Caso 21» j.b

Capítulo 19. {Parte II}

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- ¿Qué nombres te gustan a ti?

Elisabeth repitió la frase. Estaban sentados en el sofá mientras veían la televisión.

- Primero tendríamos que saber el sexo del bebé, ¿no?

- Ya, pero... no sé. Por ejemplo, si fuera chica, ¿que nombre te gustaría?

Justin se quedó pensando.

- _______ es bonito. - Elisabeth lo miro con una mirada desafiante. - O Anna. Anna es bonito también.

- Anna me gusta mucho. ¿Y nombres de chico? Niccolas es precioso, ¿tu que opinas?

Justin no dijo nada. La verdad es que no había escuchado lo que había preguntado. En ese momento no le apetecía hablar sobre ello. Estaba a punto de perder su trabajo y en ese momento era lo único que le importaba. Elisabeth acarició su mano y luego le depositó un beso en la mejilla.

- Vas a ser un padre perfecto, te lo prometo.

- No lo sé, Elisabeth.

Ella le miró fijamente a los ojos y se levantó del sofá. Después se arrodilló frente a él y agarró sus manos con las suyas. Justin no sabía lo que Elisabeth estaba haciendo. No sabía que le iba a decir, y quizá esa es la parte que más miedo le daba.

- ¿Qué haces? -Justin sonaba tan aterrado que Elisabeth puso una mueca.

- Sólo te lo voy a decir una vez, Justin. Y sólo te lo voy a pedir una vez porque no creo que tenga fuerzas suficientes cómo para hacerlo una segunda vez - Justin no entendía lo que pasaba y su cara se estaba descomponiendo a medida que su novia hablaba. - Justin, no me dejes sola. No lo hagas porque te quiero demasiado como para que te vayas. Te quiero, te quiero, te quiero maldición.

Elisabeth se levantó del suelo y se sentó al lado de Justin. Su cara estaba sonrojada y sus ojos estabas vidriosos y oscuros.

- ¿A qué te... - Elisabeth lo cortó.

- Cállate y escúchame por una vez. Piensa por una vez en tu familia. Tengo miedo. Mucho miedo a que prefieras tu trabajo antes que a nosotros - Elisabeth tocó su abdomen y eso partió el corazón a Justin.

- Yo...

* * *

Veinte horas restantes

________ se puso una sudadera roja encima de la camisa negra escotada. Eran las cinco de la mañana y la temperatura había bajado todavía más. La vivienda era un sitio frío para estar, solo tenía luz y agua, pero no tenía caldera para calentar el lugar. ________ miró el reloj e hizo unos cálculos rápidos. Le quedaban un poco más de veinte horas para que Giovanni la intentara matar, pero no tenía miedo a aquel tipo, aunque sabía que se merecía aquello. Había sido una perra utilizándolo para salir de prisión y luego se había marchado dándole una paliza, pero más tarde el propio Giovanni la había ofrecido ayudarla y unirse a él.

_______ rió. Parecía todo una broma.

________ alcanzó la carpeta que había cogido del edificio con los documentos. Fue pasando uno por uno revisando su perfil. Era una mujer de veintitrés años, casada y con una hija. En ese momento no trabajaba ya que había dejado su trabajo de policía para cuidar a aquella niña.