Felicity abrió los ojos lentamente, y ya antes de hacerlo se había dado cuenta de lo sensible que estaba, tanto, que juró oír el sonido de sus pestañas despegarse. Se quedó observando el techo un buen rato, haciendo memoria lo que había pasado, pero parecía que le habían sorbido el cerebro con pajita. Se sentía dolorida y un tanto incomoda, a pesar de que la alfombra del mercadillo de en frente en la que estaba tirada era bastante blandita. Con toda la energía que estaba dispuesta a gastar, abrió los brazos con parsimonia y los extendió hacia arriba, intentando sentarse. Maldijo vagamente cuando no despegó la espalda del suelo y buscó otro modo de levantarse. La chica estaba tan cansada que ni ganas de mover un dedo del pie tenía. Como ultima opción, rodó por el suelo hasta acercarse a su cama y agarrarse a la colcha para acabar tirada encima del colchón."Dios, al fin", pensó con los ojos cerrados. Aunque todo se fue al traste cuando las babas pegajosas de Dexter llenaron su cara por completo.
-¡MALDITO PERRO!- gruñó, moviendo las manos para alejarlo de una vez - ¡FUERA!
Pero no se fue, y a Felicity no le quedo otra que levantarse. Llena de saliva arrastró sus pies hasta el baño y se lavó la cara como pudo, intentando no quedarse dormida. Le dolía muchísimo la cabeza y le costaba mantener los ojos abierto. ¿Que narices había pasado?
De pronto cayó.
Corrió torpemente hasta encontrar su monedero y comprobó que estaba vacío. "Mierda, no". Fue hasta la hucha que tenía en su mesa de noche y otro tanto de lo mismo, "joder".
Cubrió su cara con sus manos y se compadeció de si misma. Había perdido más dinero del que podía contar, de nuevo. Aquello tenía que parar de una maldita vez, no podía seguir así. Pero siempre se decía lo mismo y al final acaba igual, vencida por el vicio.
Acto seguido se dejó caer en el sofá e intentó recordar, con todas sus fuerzas, pero todo eran luces y siluetas borrosas. Cuando los recuerdos la dejaron, la lleno la culpabilidad, una sensación que nunca la abandonaba del todo. La misma que la hacía volver a caer.
Tardó un poco en darse cuenta de que su apartamento estaba patas arriba, literalmente. Los sillones estaban tendidos en el suelo, junto a varias botellas de vodka vacías y demás adornos que parecían haber sido golpeados, por no hablar del desastre que era su habitación. "Bueno, por lo menos tendré tiempo para limpiarlo, Rodd no volverá hasta las tres" se tranquilizó, intentando no ponerse histérica. Pero todo aquello se fue a tomar viento cuando fue consciente de que era las tres menos diez. Su pulso comenzó a acelerarse y se le hizo imposible no hiperventilar. El la mataría, si, definitivamente la mataría. Echó a correr de un lado para otro como una posesa, queriendo hacer mil cosas a la vez y no haciendo nada en realidad. Eso mezclado con los ladridos del cachorro que saltaba al su alrededor hacia que ella se pusiese mas y mas nerviosa. hasta el punto de tener que para y contar hasta veinte. Después de eso, tomó al fin el control de la situación y fabricó un mapa mental.Tres minutos depues, todo lo visible estaba recogido y limpio como una patena, justo antes de que la llave de su amigo sonase contra la cerradura de la puerta principal.
Cuando entró, Felicity puso su mejor sonrisa y el la miro extrañado -¿Por que estas tan feliz?- Inquirió.
-Por verte- Respondió la chica, más interrogando que afirmando.
-Ya- Soltó con sorna, escrutándola de arriba abajo mientras se quitaba la chaqueta y la colagaba, buscando algo que no cuadrase. Pero pronto el cachorrito se abalanzó sobre sus pies y se olvidó del tema. Felicity suspiró por lo bajo, lo ultimo que quería es que su amigo se inmiscuyese en sus problemas y actuara como su padre, como solía hacer. O, al menos, como un padre debería actuar en aquellas situaciones.
-Fel- Pronuncio alargando demás su nombre. Estaba demasiado serio, algo ni iba bien- Me ha llamado tu hermano esta mañana.
Esas pocas palabras bastaron para llevarla del nerviosismo al enfado en menos de un segundo.
-¿Y?- Contestó cortante.
-Dice que necesita más, que te lo devolverá- "Para variar", pensó, llena de ira.
-No.
-Felicity, se muere de hambre- Le dijo.
-Ambos sabemos que no se lo va a gastar en comida.
Aunque lo tuviese, no le iba a dar un duro más a aquel maldito bastardo. Nunca. No volvería a cometer ese mismo error, ese no.

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Felicity's faces
RomantikFelicity Rose es una chica con demasiados problemas y, sin mucha gente que se preocupe por ella, es una bomba de relojería. Pero, afortunadamente, él entra en su vida para ponerlo todo del revés y ayudarla a salir de los agujeros que ella misma habí...