¿Cuánto llevo aquí? ¿Cuántos días llevo en este sucio lugar? Entre estas cuatro paredes, sobre esta cama, pasando frío, viendo lo mismo cada día. ¿Cuántos meses llevo aquí? No, la pregunta es, ¿por qué estoy aquí?
¿Qué es lo que llego a recordar? Venga Nam Joon, haz memoria... haz memoria... Ah, sí, creo que algo recuerdo.
Los gritos abusaban de mi cabeza mientras yo cubría mis piernas con los brazos y me balanceaba de delante hacia atrás. Llevaba tanto tiempo haciendo eso que estaba acostumbrado. Era un juego. No un juego divertido, pero un juego al fin y al cabo.
¿Por qué me balanceaba de esa manera? ¿Por qué discutían mis padres desde hacía semanas? ¿Por mí? Sí, por mí. ¿Y por qué? Porque ninguno se quería quedar conmigo.
-¡Tú lo tuviste, es cosa tuya! -Gritaba mi padre.
-¡También es tu hijo! -Le contestaba mi madre. Cierto, también era su hijo.
-¡Tsé, como si fuera yo a creerme que él tiene algo de mí!
-¿Me estás diciendo que te engañé? -Claro que lo estaba diciendo.
La discusión siguió un largo rato hasta que, como siempre, oí un portazo y yo me asomé a la ventana para ver quién se había ido esa noche. Por primera vez me sorprendí al ver que ambos habían salido, aunque cada uno se fue por un lado. Me habían dejado sólo en casa.
Los ojos se me cerraban a causa del sueño, aunque en el momento en el que me acostaba todo ese sueño se esfumaba y volvía mi insomnio. ¡Ay, bendito insomnio! Gracias a él podía pensar toda la noche. Pensar y dibujar. Porque sí, eso hacía yo, dibujaba. Dibujaba todo lo que aparecía en mi cabeza, y no solían ser cosas bonitas. Es más, nunca eran cosas bonitas. Todo lo que dibujaba acababa en una caja que tenía oculta entre otras debajo de mi cama. Nadie nunca miraba ahí abajo, por lo que mis dibujos, mis pensamientos, mis miedos, mis deseos, estaban bien guardados.
¿Y qué más pasó? ¿Qué más...? ¡Ah, sí, la puerta se abrió!
La puerta se abrió cuando aún tenía yo un lápiz en la mano, y del susto oculté el dibujo bajo unos libros que tenía a un lado. Mi padre apareció, me cogió de la mano y tiró de mí con fuerza. Me llevó hasta el salón, donde estaba también mi madre, y ambos me miraron con cara de odio.
-¿Tú con quién te quieres quedar? -Me preguntó mi madre. Yo tardé en contestar, y eso los desesperó.
-¡Contesta a su pregunta de una vez! -Agaché la cabeza ante el grito de mi padre.
-Con ninguno -dije en un susurro.
-¿Qué has dicho?
-No me quiero quedar con ninguno -repetí, y esta vez me oyeron. Hubo un momento de silencio en el que ambos se miraron y después clavaron su vista en mí. Quería volver a mi habitación, quería seguir dibujando, pero sabía que no debía irme.
-Pues con alguno te tendrás que quedar -dijo mi madre. Yo me encogí de hombros.
-No me quiero quedar con ninguno, no sois buenos padres. -Ambos empezaron a reír a carcajadas. Sí, ellos lo sabían y no les importaba. Antes de poder decir nada, mi padre me pegó en la parte trasera de la cabeza. Era su típico "no digas tonterías".
-Vete a tu habitación, ya te diremos con quién te acabas quedando. -Asentí ante el comentario de mi madre y salí del salón. Mientras iba por el pasillo, oí algo que me paró el corazón y me hizo abrir los ojos todo lo que pude.- Es tan fácil como que se quede sin aire.
-¿Crees que algo así... es la solución?
-Cariño, ambos sabemos que el problema aquí es él.
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El Artista [Insane Minds, segunda parte]
Fanfiction"En el mundo normal no existen los para siempre, pero aquí es distinto. ¿Quieres saber por qué? Porque tú estarás aquí el resto de tu vida. De tu miserable, asquerosa y horrible vida. Espero que lo pases bien, Nam Joon." Esta historia está...