Yo, en un pequeño mundo

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Hola. Me llamo Tomy. Vivo en un pueblo, un poco grande, de lado de una ciudad.

La historia que estoy apunto de contar es una historia, tan real que sinceramente no la creerán.

Nací en la Ciudad de México, un 31 de Diciembre del 1999.

A muy corta edad, empezé a notar cosas raras en mi alrededor; note que, por momentos, las cosas que me pasaban, se repetían, una, y otra, y otra vez, como si en el mundo en el que vivía sólo fuera un sueño; una realidad, en donde cada uno de los que me rodeaban me vieran como "un pobre niño" al que solo le habían traído a este mundo por puro placer, un niño más..., para no decir mucho, pero siempre me sentía tan solo...

Un día, indagando en este pequeño, pero seguro mundo, alguien tocó a la puerta. Mi madre apresurada, abrió sin previo aviso; por qué "recuerdo que hacía una sopa buenísima de champiñones", y su olor me fasinaba. Ella antes de abrir la puerta, me dejó en mi cuna, para que no me fuera, dejó la sopa a medio terminar y abrió la puerta...

Apartir de ese día no volví a ver a mi madre, ni a mi padre.

No recuerdo más de ellos. Solo ese olor, un olor tan fresco y caliente que te ganas de comerla sin importar que.

La policía, años después, no averiguo nada, y quedé a cuidados de mi tía.

Bueno... Crecí en Veracruz, un estado de México, hermoso. Un lugar en donde la naturaleza te envuelve, un lugar donde puedes ser quien realmente eres.

Con mi tía viví 12 años. Ahí estudie toda la primaria. La vida era muy buena, eran muy buenas personas, tuve muy pocos amigos. Pero aún recuerdo a dos: Katya y Raúl.

Ellos eran personas muy tranquilas, bueno hasta donde te conocieran, por qué cuando sabes quién eres y como eres, bueno... Son un desásatre.

La vida me encantaba, era muy simple. Con solo ir a fuera, podías encontrar varios mundos distintos.

Un día salí al patio de mi tía. El pasto verde y bien cuidado, los árboles grandes y con muchas hojas, las plantas tan coloridas y en abundancia, me llenaba de tanta alegría que no podía imaginar otro lugar mejor en donde estar. Ese día recorriendo la basta finca de mi tía, encontré un árbol, tan grande y tan chueco que escalé hasta llegar a la punta. Una vez ahí, ver todo a mi alrededor y saber a qué altura estaba, me sentía el rey del mundo...
-¿Hola?- me habló una voz tan suave, pero sorpresiva.

Tropece... Y casi caigo del árbol, pero, aquella voz que me había sorprendido se hizo física y me tomó de la muñeca. Me alzó y me subió a donde empezé.

Ahí fue donde la conocí, su piel era blanca, sus labios rojos, su cabello tan castaño que parecía casi rubio. Venía vestida con unos shorts de mezclilla y una playera de Gun's N' Roses blanca.
Ella me miró.
Yo la miré.
Y de repente, soltó carcajadas. Le pregunté por qué se reía y ella no dijo nada.
Me presenté y le di la mano. Ella soltó una leve sonrisa y me dió su mano, pero no me dijo su nombre.
Le pregunté:
-¿ Que haces espantando a la gente, un lugar tan hermoso?

-¿ Espantando?, Tu fuiste el que grito y se cayó, cuando solo lo había saludado- respondió, sin dudarlo
-Okay, tienes razón- y tenía razón, lo único que hice fue culparla, cuando ella no había hecho otra cosa más que saludar y salvarme.- Y... ¿Que haces en un lugar así?, Creo que nunca te había visto en el pueblo-

Ella solo me miro y me dijo:
-Vengo a ver a unos abuelitos que tengo, junto con toda mi familia-
Sorprendido le contesto:
-Valla, debes venir de muy lejos-

A lo lejos se escucha un grito, pero no escucho el nombre que dise.

-Me tengo que ir- ella me dice apresurada , bajando del árbol.
-¡Espera!, No me has dicho nada sobre ti.- le contesto desesperado.
-Mañana, a la misma hora, y te digo- la última parte del árbol le da un brinco y se va corriendo.

Me quedé ahí un rato, mirando y apreciando el paisaje.

Me quedé pensando en ella... Solo un rato. Llegando la tarde regresé a casa. Mi tía me preguntó en donde estuve, y le contesté que estaba en la finca.

-¿Con quién?- me preguntó.
Solo tenía 12 años. Y realmente nunca había tenido una conversación tan rara, en especial con mi tía, y solo me limité a responder la verdad.
Y respondí que estaba en la finca y conosí a alguien, y que no sabía su nombre.

Esa noche hacía demasiado frío. Eran vacaciones de verano, y no tenía nada que hacer para el día siguiente, así que, me arrope y me quedé profundamente dormido.

Al día siguiente mientras desayunaba, me dijo mi tía que tenía que ayudarle a cargar cosas de la central de abastos. Y como no tenía compromisos, excepto por lo del día de ayer, todo hiria de maravilla si regresaba antes de la hora.
Le ayude a mi tía y de regreso, mire por la ventana del coche y solo me dispuse a admirar la naturaleza, cuando, de repente, una camioneta color negro nos rebasó bruscamente, pero no pasó nada.

Llegamos a la casa, me cambié de ropa y me fuí a la finca.
Ahí estaba en la punta del mismo árbol, esperando, pero realmente no lo hacía por encontrarme con ella, lo hacía por qué me encantaba ver la tarde en un árbol. Paso una nube con forma de... De... Yo creo que de nube, no le tomaba mucha atención a esas cosas, solo sabía que eran hermosas...

-Oye- me espanta discretamente. Doy un brinco muy leve, pero ella sabe que si me espantó.
-¿Por que me tienes que espantar?- le digo, - ¿No puedes saludarme de otra forma?
-Cálmate, señor nervioso- me dice con una sonrisa en su rostro.
-Bueno, ¿me vaz a decir quién eres?- le pregunté sin dar rodeos.
-Okay, me llamo Elizabeth- me dice mientras se sienta en la misma rama en la que estoy sentado. -Y antes de que sigas haciendo preguntas, te voy a preguntar algo a ti-
-Okay- le contesté
Y fue así como iniciamos una charla tan interesante y tan especial que llegó un momento en el que me sentía cómodo con la gente y con el medio que me rodeaba.

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