11: Volver a verte

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Ron y Percy están en la mesa del desayuno cuando Harry, las chicas y yo bajamos. Percy no está muy feliz de verme, pero pronto habla con Hermione sobre todo lo que hará con su nuevo puesto de Delegado en Hogwarts y parece que su humor mejora. Ron nos cuenta con cierto enojo que a él y a Ginny no los dejaron entrar a varias pirámides peligrosamente embrujadas, porque los muggles que alguna vez entraron a robar fueron partidos en pedacitos que luego se juntaron aleatoriamente y ahora hay seres mutantes por todas partes.

—Yo no me quejaría de no haber visto eso —digo—. Me daría pesadillas hasta terminar séptimo año en Hogwarts. Siempre estaría pensando que lo que está a la vuelta del corredor es uno de esos mutantes, cuando en realidad es la Sra. Norris.

—No sé cuál de los dos sería peor —dice Harry.

—Igual quería verlos —rezonga Ron—. Pero Harry, ahora tú eres el gran tema de conversación —dice Ron, y Harry lo mira confundido—. ¿Es verdad que inflaste a tu tía y luego te escapaste de la casa?

—¿Lo sabes ya?

—En el ministerio todos hablan de eso. Papá se enteró en el primer minuto al regresar a trabajar.

Harry sonríe con un poco de culpabilidad.

—A veces la gente no sabe de qué hablar —digo yo para que no se sienta tan mal, pero Ron está muy metido en el tema.

—Es increíble que no te hayan expulsado de Hogwarts, a mí me habrían colgado de las orejas solamente por inflar a, no sé, ¡por inflar a Scabbers!

—Ya que lo dices, al pobre Scabbers no le vendría mal una infladita —comento. Scabbers está sobre la mesa, y se ve esquelético. Le falta pelo en algunas partes. Y pensar que yo creía tener problemas...

—Sí, creemos que Egipto le hizo mal —dice Ron con una mueca, mirando a Scabbers de cerca—. A veces realmente parece muerta, peor que cuando se las enseñé en el tren por primera vez. Pero desmejoró casi de un día para el otro. Y una vez tuvimos que buscarlo por tres horas. Se había escondido en una maleta y estaba comiendo el periódico de papá.

Me siento tan afortunada de tener a Barbas de Merlín, que consigue todo tipo de comida por su cuenta y sobrevive sin mí cuando me olvido completamente de cuidarla. Y no se come mis periódicos. Ahora debe estar paseando por las paredes de la habitación, buscando un lugar húmedo y oscuro para quedarse. Mientras no devore la foto de los Weasley que recorté, todo estará bien.

Percy se levanta de un salto, como si algo pinchudo estuviera debajo de su trasero, y con voz temblorosa anuncia que "ha de irse".

—Al fin —murmuro cuando termina de subir la escalera.

—No sabes lo que ha sido estar cerca de él en Egipto; entre su supuesto trabajo en el ministerio y su novia, yo ya no sabía donde meterme —dice Ron—. Seguramente fue a escribirle a Penelope Clearwaters otra vez. Lo peor es que le dedica un montón de tiempo a eso pero ni siquiera manda las cartas.

Me muerdo el labio y sigo con mi desayuno como si no hubiera oído nada.

Lalalalalalalalala...

No, Francesca, ahora no. Me puedo arreglar sola con esto.

Oh. Es que se hace aburrido aquí cuando actúas normal. ¿Cuánto falta para que veas a George y hagas una tontería?

Ni siquiera mi propia Francesca tiene confianza en mí.

Confío en ti. Sé que harás un buen papelón.

Vete a vivir con los mutantes de las pirámides, Francesca.

Sorprendentemente, no contesta. Pero temo que ella tenga razón.

Leyla y el prisionero de Azkaban | (LEH #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora