Día 6.1

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Aunque el hombre lo negara, lloraba en las noches. Fingía que no tenía importancia, pero no era así, la quería, la deseaba. Le había prometido que la cuidaría si huía con el, en busca de un lugar mejor.

La esencia de la chica que murió frente de él se quedo atrapada en su cabello y con sofocante delicadeza se deslizaba lentamente hacia su cuero cabelludo y se infiltraba en su cabeza, culpándolo, haciéndole sentir como si el hubiese jalado el gatillo.

Támara y su esposo casi siempre dormían en la camioneta hasta que llegara el turno de Theo para vigiliar, después, Támara y de nuevo Rob, así hasta el amanecer. Pero esa noche era calurosa. Solo tenían una casa de campaña así que decidieron dormir todos bajo las estrellas. Pero esa noche, ninguno cerró los ojos.

-¿Escucharon eso?- susurro Rob, atento a que lo que sea que lo hubiera alarmado hiciera aquel ruido otra vez.

Támara se quedó en silencio, quieta, también escuchando. Theo, fue inmediatamente a la camioneta y tomó la escopeta, atento a que nada se le acercara.

El ruido se escucho más cerca. Ramas, hojas, tierra... Una respiración.

-¿Quién está allí?- preguntó en un susurro Támara, como si fuera una niña que le teme a la oscuridad. Pero el ruido se escucho más fuerte, como si eso estuviera justo detrás del arbusto frente a ellos.

-¡Sal!- gritó Rob, también apuntado con una pequeña pistola plateada- o dispararemos...-

Un grito que hizo apretar los dientes de Támara, se escucho y se disperso por todo el lugar. Era tenebroso, lleno de necesidad y desesperación, casi como si pudieras escuchar como su garganta se desgarraba.

El grito resonó de nuevo, esta vez más largo y cerca. Támara no lo resistió más, tenia miedo hasta de su sombra desde lo que pasó y trataba de sentirse segura de algún modo, y de un salto, también se puso de pie, tomó el arma que solía pertenecerse a su hermana, la cargo y apuntó hacia el bosque. Temblando como una hoja de otoño apuntó de caer.

El ruido de las hojas se hizo más rápido, casi como si la criatura estuviera huyendo.

Grito, tras grito, tras grito, mientras las hojas crujían bajo sus pies

-¡Por favor!- imploraba mientras perdía el aliento -¡ayuda!- y al salir a la calle. Los encontró

-¿Mariza?- dijo el

-Theo- murmuró ella

-¿Theo?- preguntó la otra ella- ¿Mariza?-

Nothing was the same 2.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora