Haber vociferado en contra de Zayn fue casi terapéutico, una especie de catarsis para nuestra pobre y problemática relación. Desde entonces no se había suscitado ninguna pelea entre nosotros, ni la más pequeña confrontación. Experimentábamos una sorprendente calma y todo se sentía extrañamente bien, como si esto fuera lo correcto, como si estuviésemos en el lugar preciso.
La mañana siguiente, o como yo prefería llamarle: "el día después del renacimiento", decidí no asistir a la universidad pues no me sentía con el ánimo necesario para ello. Venecia era un lugar pequeño y los chismes corrían rápido, era casi un hecho que a primera hora todos en el instituto estarían al tanto de lo ocurrido y no quería afrontar tal situación, por lo menos no hoy.
El resto del día transcurrió sin mayor exaltación, hasta poco después de las ocho de la noche. Zayn y yo nos preparábamos para dormir cuando él recibió una llamada. Lo que le dijeron no lo hizo muy feliz y tapando la bocina con su mano se giró hasta mí.
—Sam está afuera. Quiere hablar contigo, ¿eso está bien? —volvió a tomar la palabra al ver que nada salia de mi boca—. Ni siquiera debí preguntar. Le diré que estás dormida.
—Zayn, espera —impedí que colocara el teléfono de nuevo en su oído, y tras exhalar profundamente continué—. Está bien, que entre. Veamos que es lo que quiere.
Zayn mantuvo durante algunos segundos la mirada sobre mí, evaluando si mi decisión era conveniente.
—Déjalo entrar —y de esa manera cortó la llamada. Zayn tomó mi mano y juntos iniciamos nuestro camino hasta la estancia—. ¿Quieres que me quede junto a ti mientras él esté aquí? —con un movimiento de cabeza señaló al hombre en el sofá de espalda a nosotros.
—No es necesario, cariño —le sonreí para que se tranquilizara.
—Bien, estaré en la cocina entonces.
Zayn se dirigió al lugar mencionado mientras le dedicaba una mirada envenenada a nuestro "invitado".
—¿Qué haces aquí?
Sam había estado tan concentrado vigilando a Zayn, cuidando que no volviera de la cocina solo a asesinarlo, que no se percató de mi presencia y el sonido de mi voz logró sobresaltarlo.
—Eh... yo... —de un saltó había abandonado el sofá y ahora dividía su mirada entre la cocina y yo—. Él está demasiado calmado, creí que iba a asesinarme en cuanto me viera.
—¿Por qué pensaste aquello? —pregunté tomando asiento en el sofá de una plaza, aunque quizás yo ya tenía la respuesta.
—Bueno, Malik siempre se ha distinguido por protegerte de manera exagerada, rayando en lo enfermizo, era normal que pensara en mi propia muerte al presentarme aquí después de lo ocurrido hace unos días —en ese instante algo pareció haber hecho click en su cerebro y Sam no podía darle crédito—. No le dijiste.
—¿Qué sentido habría tenido? —mascullé entre dientes, no pensaba darle el gusto de verme llorar de nuevo.
—Él me habría roto por lo menos un par de huesos —sus ojos continuaban bien abiertos. La palabra "Anonadado" se quedaba corta para describir el estado de Sam—. ¿Por qué no se lo dijiste?
Me mordí los labios con fuerza. Mi vista viajó lejos del hombre frente a mí mientras sentía el escozor de las lágrimas.
—Porque yo tengo algo llamado gratitud, y a pesar de ese incidente tú siempre fuiste una buena persona conmigo.
—Escucha, realmente lo siento, no sé en lo que estaba pensando cuando dije todas esas estupideces.
Lo miré sintiendo rabia. Él no podía venir a pedir perdón y esperar que se lo otorgara. ¿Quién se creía? ¿Zayn?
—Yo sí sé en lo que estabas pensando. Estabas pensando en salvar tu reputación. Estabas pensando en tu novia. Estabas pensando en ese idiota que se dice tu mejor amigo. Estabas pensando en todo eso mientras le dabas la espalda a la única persona que te brindo apoyo incondicional desde el inicio.
—Terminé con Nina.
Fruncí el entrecejo. Esa no era la respuesta que esperaba.
—¿Y sé supone que debo decir algo al respecto? —lo observé con genuino interés, en los últimos días nada de lo que él decía tenía coherencia.
—La culpa está consumiéndome, Violett, ni siquiera he podido dormir —fue entonces que sin quererlo reparé en sus grandes ojeras.
—No sé porque me estás diciendo esto —me apeé de un salto. Mi compasión por él estaba renaciendo—. Es más, no sé porque continuas aquí.
—Porque aún no obtengo tu perdón —recreó mis acciones y terminó plantándose frente a mí.
—¿Por qué querrías el perdón de una ramera? Eso no tiene ningún sentido.
—Tú no eres eso.
—Es curioso —le sonreí a mis pies descalzos—, porque hace unos días, según tu opinión, yo era eso y mucho más.
—Yo nunca he creído la mierda que sale de mi boca.
—Pues para no creer en ella, vaya, que la defendías con convicción.
—¿Qué tengo que hacer para que me perdones?
Suspiré.
—Escucha, Sam, voy a perdonarte por una simple razón; tengo más mierda por la cual preocuparme, no necesito tenerte detrás de mí rogando por algo de indulgencia.
—¿Y seguiremos siendo amigos?
Reí sonoramente. Iba a extrañar su sentido del humor.
—No, Samuel, a partir de hoy seremos solo un par de desconocidos con un pasado en común, simplemente eso.
Asintió.
—Supongo que es lo justo. Me lo gané por ser un imbécil.
—Te acompaño a la salida —con un ademán lo invité a retirarse y él aceptó.
Al abrir la puerta supe que la noche sería realmente larga; Colton había aparecido.
—¡Violett, Dios! —sus acciones nos tomaron por sorpresa a todos. Burló a Paul y Preston y prácticamente empujó a Sam lejos para poder abrazarme—. ¿Estás bien? Acabo de enterarme. ¿Te hicieron algo?
Colton hablaba demasiado rápido por lo cual logró aturdirme. Cuando finalmente me liberó de su abrazo, llevó sobre mí un estudio arduo, buscando alguna lesión.
—Estoy bien, gracias por preguntar —me alejé varios centímetros. Su cercanía me incomodaba.
—Me alegra tanto escuchar eso —pero él aún parecía exaltado—. Estaba en Milán, arreglando algunos documentos para mi traslado cuando Giancarlo me llamó contándome la terrible noticia. Lo siento mucho.
—Aprecio tu preocupación y me encantaría seguir hablando contigo pero realmente necesito dormir. Los días pasados han sido difíciles.
Colton asintió excesivamente.
—Por supuesto, descansa, Violett.
En cuanto el se dio la vuelta y siguió el caminó que Sam, segundos antes tomó, lejos de mi vista, me dirigí a Paul.
—Que nadie más interrumpa, no importa si es la misma Reina de Inglaterra.
—Entendido.
El miércoles por la mañana finalmente salí del departamento de Zayn, el cual él se empeñaba en que llamara como "nuestro". Intenté asistir a la universidad sin mis guardaespaldas pues veía innecesaria su presencia pero Zayn no accedió, aunque después logré convencerlo de ser simplemente nosotros dos al estar en Londres y aunque al inició se negó terminé convenciéndolo.
Al contrario de lo que creí que ocurriría, mis compañeros de escuela y profesores fueron bastante respetuoso con mi tragedia, e incluso existieron algunos que sintieron tal sacrilegio como suyo propio. Esta era la clase de empatía que esperaba de mis colegas.
Después de mucho esperar el viernes finalmente llegó y con él, el inicio de uno de los fines de semana más importantes de mi vida.
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My Favorite Neighbor
Fanfiction¿Cuánto tiempo puede resistir el amor a la distancia? O mejor aún, ¿cuánto puede resistir al abandono? Violett está segura que toda una vida. Pero toda su vida da un giro de 180º cuando decide ir al Liceo De Artes De Venecia y conoce a su nuevo veci...