Capítulo 5

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Salgo de aquel espacio reducido, el olor a aseo de instituto me va ahogar al final. Pero mis pies me paran al recordar algo, y vuelvo hacia ese enano.

-Ah, otra cosita campeón. Como le digas a alguien una palabra de esto, voy a hacer que tu estancia aquí sea aun más insoportable de lo que lo va a ser. ¿Entendido?

Sonrío satisfecho al ver como asiente frenéticamente. Aun lleva mi escupitajo en la cara y es tan asqueroso que me resulta hasta bonito. El miedo que refleja su cuerpo diminuto me confirma que no va a ser capaz de decírselo a nadie, lo que me permite salir de ahí y cerrar de un portazo.

Mierda. ¿Ahora que hago? Se supone que lo he acompañado... Me paso las manos por el pelo, frustrado. Vamos a ver... Puedo llevarlo a rastras hasta la clase y decir que ya esta, que ya ha arreglado lo que tenía que arreglar. Pero no. No, no es buena idea. La gente vería lo asustado que esta y sería muy obvio que el culpable he sido yo.

Decido irme a los otros aseos, los grandes, para encerrarme en uno y ver esa foto. Como se haya roto... Dejo escapar un suspiro de alivio por mi boca cuando compruebo que está en perfecto estado. Acaricio la imagen con la yema de mi pulgar y no puedo evitar llevármela a los labios para darle un beso.

James, se te está yendo de las manos. No es ella, no es la verdadera. No le des besos a una simple foto, por favor.

Cierro los ojos y dejo escapar el aire que no sabía que estaba conteniendo.

No puedes seguir así, ¿te ayuda en algo pegarle a ese pobre chico?

Oh, sí. Claro que me ayuda. Es mucho mejor soltar adrenalina con él que con cualquier mueble que no puede demostrar lo asustado que está.

Vale, perfecto, sigue torturándole. Luego atente a las consecuencias, macho alfa.

Me tiro de las raíces del pelo y grito. ¿Ahora tengo que pelearme con mi propia consciencia? A la mierda todo. Justo cuando abro la puerta del aseo, David entra algo raro. Espera, ¿va colocado?

-¿David? ¿Qué haces aquí?

-Eh tío, me alegra verte. Esos caballos vienen a por mí. Van a... -cierra los ojos y, si no fuera porque lo he sujetado de los brazos, se hubiera comido el suelo- ¡Viva América!

Vale, va hasta arriba. ¿Pero que cojones es eso que lleva en la mano?

-Tío, ¿qué haces con esto? -exclamo arrebatándole la bolsa llena de polvos blancos que llevaba en la mano- ¿Sabes que si te pillan con esto te encarcelan, gilipollas? -tiro de él hacia dentro y vuelvo a cerrar la puerta.- ¿Cuántos te has fumado?

-Eh... Tío, tranquilízate. Tómate uno y relájate. Ese es el lema.

Contengo el puñetazo que debería haberle propinado cuando ha entrado tambaleándose por esa puerta y hago que me mire, aunque sus ojos estén perdidos Dios sabe dónde.

-Escúchame, tienes que deshacerte de esto. – respiro hondo y vuelvo a pasarme las manos por el pelo, una y otra vez, como he hecho hace unos minutos.

Miro la bolsa que tengo en las manos y gruño. ¿Qué hago ahora con esto? Abro la puerta, mirando hacia ambos lados para asegurarme de que no hay nadie y corro hasta fuera del instituto. Voy andando como si todo estuviera en orden hasta detrás del gimnasio y allí, que no hay cámaras ni nadie me pueda ver, tiro la bolsa fuera del instituto. Vuelvo dentro del edificio, donde está David. Cierro la puerta de nuevo y me agacho para quedar cara a cara con él, que esta tirado en el suelo como una puta alfombra.

-Eh, tío, escúchame. –cojo aire cuando su cabeza no para de ir de un lado a otro y la cojo para que me mire a los ojos- Escúchame, David, voy a sacarte de aquí. Tienes suerte de ser de las pocas personas a las que solo les tengo un poco de asco. – tiro de su brazo para que se levante – A ver, voy a decir que te encuentras mal, ¿sí? Y voy a ver si consigo que me dejen llevarte hasta "tu casa". Tú no digas nada, yo me encargo. ¿Me escuchas?

Suspiro y tiro de él hacia fuera. No se yo como saldrá esto...

Lo llevo cogido hasta conserjería y doy gracias de que no nos hayamos cruzado con ningún profesor por el camino.

-Perdone, ¿podemos llamar a sus padres? He salido de clase para ir al aseo y allí me lo he encontrado vomitando y mareado. No se encuentra muy bien que digamos.

-Vamos a ver, ¿habéis avisado a vuestros profesores? – me pregunta la conserje no muy convencida, dándome la lista de teléfonos.

-Sí, claro. Están todos avisados.

Voy hacia el final del pasillo donde está el teléfono fijo y "llamo" a su madre. Menos mal que no hay ningún profesor cerca para escuchar mi conversación falsa. Seguidamente finjo que llamo al número de su padre. Vuelvo hasta el banco de la entrada donde está David, mirando el techo como si estuviera cubierto de oro.

-No han contestado ninguno de los dos y he llamado varias veces. Sus padres están divorciados y tienen un horario muy parecido de trabajo. – le informo a la conserje, esperando que cuele.

-Pues entonces tiene que quedarse aquí.

-¿No puedo acompañarle yo hasta su casa? Le prometo que vuelvo en cuanto lo deje en su casa y consiga contactar con algún familiar suyo para saber que alguien lo vigile por si se pone peor.

James, aquí es cuando los tatuajes no te ayudan en nada. No transmitís confianza, ni tu ni tus ellos.

-Bueno... - contesta después de varios minutos pensándoselo- Pero solo porque se encuentra fatal. –dice llevando su mirada hasta David. Asiento y tiro de él hacia fuera de este edificio que va a acabar con la poca cordura que me queda.

***

-James, ¿dónde te has metido? Me he enterado de que no es solo que no has aparecido en mi clase, es que has faltado a las dos siguientes.

Joder, no podría haberme cruzado con otra profesora, no. La de castellano tenía que ser.

-Me he encontrado a David en uno de los aseos, vomitando y apunto de desmayarse. Nadie contestaba al teléfono, ni su madre ni su padre, y lo he acompañado a su casa. Hasta que no ha venido su abuela – es decir, hasta que no se ha quedado dormido y hasta que parecía que no se había fumado media bolsa de María – no he podido irme de allí. Estaba demasiado mal como para dejarlo solo. – me rasco la nuca al acabar el discursito y le miro.

-Bueno, que conste que me lo creo porque en conserjería me han dicho lo mismo. ¿Njord ha encontrado secretaría? ¿Lo has acompañado?

Ostia, es verdad.

-Sí, ¿no ha vuelto a la clase luego?

-No, pero ya he hablado con él. Dice que se ha entretenido hablando con la directora.

Buen chico, Njord.

-Vale. Adiós.

Salgo a toda leche de ahí antes de que me pregunte más cosas. Esa tía siempre me pilla.

Durante el recreo todos preguntan por David excepto Alen. Él es el más listo de aquí, así que supongo que sabrá lo que le pasaba. Por eso le he preguntado, a solas, que quién le había pasado la marihuana, pero él tampoco lo sabe.

Por suerte para mí en las siguientes clases no me ha tocado con ese crío. No se si hubiera aguantado la rabia que me da verlo. Cuando ha llegado la hora de irse la profesora de la última clase me ha cogido a parte y me ha preguntado por David. ¿Aquí lo conoce todo el mundo o qué? Al final ha resultado que esa es la profesora de la que tanto me hablaba David, que era hija de la prima de su madre o no se que mierdas. Le he dicho que tenía temblores y estaba vomitando y eso, y parece que también ha colado. Por lo demás, todo ha seguido su ritmo constante y monótono.

Solo espero no llevarme más sorpresas, al menos por hoy, porque no lo soportaría. Con el niñato ese que a saber de donde ha sacado esa foto y la droga en el organismo de David tengo suficiente hasta mañana.

Él, Ella Y ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora