Pocas palabras pero ya no tienen marcha atrás. Pocas palabras que me han doblado la vida en dos, sin tener en cuenta ni mis pensamientos, ni mis esperanzas, ni mis sueños. Pocas palabras sin conciencia de la destrucción que dejan a su paso.
Me despiertan, y me despierta con un golpe súbito, me dejan sin aliento, veo mi vida partida en dos sin poder hacer nada para cambiar lo que es la realidad ahora.
"Tienes cáncer"
Solo son dos palabras, pero con el poder de destruir todo a su paso, el mundo se detiene, las lágrimas aparecen en segundos, pero parece que hemos estado allí toda la eternidad. Un a mano tomando la de mi mama, la otra tomando la de mi papa, el brazo de mi hermano sobre mi hombro algo en común, todos tienen las mismas lágrimas que yo, todos atrapados en el mismo tiempo que se detuvo y en el que nos cambió la historia.
Cuando lo recuerdo, pienso que es el momento en el que mi mundo se detuvo, y el de todos los demás siguió su camino. Las enfermeras siguieron caminando, un celular sonaba en el pasillo, mis amigos en sus vacaciones siguieron con el cóctel que tomaban en la piscina en ese momento; ¿y yo?, yo me siento en la cama del hospital, el cuarto gris con su franja azul, tengo frío, se olle el ruido de la calle la gente pasando, los buses y los carros andando, y yo congelada en ese momento inmortal en el que una lágrima me cae por la mejilla y me anuncia que mi mundo se detuvo y ya nada va ser igual.
Hace algunos días me sentía muy bien, el día transcurría casualmente, el sol sobre la piel, las ilusiones intactas, el corazón en una sola pieza; un día normal. Pase por el hospital con una de mis compañeras a hacer la historia clínica de nuestro paciente, un joven de 17 años que tiene cáncer, lo escribimos en la historia clínica; esto pasa todos los días, esas palabras se escriben muchas veces. Me siento conmovida, tiene 17 años, yo tengo 19, estamos muy cerca podría ser yo. Eso fue lo que pensé unos días antes, e increíblemente hoy, esta tarde en particular, alguien más es el que escribe estas mismas palabras que esta vez cambian mi destino.
Mi familia me rodea hoy, todos dentro del mismo momento que nos cambia la vida, nos tomamos de la mano y lloramos, rezamos y nos abrazamos; cada uno dándole apoyo en un circulo que nos mantiene de pie. Hoy en un día que siempre recordaré y también es el día que tengo que olvidar lo que dejó atrás agradecer a Dios lo que aun tengo y llenarme de esperanza y fe al mirar al futuro, porque de otra manera no seré capaz de enfrentarlo.
Ahora es imposible detener lo que se avecina, comienza el tratamiento sin darme un solo momento para vivir una experiencia más, un momento mas al aire libre, otra tarde bajo el sol. Comienza una larga carrera, una en la que voy a tener que poner todas mis fuerzas. Tengo miedo, tengo mucho miedo, me rezo un Padre Nuestro con más devoción que la que he tenido en todos mis años de vida. No se ni siquiera como reaccionar, porque simplemente no esperaba ser yo la que estuviera en el lado de la estadística que representa a los casos anuales de leucemia en adultos.
Me subo en una ambulancia por primera vez en la vida, la alarma me ensordece y cuando para, es porque llegué al hospital que será mi hogar de aquí en adelante. Me ingresan y me dan un cuarto con una cama, un televisor, el baño y un sofá, miró alrededor y no puedo creer que vaya tener que pasar ahora meses de mi vida en esa pequeña habitación.
Todo estaba bien, es increíble cómo uno puede seguir viviendo sin darse cuenta de que está muriéndose. Era semana santa, yo estaba de vacaciones, estaba en la finca peleando con mi mama porque no quería ayudar con las tareas de la casa, me estaba doliendo el abdomen y decidimos ir a la clínica para saber qué pasaba porque el dolor iba en aumento y me lleno la piel de puntos rojos, llamados petequias. Mi cerebro de estudiante de medicina intenta hacer un diagnóstico, pero borra de la lista todas las posibilidades que involucran cáncer.
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En Tus Manos Encomiendo Mi Espíritu
SpiritualEste es el testimonio de vida de Laura, una joven que a los 19 años, se enfrenta a una leucemia. Ella cuenta como en el dolor renace cada día el Amor, la Alegría y la Esperanza. Enriquecedor para todo aquel que viva o esté viviendo un duelo, una enf...