Narra Kat
Hacía dos días que no veía a Luke, pero eso no me extrañaba tanto como el no haber recibido noticias de Calum. Había supuesto que insistiría en los detalles, pero nada más lejos de la realidad.
En cuanto a Luke... creía que vendría a hablar conmigo y simplemente a pasar el rato. Pero no. No se había dejado ver.
Tal vez estaba pensando en lo que hablamos... Sólo esperaba que luchara. Ahora no podía estar sin Luke. Era un pilar fundamental en el edificio que era mi vida. En estos momentos daba mucho de que desear.
Eso de llamarle había funcionado la última vez. Y primera. De momento no quería molestarle. Cualquier cosa que estuviera haciendo sería importante, como siempre.
Por eso temía que pasara demasiado tiempo conmigo. Tal vez se cansaría de mí. No es que yo fuera muy... emocionante, por llamarlo de algún modo. A él le iba eso de ser temerario, y vivirlo todo al máximo riesgo posible. Yo era todo lo contrario.
Decidí sacar todo lo que tenía dentro de mí de la forma que mejor sabía hacerlo : dibujando.
Me dejé caer sobre la silla de ruedas, acercándome al escritorio y abriendo el cajón que tenía a la derecha. Metí la mano esperando encontrar con facilidad los rotuladores junto con el lápiz, pero en su lugar toqué algo diferente. Parecía grande, y mis dedos se deslizaban con facilidad por él...
Fruncí el ceño, mirando en esa dirección. Lo acabé sacando porque me entraban ansias y no podía verlo muy bien en esa posición.
Grité, llevándome la mano a la boca y propulsándome hacia detrás un poco, queriendo huir del maldito calendario que volvía a estar enfrente de mí.
-- Lo había tirado. Lo tiré. Lo hice. -- murmuré, mirando en todas direcciones.
¿Había bajado la temperatura, o sólo eran paranoias mías?
Me miré la piel de los brazos, pero no estaban de gallina. Sólo eran cosas mías. Estaba sola.
-- ¿¡Kaaaat!? -- resonó una voz muy distante.
-- Em... em.... -- miré a ambos lados, sin saber qué hacer.
¿Pero tenía que hacer algo?
-- ¡Hola! -- tomé un respiro. -- ¡Hola! -- repetí, levantándome y abriendo la puerta.
-- Ya estoy a... -- de pronto algo golpeó una pared, y su voz dejó de oírse.
Me encogí sobre mí misma al oír ese ruido. ¿Ese era Ashton?
-- ¿¡Ashton!? ¿Estás bien? -- bajé corriendo las escaleras, cogiéndome de la barandilla y mirando mis pies para darme más seguridad de que no caería. -- ¿Qué ha...? -- me detuve en seco, sometiendo a mi cuerpo a un parón demasiado brutal, porque caí de espaldas, con el brazo por debajo en un intento por detener el impacto.
Gemí un tanto alto, sintiendo mis dedos de la mano palpitando a gran escala. Suspiré muchas veces, tratando de calmarme y de hacer que el dolor decreciera.
No es nada. No es nada.
-- Kat, no has cambiado mucho en estos dos meses, ¿verdad? -- preguntó alguien a quien no había oído en mi vida.
Me sobresalté, echándome hacia atrás instintivamente.
Era un chico de aspecto envejecido, a pesar de que no debería tener más de 25 años. Tenía una barba abundante y negra, los ojos cansados y poco abiertos, y el pelo poco ondulado recogido hacia detrás en una coleta baja. Por lo demás imponía bastante.
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No confies en los fantasmas || Luke Hemmings
FanficSolo una chica normal, en una casa no tan normal.