almas desafiantes

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CAPITULO1: 1930

Me siento confundido, enojado, aterrado pero mas que nada me siento adolorido. En los muchos años que llevo en este mundo jamás había experimentado tanto dolor como en estos momentos. Odio esto. Odio este sufrimiento, esta vida. Me odio a mí por no poder deshacerme de ella, mi alma es la única cadena que me ata a este infierno. Muchos podrían ver la inmortalidad como una especie de don, pero yo la veo como un castigo terrible. Ojala se pudiera eliminar con un simple movimiento de dedos, pero no lamentablemente viene incluida en el combo de “mitad vampiro-mitad humano” Ahora me veo tirado al lado de la cama de mi amada, Catherine, desnutrido, aspirando lo más posible el aroma a margaritas y pan casero que dejo impregnado en sus sabanas. Me doy asco, me odio. Mi miserable vida perdió todo el sentido que tenia ahora que Catherine se ha ido. Ella era lo único que me alentaba a despertarme en las mañanas. Ahora estoy destruido hasta el punto de no poder parpadear sin que el dolor vuelva a asecharme .Pero yo no hablo de un dolor físico, si no de algo mucho peor. Es un dolor insistente que se aferra a mi corazón como pegamento industrial de alta gama, que se infiltra en mi cabeza repitiéndose en todos mis sueños y pensamientos, hasta confundirse con la realidad, y que ha llegado a notarse en mi cuerpo, en mi expresión seca y ambulante, en mis ojos negros y lagrimosos y en la forma en que parezco un esqueleto andante al caminar. ¡Maldita sea, quiero deshacerme de esto!.Mientras maldigo nuevamente para mis adentros, la pálida mano de mi hermano gemelo, Jack se posa sobre mi hombro. Si hay una única cosa en el mundo que odio tanto como a mi mismo ese es Jack. El imbesil se interpuso entre mi amor con Catherine, juraba amarla tanto o más que yo, era un mentiroso. Únicamente lo hizo por lo mismo de siempre: competencia. Desde que tengo memoria jamás he podido compartir nada con mi hermano sin que se tornara una absurda competencia, y cuando obtengo algo que el nunca ha recibido; amor; decide arrebatármelo. Para colmo parece inmune ante la muerte de el supuesto” amor de su vida”. Es un maldito envidioso. El no la amo, jamás amo a nadie. La palabra amor no figura en su historial de vida, en el mío si. Es por eso que siempre fue tan competitivo: envidia. Le clavo mi mirada en sus ojos y el me devuelve el gesto con cierta expresión de cariño en el rostro. Eso me enfurece el triple. Me saco su asquerosa mano del hombro de la manera más despreciable que encuentro, quiero hacerle saber que estoy enfadado con el.-Tu nunca la amaste- -Leo, hermano…mírate nada mas, das asco- Habla ignorando por completo mi comentario. Lo odio casi tanto como a mi mismo-¿Qué no me oíste?- -Deberías comer algo-Continua ignorándome. -¿Para que Jack? De todas maneras me mantendré vivo. Haga lo que haga me quedare aquí existiendo sin razón alguna. Lo único que amaba era a ella y la muerte me la arrebato, mi vida no tiene sentido ¡Yo no tengo sentido!- Mis ojos están llenos de ira y mi alma hierve de furia. No puedo evitar que mis colmillos salgan a la luz.¡ Ho Dios hacia tanto que no los sacaba!, esto se siente estupendo… -Leo cálmate- Me ordena¿ quien rayos se cree para darme ordenes a mi? Cada uno de sus comentarios aumenta mi cólera.-¡No me des ordenes Jack, no entiendes lo que siento ahora!-Derepente una pequeña gota me cae por la mejilla. Mi parte humana esta interactuando en este momento. Los vampiros puros no lloran, no pueden. No porque no se sienten heridos si no porque su cuerpo no se lo permite. Cuando de verdad se les rompe el corazón se desatan como una especie de bestia. Salen a morder humanos. Yo puedo hacerlo también y en verdad, me resulta muy placentero pero aprovecho que tengo control sobre mi y no lo hago, no quiero que mas gente quede ligada a este infierno como yo.

-Yo tambien la amaba- Este sujeto definitivamente quiere sacarme de las casillas. 

-¿A quien engañas con ese juego Jack? Mejor enterate de una buena vez que jamas cai en tus trucos. ¿Porque continuas con esta mentira? Ya esta, Catherine a muerto y con ella mi esencia, no tendras que preocuparte por superarme ni areebatarme lo que me pertenece nunca mas.

-¿ Lo que te pertenece? Leo, Catherine no era de nadie. Ademas, yo jamas intente arrebatarte nada. No es mi culpa haberme enamorado de la misma mujer que tu- Ya esta, ese comentario colmo mi pacienecia, siento como mis musculos tiemblan de ira.

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