentí que me faltaba el aire, sus facciones fuertes, labios gruesos, una piel un poco bronceada, sus ojos grises y cabello pelirrojo.

Otro paso, otro latido retumbando en mi puto pecho. ¿qué diablos pasa?

Se paró a mitad de la escalera, algunas personas se alejaban en silencio, otras zorras, perdón," chicas"...se acercaban coquetamente y como era de esperarse las ignoraba por completo a las estúpidas. Se detuvo en el ultimo escalón, girando la cabeza de lado a lado.

Su cabello es lo que más se resaltaba en el lugar: es espectacular, tan fuerte e intenso como el mismo fuego;parecía imposible que algo tan vivo esté en éste lugar donde todo esta frío y muerto.Es sorprendente, fascinante y digno de admirar por horas. Definitivamente su belleza era tan extraña, sus ojos fríos y carentes de vida, contrastaban con sus rojos cabellos y facciones fuertes.

Esos ojos tan grises...

Carajo, ¿Me está viendo?.Baje la mirada rápidamente queriendo ocultar lo inocultable, de seguro se dio cuenta que lo miro como puta adolescente hormonal.

Mierda, mierda... ahora pensara que soy un raro, aunque no estaría equivocado en aquellos pensamientos pero...¡MIERDA, VIENE HACÍA ACÁ!.

Mi corazón pareciera quererse salir de lugar, mi respiración se acelera, puedo sentir el pánico recorirendome el cuerpo. Debería correr, justo ahora. Mierda, no puedo correr, mis piernas no reaccionan.
Con elegantes pasos se acerca a mi, cada paso es un micro infartó; sus botas se hundían en la nieve, el gélido viento hace que mi cabello tape mi cara un poco, esta a pocos pasos de llegar a mi temerosa figura que luchaba internamente entre la decisión entre correr o esperarlo , que es lo que realmente quiero, pero muero de nervios. Sus botas se detienen al fin a pocos centímetros de donde me encuentro y con todo el valor acumulado que albergo me atrevo a levantar el rostro.

Lo primero que capto son sus labios abriéndose para dejar a la vista una dentadura perfecta, sus ojos intensos y su mano se levanta hasta mi rostro provocando que mi cuerpo le de un espasmo, pero no deja de subir su mano, se detiene en mi frente y se desliza por está con un suave toqué retira mis cabellos negros, sus labios se curvan.

De Chicos Pervertidos y MisteriososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora