Un jueves de verano Ann buscaba desesperadamente por todo el campus universitario su anillo, el que su abuela le había regalado cuando cumplió quince años, un tesoro invaluable.
Sentada en una de las mesas de la cafetería resignada a no encontrarlo, como de rayo recordó habérselo sacado en el salón de música.
- Claro me lo saque y lo puse junto a las partituras- se dijo, tomo la mochila y corriendo por los pasillos vacios llego al salón, entro busco con la mirada el lugar que ocupaba y junto a las partituras un anillo brillaba, la cara de Ann se ilumino con una gran sonrisa, estaba tan feliz que no se percato de la presencia de Jean, el capitán del equipo de futbol soccer de la Universidad uno de los chicos mas populares además de inteligente, el sueño de cualquier chica.
- Ann se te tiro esto- mostrando la copia de crepúsculo, Ann estaba anonadada, su cerebro en ese momento se fue de vacaciones, no sabia que contestar.
- Ann te encuentras bien te vez pálida. Dijo Jean dando unos pasos hacia ella mientras la puerta se cerraba.
En un vuelo relámpago el cerebro de Ann regreso – si estoy bien, es solo que me asustaste, creí que no había nadie a estas hora en la escuela. Dijo ella al fin
- Pues si solo quedamos tú, Juan el conserje y yo. Estiro el brazo ofreciéndole el libro pero este cayó, como escena de película romántica los dos se agacharon a recoger el libro, sus miradas se encontraron y en ese preciso momento se escucho un clic señal de que Juan había cerrado el aula con llave, los dos se levantaron al mismo tiempo golpeando sus cabeza –AUG gritaron mientras caían de espaldas, se masajearon la frente los dos.
- Eso dolió. Dijo Jean quejándose.
- Ni que lo digas se nota que tienes una cabeza dura
- Pues yo podría decir lo mismo de ti replico Jean y los dos empezaron a reír, él se levanto tendiéndole la mano para ayudarla. Jean fue a la puerta comprobando que tenía la llave puesta.
- Esta cerrado. Gruño
- Lo suponía, ni intentes gritar, el salón esta recubierto de un material especial que no deja salir ni un sonido al exterior.
- Rayos y eso.
- Se nota que no nos escuchaste tocar en los inicios de la banda, sonábamos como vacas desafinadas, horrible- sacudiendo la cabeza tratando de librarse de ese recuerdo- y como era de esperar los maestros se quejaron, al maestro no le quedo de otra que recubrir las paredes.
- Entiendo, se quedo pensativo mientras recorría el salón ideando una manera para salir, a su mente llego una brillante idea, su celular llamaría a Matías su amigo, saco su celular pero estaba muerto.
- Maldición, no hay señal y ¿en el tuyo?
- Tampoco, contesto Ann
- Pero si no lo haz visto
- No necesito verlo también el salón tiene un aparato que bloqueada la señal de los celulares.
- Por los mil demonios, ¿porque?
Ann apenada contesto – es mi culpa los miércoles, día de ensayo suele jugar mi equipo favorito de futbol entonces Andrew me lo narraba y cuando anotaban gol no pude contenerme y grite en medio de un ensayo, por decima ocasión esto molesto al profesor comprando dicho aparato, para bloquear la señal además que me suspendió un mes de la banda.
- Te gusta el futbol, cuestiono el.
- Si me encanta y como no tengo tres hermanos y un padre súper futboleros, lo traigo en las venas, mostrándole el antebrazo.
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El anillo, un libro y dos besos
Short StoryUn relato corto donde un descuido provoca un encuentro que cambio sus vidas.